Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 19, Sábado
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Yo juzgaré a cada uno según su proceder * Oh Dios, crea
en mí un corazón puro. * No les impidan a los niños que se acerquen a mí, porque
de los que son como ellos es el Reino de los cielos
Textos para este día:
Ezequiel 18, 1-10.13b. 30-32:
Me vino esta palabra del Señor: "¿Por qué andáis repitiendo este refrán en la tierra
de Israel: "Los padres comieron agraces, y los hijos tuvieron dentera"? Por mi vida
os juro -oráculo del Señor- que nadie volverá a repetir ese refrán en Israel.
Sabedlo: todas las vidas son mías; lo mismo que la vida del padre, es mía la vida
del hijo; el que peca es el que morirá.
El hombre que es justo, que observa el derecho y la justicia, que no come en los
montes, levantando los ojos a los ídolos de Israel, que no profana a la mujer de su
prójimo, ni se llega a la mujer en su regla, que no explota, sino que devuelve la
prenda empeñada, que no roba, sino que da su pan al hambriento y viste al
desnudo, que no presta con usura ni acumula intereses, que aparta la mano de la
iniquidad y juzga imparcialmente los delitos, que camina según mis preceptos y
guarda mis mandamientos, cumpliéndolos fielmente: ese hombre es justo, y
ciertamente vivirá -oráculo del Señor-.
Si éste engendra un hijo criminal y homicida, que quebranta alguna de estas
prohibiciones, ciertamente no vivirá; por haber cometido todas esas abominaciones,
morirá ciertamente y será responsable de sus crímenes.
Pues bien, casa de Israel, os juzgaré a cada uno según su proceder -oráculo del
Señor-. Arrepentíos y convertíos de vuestros delitos, y no caeréis en pecado.
Quitaos de encima los delitos que habéis perpetrado y estrenad un corazón nuevo y
un espíritu nuevo; y así no moriréis, casa de Israel. Pues no quiero la muerte de
nadie -oráculo del Señor-. ¡Arrepentíos y viviréis!"
Salmo 50:
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, / renuévame por dentro con espíritu firme; /
no me arrojes lejos de tu rostro, / no me quites tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, / afiánzame con espíritu generoso: /
enseñaré a los malvados tus caminos, / los pecadores volverán a ti. R.
Los sacrificios no te satisfacen: / si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. / Mi
sacrificio es un espíritu quebrantado; / un corazón quebrantado y humillado, / tú no
lo desprecias. R.
Mateo 19, 13-15:
En aquel tiempo le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las
manos y rezara por ellos, pero los discípulos les regañaban. Jesús dijo: "Dejadlos,
no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los
cielos". Les impuso las manos y se marchó de allí.
Homilía
Temas de las lecturas: Yo juzgaré a cada uno según su proceder * Oh Dios, crea
en mí un corazón puro. * No les impidan a los niños que se acerquen a mí, porque
de los que son como ellos es el Reino de los cielos
1. Clases de Responsabilidad
1.1 Es evidente que los actos de los papás tienen consecuencias, positivas o
negativas, en los hijos. Según eso, hay una responsabilidad de los papá que se
transfiere a los hijos. Pero el proceso no es automático ni cobija toda la complejidad
de los actos humanos. Sobre esto quiere enseñarnos Ezequiel en el día de hoy.
1.2 ¿Qué tanto dependemos de lo que hayan hecho nuestros antepasados? Es una
pregunta difícil. En un extremo tenemos a quienes miran su vida con fatalismo y le
echan todas las culpas a sus padres. Es más o menos lo que sucedía en tiempos de
Ezequiel. Obrando así, aquellas personas condenaban sin remedio a sus ancestros
mientras de paso se declaraban inocentes a sí mismas. Esto es algo muy perverso
de ese fatalismo, entre otras cosas: exime de la propia culpa; lo hace parecer a uno
como una pobre "víctima inocente."
1.3 En el otro extremo tenemos a la persona que se considera creadora de su
destino "desde cero." Actúa como si no le debiera nada a nadie, como si cada
persona obrara en un vacío que puede y debe ser llenado solamente por las propias
decisiones. Aunque este extremo parezca atractivo para las películas de Hollywood
y sus héroes que se baten en solitario contra el mundo entero, los peligros aquí son
la ingratitud y la soberbia.
1.4 Es decir que frente al pasado nos amenazan esos dos extremos: fatalismo y
engañosa inocencia de un lado; soberbia e ingratitud por el otro. En el centro hay
una actitud sana y razonable, que admite que debemos mucho a los que nos han
precedido pero que también nosotros tenemos nuestra propia e intransferible
responsabilidad.
2. No impidas que los niños se acerquen a Jesús
2.1 Al niño abortado se le impidió pronunciar el nombre de Jesús.
2.2 Al niño maltratado se le ocultó el rostro bondadoso de su Redentor.
2.3 Al que padece la ignorancia de la Palabra se le frenó el acceso a su Buen Pastor.
2.4 Al que fue abusado se le pretendió alejar la dulce bondad del Corazón de Cristo.
2.5 Al que se le saturó de regalos se le quiso esconder el regalo de la gracia.
2.6 Al que se le llenó de pornografía la mente o de violencia el corazón se le quiso
impermeabilizar en contra del rocío bienhechor del Hijo de Dios.
2.7 Al que se le gritó con amargura o se le reprochó con injusticia se le alejó la paz
del Santo de Dios.
2.8 Al que nunca se escuchó, se le predicó un Dios ajeno y opuesto a lo que es
Jesucristo.
2.9 El que no recibió abrazos tardará más en comprender el mensaje del Evangelio.
2.10 Y el que nunca fue corregido aprendió con ello a reírse del mensaje de su
Salvador.
Fr. Nelson Medina, O.P.