Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Agosto 4
Memoria de San Juan María Vianney, Presbítero
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Te he puesto como centinela del pueblo de Israel *
Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey. * Al ver a la multitud,
se compadeció de ella
Textos para este día:
Ezequiel 3, 16b-21:
El Señor me habló y me dijo a mí, Ezequiel:
«Hijo de hombre, yo te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Cuando
escuches una palabra de mi boca, se la anunciarás de mi parte.
Si yo le digo al malvado que es reo de muerte, y tú no se lo adviertes para que
cambie su mala conducta y conserve la vida, entonces el malvado morirá por su
culpa, pero yo te pediré cuentas de su vida. Pero si tú se lo adviertes y no se
arrepiente de su maldad y de su mala conducta, entonces él morirá por su culpa y
tú salvarás tu vida.
Y si el justo se aparta de su vida justa y comete maldades, yo le pondré un tropiezo
y morirá. Porque no se lo advertiste va a morir por su pecado y no se tendrán en
cuenta las buenas obras que hizo, pero a ti te pediré cuentas de su vida. Y, por el
contrario, si tú le adviertes al justo para que no peque y él no peca, ciertamente
conservará su vida, porque se lo advertiste, y tú también salvarás tu vida».
Salmo 144:
Día tras día, te bendeciré / y alabaré tu nombre por siempre jamás. / Grande es el
Señor, merece toda alabanza, / es incalculable su grandeza. R.
Una generación pondera tus obras a la otra, / y le cuenta tus hazañas. / Alaban
ellos la gloria de tu majestad, / y yo repito tus maravillas. R.
Encarecen ellos tus temibles proezas, / y yo narro tus grandes acciones; / difunden
la memoria de tu inmensa bondad, / y aclaman tus victorias. R.
Mateo 9, 35-38; 10, 1:
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las
sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y
dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban
extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus
discípulos:
«La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño
de la mies que envíe trabajadores a sus campos».
Después, llamando a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los espíritus
impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias.
Homilía
Temas de las lecturas: Te he puesto como centinela del pueblo de Israel *
Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey. * Al ver a la multitud, se
compadeció de ella
1. ¿Un caso de modos de inteligencia?
1.1 La manera tradicional de presentar al Cura de Ars es como un hombre de poco
seso, que recibió la ordenación por una mezcla de compasión y suerte, y que luego
resultó ser una maravilla.
1.2 Es muy posible que la verdad sea otra, incluso desde un punto de vista
bastante humano. Hoy parece aceptado que lo que llamamos "inteligencia" tiene
varias dimensiones o vertientes, y es más que probable que Juan Ma. Vianney
tuviera una enorme inteligencia emocional, aquella que se necesita para
comprender lo que otros están viviendo, sufriendo, o que tiene poder sobre ellos.
2. Un predicador
2.1 Es bueno mirar al Cura de Ars como un predicador. Recordar también que la
confesión sacramental es, entre otras cosas, una predicación: predicación
personalizada. No nos extrañe que hombres como el P. Pío o el Santo Cura de Ars
hayan tenido un efecto pastoral tan grande: ¿Cómo no iban a quedar incendiadas
de Dios las almas que se acercaban tanto a esa hoguera de amor divino que sacaba
su luz y calor en las palabras del confesor infatigable?
2.2 Del púlpito de Ars puede aprenderse otra cosa: la palabra que se ofrezca ha de
brillar por la claridad y la oportunidad. Lo que no se entiende es como si no se
hubiera dicho; lo que no es oportuno es como si no hubiera debido decirse. Ambas
cosas requieren práctica, pero no sólo eso...
3. Un hombre de oración
3.1 Las principales victorias del P. Juan María no vinieron de la sola "inteligencia
emocional" ni sólo de la elocuencia en la palabra. Es Dios y solamente Dios quien
transforma los corazones: cada conversión es gracia. Nosotros no podemos lograr
la conversión a fuerza de razones, no podemos comprarla mostrando ventajas; sólo
podemos implorarla como regalo, y eso, ciertamente eso sí que lo hizo el Cura de
Ars.
3.2 La profundidad de su oración entre otras cosas se manifiesta en la rudeza del
ataque del demonio contra él. Hay gente incrédula, pero tal incredulidad hay que
atribuirla a menudo a la superficialidad con que muchos llevan su vida. En ese vacío
de sentido el enemigo del alma puede hacer su obra y seguir agazapado. Cuando,
en cambio, una vida se colma de sentido en Cristo es como cuando se enciende una
luz intensa en una bodega antigua: salen las cucarachas a correr.
3.3 Y sin embargo, el objetivo principal no es destrozar los dominios de Satanás,
sino construir o reconstruir siempre los dominios de Cristo Jesús. Santo no es aquel
que odio más el mal, pues ya el mal se odia mucho a sí mismo; santo es aquel que
ama con todo su ser al bien, a ese Bien que es Dios mismo.
Fr. Nelson Medina, O.P.