«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo»
Mt. 16, 13-23
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
SINTONIZAR NUESTRO MODO DE SENTIR Y DE PENSAR CON LOS DE DIOS...
SIMPLEMENTE, SER CRISTIANOS.
La alianza entre Dios y el hombre no se basa en las cualidades y en las actitudes
vencedoras del hombre, sino en el don gratuito de Dios. La debilidad humana no representa
un obstáculo; más aún, Dios hace comprender al apóstol Pablo que su poder divino se
manifiesta precisamente en la debilidad. Tampoco es obstáculo el pecado: Dios es siempre
el Padre misericordioso que perdona al pecador, que hasta le sale al encuentro y cancela
toda su culpa. El obstáculo es la presunción de ponerse en el sitio de Dios, erigirse en
competidor y rival suyo: es la antigua culpa del Génesis que llevó al hombre a hacerse
como Dios.
No se nos pide más que acoger el don de la comunión que Dios nos ofrece: es ésta una
verdad que debería colmarnos de alegría. Qué arduo resulta, en cambio, estar con las
manos abiertas, sin cerrarlas para dominar lo que recibimos, apoderándonoslo y
administrándolo como si fuera propiedad nuestra... La altivez satánica relega a la soledad, a
la miseria interior, a la separación desesperante. La humildad rica de gratitud por el don
inmenso recibido edifica la comunidad. Y nosotros, ¿dónde nos reconocemos?
Dejar aflorar la Palabra que el Espíritu Santo pronuncia en nosotros y nos revela la verdad
de Dios y de nosotros mismos... Aprender a iluminar la conciencia, a escucharla y a seguir
el soplo de Dios en nuestro corazón... Sintonizar nuestro modo de sentir y de pensar con los
de Dios... Simplemente, ser cristianos.
ORACION
Tú eres aquel que se me ha acercado
y se ha interesado por mí.
Tú eres aquel que me quiere junto a sí
y me ofrece su amistad.
Tú eres aquel que sabe distinguir entre lo que tiene valor eterno
y lo que es fruto de la contingencia.
Tú eres aquel que ni se esconde ni se camufla,
que se declara abiertamente y no se echa atrás.
Tú eres aquel que ama para siempre
y que, para no renegar del amor,
acepta sufrir y morir.
«Oh Dios, tú eres mi Dios»:
que yo permanezca en tu amor.