“si tuvieran fe ……nada sería imposible para ustedes”.
Mt 17, 14-20:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
CREER EN DIOS, EN SU BONDAD, EN SU AMOR POR MÍ Y POR TODAS LAS
CRIATURAS
La Palabra de Dios me provoca hoy a proceder a una comprobación de mi fe. Creer en
Dios, en su bondad, en su amor por mí y por todas las criaturas, es algo que se dice muy
pronto. Pero existe el dolor del mundo, existe el mal en todas sus perversas
manifestaciones, y, ante los atroces «espectáculos» de injusticias evidentes o de tragedias
que producen víctimas entre los inocentes, la sensibilidad y la inteligencia sufren un duro
contragolpe. ¿Cómo es posible que Dios, si es bueno, permita que sufra tanta gente?
Jesús me dice que mi fe, por muy pequeña que sea, lo puede todo; el profeta me habla de
una vida que la fe garantiza. Creer en Dios, lejos de ser un analgésico, un remedio para la
pena producida por el dolor personal y ajeno, me abre a la acción: voy a él, no me detengo
en mí mismo; proyecto en él mi esperanza y acojo su promesa. ¿No empieza a obrar así en
mí y a mi alrededor lo imposible, lo inesperado?
ORACION
A veces siento el corazón y la garganta cerrados por una mordaza de por qué... por qué...
por qué...
¿Por qué, Dios mío, esta infinita letanía de muerte? ¿Dónde está tu providencia generosa,
oh Señor del tiempo y de la historia? ¿Dónde está tu amor? Tú lo sabes, Dios mío: si
denuncio tu contumacia es porque he experimentado sobre mi piel que vivir sin ti es
condenarse al vacío.
Y me parece como si ahora estuvieras preguntándome: ¿Qué Dios estás buscando? ¿Un
Dios que resuelva tus problemas? ¿Un Dios que te regala soluciones prefabricadas? Yo soy
el Dios amor. Quien ama no crea títeres o niños eternos, sino hombres libres, pero el precio
de la libertad es el dolor. Si el juego de las libertades puede transformar el vivir humano en
un crisol, tú eres siempre para mí ese metal precioso que -purificado- se vuelve luminoso.
Puedes creer en mi amor, por el que yo, el crisol del vivir humano, lo he atravesado hasta el
final. Puedes creer en mi amor, por el que te he unido a mí en lo «imposible» de la
resurrección.