XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO B
EL AMOR INCLUYE SUFRIMIENTO
La Palabra: “El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue
con su cruz y que me siga” (evangelio).
1. Quienes fueron primeros discípulos de Jesús y le acompañaban por las aldeas de
Galilea, percibieron en él algo especial, pensaron que era el Mesías esperado. Pero
los acontecimientos les desconcertaron: su maestro estaba siendo amenazado por
las autoridades religiosas judías, y en vez del éxito, en el horizonte se cernía el
fracaso. Viendo el peligro, Pedro, que siguió a Jesús desde el primer momento,
lógicamente se sorprende y reacciona: no vayas a Jerusalén porque allí te pueden
eliminar y se acaban las posibilidades de liberación.
2. Sin embargo, Jesús se da cuenta de que Pedro no ha entendido bien su
mesianismo; como Satanás, le propone que realice la liberación del pueblo
convirtiendo las piedras en pan y mostrando que tiene un poder apabullante. Por
eso rechaza la sugerencia de abandonar el camino del servicio y de la entrega por
amor.
3. Y Jesús propone ese camino para sus seguidores: “cargar con la cruz y seguirle”.
Debemos tener cuidado al recibir esta invitación, para no hacer del evangelio un
programa de muerte y no de vida. La existencia y la muerte de Jesús no son bien
interpretadas fuera del amor apasionado por llevar a cabo la voluntad del Padre, la
vida en plenitud para todos, la fraternidad sin exclusiones. Eso significa el símbolo
“reino de Dios”. Solo alcanzados por ese amor apasionado, tiene sentido que cada
uno carguemos con la cruz, aceptemos la conflictividad. El sacrificio sin amor acaba
deshumanizando.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net