XVIII Semana del Tiempo Ordinario, Año Par
Lunes
El pan vivo de la Eucaristía es alimento para nuestra conciencia, para hacer
la voluntad de Dios, por encima de partidismos y modas
“En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el
Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado.
Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al
desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los
enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
-«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud
para que vayan a las aldeas y se compren de comer.» Jesús les
replicó: -«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.»
Ellos le replicaron: -«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos
peces.» Les dijo: -«Traédmelos.» Mandó a la gente que se recostara
en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la
mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio
a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron
todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de
sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y
niños” (Mateo 14,13-21).
1 . Jesús, al saber de la muerte de Juan Bautista te marchas de allí en
barca a un sitio tranquilo y solitario. ¿Cuáles fueron tus sentimientos,
Señor, cuando supiste la muerte de tu precursor, tu primo? Era la
muerte de aquel que llamabas "el más grande de los profetas"... de
aquél que te había preparado tus primeros discípulos: Andrés,
Simón, Juan , pues habían sido discípulos del Bautista antes de que te
siguieran... ¿Piensas en tu propia muerte de la que aquella es presagio?
Como no ha llegado el momento de afrontar la Pasión, te escondes. Quizá
también, sencillamente, porque en tu dolor sientes necesidad de llorar el
duelo, pensando también en el dolor de tu madre, y rezar...
-“ Pero la gente lo supo y lo siguió por tierra... Al desembarcar
vio Jesús una gran muchedumbre, le dio lástima y se puso a curar
los enfermos ”. No lograste aislarte, Señor, salvo durante la travesía del
lago. Obediencia y servicio de tu ministerio. ¿Cómo reacciono yo cuando
algo trastorna mis planes?... Esta enfermedad inesperada, esta nueva
preocupación, esta responsabilidad que acaban de imponernos. Esta visita,
esta llamada por teléfono, este servicio que esperan de nosotros, esta
presencia bochornosa de los demás, estas gentes de las que se quisiera huir
por unos momentos quisiera ser como tú, Seor
-“ Por la tarde se acercaron los discípulos a decirle: "Estamos
en despoblado y ya ha pasado la hora; despide a la multitud, que
vayan a las aldeas y se compren comida". Jesús les contestó: "No
necesitan ir, dadles vosotros de comer" ”. Jesús, les pides que actúen.
Tú sigues haciendo milagros, cuando encuentras personas que como los
apóstoles, se sienten instrumentos que se dejan llevar, porque tienen fe.
1
-“ ¡Aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces!” Es tan
poca cosa...
- "Traédmelos" . Mandó al gentío que se recostara en la hierba y,
tomando los cinco panes y los dos peces... Poner mis pobres medios
humanos en tus manos, Señor. Contemplo esos cinco pobres panecillos y
esos dos simples peces en tus manos.
-“ Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los
panes y se los dio a los discípulos; los discípulos a su vez los dieron
a la gente ”. Jesús, estás pensando en saciar de hambre a los necesitados.
Pero son los mismos gestos y las mismas palabras que en la Cena (Mt
26,26). Aquí quieres decirnos también que no sólo de pan material vive el
hombre. Es la Misa. Quieres alimentar espiritualmente a los hombres,
responder a su hambre de absoluto: alimentarse de Dios... palabra de vida,
pan de vida eterna (Noel Quesson).
Por eso los evangelios cuentan hasta seis veces la multiplicación de
los panes. Moisés, Elías y Eliseo dieron de comer a la multitud en el desierto
o en períodos de sequía y hambre. Pero tú, Jesús, cumples todas esas
figuras cuando muestras tu corazón lleno de misericordia y tu poder divino
como Enviado e Hijo de Dios. Cuando te nos das en la Pascua.
Son las dos cosas: la solidaridad del pan material («dadles
vosotros de comer»). Y la misa, con el Padrenuestro que nos hace
pedir el pan nuestro de cada día, el pan de la subsistencia y, luego,
pasamos a ser invitados al Pan que es el mismo Señor Resucitado
que se ha hecho nuestro alimento sobrenatural. Hay un doble pan
porque el hambre también es doble: de lo humano y de lo trascendente. De
la luz de los ojos a la luz interior de la fe, en el caso del ciego. Del agua del
pozo al agua que sacia la sed para siempre, a la mujer samaritana. Lo
mismo tendremos que hacer nosotros, los cristianos. El lenguaje de la
caridad es el que mejor prepara los ánimos para que acepten también
nuestro testimonio sobre los valores sobrenaturales (J. Aldazábal).
