“Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia”
Mt 13, 54-58
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
LA FE ES ACOGIDA Y ADHESIÓN TOTAL A LA PERSONA DE JESÚS.
No es posible aceptar a Jesús en parte, sólo en aquellos aspectos que puedan parecernos más
agradables y comprensibles. Si aceptar a Jesús y la Palabra del Padre que él nos comunica
lanza por los aires nuestras ideas y proyectos, incluso religiosos, si descubrimos que Jesús es
diferente de la imagen que nos habíamos hecho de él, entonces se nos presenta la ocasión de
convertirnos, es decir, de abandonar nuestros puntos de vista y dirigir nuestra mirada sobre
Jesús tal como es, disuadiéndonos de nuestros razonamientos. Si esto nos incomoda
demasiado y nos mofamos de quien nos invita a no camuflar el rostro de Dios, difícilmente
podremos ver los signos de su presencia vivificante entre nosotros.
La invitación a escuchar a los profetas va rebotando a lo largo de los siglos y llega hasta
nosotros. En Jesús se ha pronunciado la Palabra de Dios de manera total, y desde hace dos
mil años nunca han faltado en la Iglesia hombres y mujeres que con su vida, sus escritos y su
predicación han reavivado entre sus contemporáneos la conciencia de la belleza y las
exigencias del Evangelio. También hoy están presentes entre nosotros, pero ¿los
escuchamos?
ORACION
¡Haz que te conozca, Señor! No quiero quedar encerrado en las angustias de mis ideas sobre
ti, unas ideas tan mezquinas, tan limitadas... Haz que te conozca como eres, en tu belleza, en
tu verdad, en tu sencillez. Haz que te conozca. Y para ello, Señor, libérame de los sucedáneos
de los que me rodeo, de las falsas certezas en las que me apoyo. Deseo, quiero declarar mi fe
en ti,
Señor siempre sorprendente, que remueves mis certezas construidas a la medida de mi
tranquilo vivir.
Oh Dios, a quien tengo miedo de entregarme y cuya falta me consume; Dios de mi mediocridad
y de mi nostalgia del absoluto; Dios que caminaste en Jesús entre nosotros y exaltaste nuestra
vida, haz que te conozca, porque, oh Señor de mi vida, creo en ti.