Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 17, Sábado
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Ciertamente me ha enviado el Señor a vosotros, a
predicar estas palabras * Escúchame, Señor, el día de tu favor * Herodes mandó
decapitar a Juan, y sus discípulos fueron a contárselo a Jesús
Textos para este día:
Jeremías 26, 11-16. 24:
En aquellos días, los sacerdotes y los profetas dijeron a los príncipes y al pueblo:
"Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como lo
habéis oído con vuestros oídos."
Jeremías respondió a los príncipes y al pueblo: El Señor me envió a profetizar
contra este templo y esta ciudad las palabras que habéis oído.
Pero, ahora, enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, escuchad la voz del
Señor, vuestro Dios; y el Señor se arrepentirá de la amenaza que pronunció contra
vosotros.
Yo, por mi parte, estoy en vuestras manos: haced de mí lo que mejor os parezca.
Pero, sabedlo bien: si vosotros me matáis, echáis sangre inocente sobre vosotros,
sobre esta ciudad y sus habitantes. Porque ciertamente me ha enviado el Señor a
vosotros, a predicar a vuestros oídos estas palabras."
Los príncipes del pueblo dijeron a los sacerdotes y profetas: Este hombre no es reo
de muerte, porque nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios." Entonces
Ajicán, hijo de Safán, se hizo cargo de Jeremías, para que no lo entregaran al
pueblo para matarlo.
Salmo 68:
Arráncame del cieno, que no me hunda; / líbrame de los que me aborrecen, / y de
las aguas sin fondo. / Que no me arrastre la corriente, / que no me trague el
torbellino, / que no se cierre la poza sobre mí. R.
Yo soy un pobre malherido; / Dios mío, tu salvación me levante. / Alabaré el
nombre de Dios con cantos, / proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.
Miradlo, los humildes, y alegraos, / buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. /
Que el Señor escucha a sus pobres, / no desprecia a sus cautivos. R.
Mateo 14, 1-12:
En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús, y dijo a sus
ayudantes: "Ese es Juan Bautista que ha resucitado de entre los muertos, y por eso
los Poderes actúan en él". Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había
metido en la cárcel encadenado por motivo de Herodías, mujer de su hermano
Felipe, porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería
mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le
gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre,
le dijo: "Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista". El rey lo
sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó
decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a
la joven, y ella se la llevó a su madre.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.
Homilía
Temas de las lecturas: Ciertamente me ha enviado el Señor a vosotros, a
predicar estas palabras * Escúchame, Señor, el día de tu favor * Herodes mandó
decapitar a Juan, y sus discípulos fueron a contárselo a Jesús
1. ¿Merece o No Merece la Muerte?
1.1 La primera lectura, del libro del profeta de Jeremías, nos deja ver un momento
dramático del ministerio de este hombre de Dios, enfrentado por las circunstancias
a decir lo que nadie quiere oír y a no poder callar lo que sabe que sólo le atrae
enemistad y persecución.
1.2 Las cosas alcanzan una tensión máxima cuando empiezan a deliberar si
Jeremías merece o no la muerte. Algunos dicen que sí, presentando al profeta como
un enemigo del templo, y por lo tanto, como enemigo de Dios y de la Ley; otros en
cambio dicen que no puede merecer la muerte porque precisamente ha hablado de
parte de ese mismo Dios. Las cosas se dan de tal modo que el profeta mismo poco
puede hacer y casi le toca convertirse en espectador angustiado de las
deliberaciones y decisiones de otros sobre sí mismo.
1.3 Por otra parte, es interesante ver cuáles son las partes a favor o en contra de
Jeremías. En contra van los sacerdotes (que ven disminuirse el culto en el templo,
por las críticas de Jeremías a la hipocresía de ese culto) y van los demás profetas
(que pierden popularidad al ser denunciados como farsantes que sólo endulzan el
oído de la gente). A favor van "los jefes," especies de líderes por tribus y "el pueblo
entero." Es en cierto modo, la gente, el sentido de la fe de la gente, quien percibe
que Jeremías lo está arriesgando todo, hasta su propia vida, por ser fiel al Señor.
Eso lo salvará.
2. Frutos de un Corazón Dividido
2.1 Herodes oía con agrado a Juan, pero no le obedecía. Su corazón, pues, estaba
dividido. Herodes oía a Juan y su conciencia despertaba en lucidez; oía a Herodías,
su amante, y se embriagaba en pasión. Forcejeaba entre la lucidez y la pasión, se
dividía entre lo que podía disfrutar ya en las delicias de su amorío turbio, y lo que le
daría paz para mañana y siempre, en la dulzura de una conciencia limpia. Estaba
dividido.
2.2 Y de su división nació muerte. De su división salió la división entre el cuerpo y
la cabeza de Juan. Incapaz de obedecer a su amigo, lo mató. Incapaz de
escucharlo, le silenció. Incapaz de seguirlo, lo detuvo primero en la cárcel y lo
encerró después en las paredes de la muerte.
2.3 También a nosotros nos acecha el mal del corazón dividido. Tenemos el corazón
dividido cuando empezamos a escoger qué nos gusta o qué nos conviene de la
enseñanza de la Iglesia. Estamos divididos cuando aplaudimos al Papa y no le
hacemos caso. Nos tienta la división cuando hacemos una moral para uso propio o
cuando defendemos ciertos principios en ciertos ambientes mientras callamos,
cómplices, ante otras personas.
2.4 ¡Juan, Juan! ¡Por mérito de tu martirio, por fuerza de tu plegaria, líbranos de un
corazón dividido!
Fr. Nelson Medina, O.P.