Quisiera seguir ese camino, Señor, en la oración de cada día, en la
Eucaristía. “ Diría que la adoración es reconocer que Jesús es mi
Señor, que Jesús me señala el camino que debo tomar, me hace
comprender que sólo vivo bien si conozco el camino indicado por él,
sólo si sigo el camino que él me señala. Así pues, adorar es decir:
"Jesús, yo soy tuyo y te sigo en mi vida; no quisiera perder jamás
esta amistad, esta comunión contigo". También podría decir que la
adoración es, en su esencia, un abrazo con Jesús, en el que le digo:
"Yo soy tuyo y te pido que tú también estés siempre conmigo"”
( Benedicto XVI) . Para esto, quiero cuidar también la confesión :
aunque sólo es necesario confesarse en caso de pecado grave, es muy útil
confesarse regularmente para mantener la limpieza, la belleza del alma, y
madurar poco a poco en la vida.
2. –“Al principio del reinado de Sedecías, rey de Judá, en el ao
cuarto, en el mes quinto, el profeta Ananías habló así a Jeremías: «Palabra
del Señor del universo: He quebrado el yugo del rey de Babilonia... Haré
devolver a este lugar todo el mobiliario del templo... Conduciré de nuevo a
este lugar al rey de Judá y a todos los deportados...»
2
Jeremías anuncia la desgracia, el castigo de Jerusalén. El otro,
Ananías, anuncia la felicidad, el éxito de Jerusalén. Uno y otro pretenden
hablar en nombre del Señor, sus fórmulas parecidas: "Palabra del Señor del
universo", dijo Ananías. Ambigüedad de la «Palabra» de Dios, siempre
envuelta en una «palabra» humana, y que hay que interpretar. ¿Se puede
estar seguro, alguna vez, de poseer la verdad? Como Ananías ¿no estamos
también tentados de retener, de los acontecimientos o de la Escritura,
solamente aquello que nos va bien, que nos gusta? Señor, concédenos
aceptarlo todo como recibido de Ti.
Jeremías nos sorprende hoy con una cierta vacilación. ¿Puede uno
estar seguro de poseer la verdad? Cuando lo que hace la mayoría no es
lo que nos dice nuestra conciencia, ¿cómo estar seguros de que tenemos la
luz auténtica? Y es una imagen de Jesús, que irá contra los falsos profetas y
autoridades de su época, que son los que toleran una inadecuación entre
sus palabras y las de Dios.
Hoy la verdad de la conciencia no coincide con el aparato de la
ley. En una insinceridad general, se prefiere muchas veces eliminar
la conciencia, y muchos políticos y eclesiásticos se contentan con
defender la verdad de la institución aunque no encuentren la verdad
de la conciencia, la de ellos o la de los otros. ¿Dónde está la
sinceridad, la autenticidad? Lo legal o correcto son las cosas que
dominan. La sociedad designa como desobedientes a aquellos que se
apartan de esa regla. La "verdad del sistema" ahoga la sinceridad. Y
también está el fanatismo, los que están ingenuamente convencidos de
poseer la verdad en exclusiva, los que se aíslan en su búsqueda cuando la
verdad es buscada y encontrada en común, los que no quieren escuchar,
sino que se les escuche (Maertens-Frisque).
-“El profeta Jeremías contest: ¡Amén! ¡hágalo así el Seor! Que el
Señor confirme lo que acabas de profetizar... Pero escucha, ahora: los
profetas que nos han precedido a ti y a mí, han profetizado la guerra, el
hambre, la peste... En cuanto al profeta que profetiza la paz, no se le
reconoce por un profeta enviado por el Señor, mas que si su palabra se
cumple”. Jeremías no halla ningún placer en anunciar la prueba y el
sufrimiento. También él desea la felicidad y está presto a desear que
Ananías tenga razón. Pero reconoce que es muy fácil suavizar un
mensaje, atenuar la exigencia y el rigor, aceptar compromisos para
ser más fácilmente escuchado . Señor, ayúdanos a recibir las alegrías sin
que nos hagan perder la cabeza ni el corazón. Señor, ayúdanos a recibir las
pruebas sin que nos dejen en el abatimiento (Noel Quesson).
Una nueva palabra de Yahvé descubrirá la mentira de Ananías y
confirma a Jeremías en su misión. Ananías queda como represente de los
que hacen decir a Dios lo que les conviene. Jeremías sabe que Yahvé quiere
nuestra salvación pero su designio es misterioso y el profeta ha de seguir su
Palabra.
3. Tendremos que pedir con el salmo discernimiento: « instrúyeme,
Señor, en tus leyes, apártame del camino falso, no quites de mi boca
las palabras sinceras... sea mi corazón perfecto en tus leyes ».
Llucià Pou Sabaté
3
4