“Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí”
Mt 19, 13-15
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. LES IMPUSIESE LAS MANOS Y ORASE POR ELLOS
Esta es la segunda vez que aparece Jesús con los niños en los Evangelios, en
esta ocasión se los presentan. El motivo por que se los presentan es para que
“les impusiese las manos y orase por ellos.” Era costumbre hacer bendecir a los
niños por jefes de las sinagogas. Se pensaba que por la vinculación, como
jerarcas, con Moisés, a su oración e imposición de manos, habían de recibir la
bendición de Dios (Dt 34:9). Pero no sólo en estos casos, sino que también era
costumbre que los hijos y los discípulos se presentasen a sus padres y a sus
maestros para hacerse bendecir por ellos. En estos casos, la fórmula de
bendición era improvisada. Todo esto prueba el concepto de grandeza moral y
prodigiosa en que las gentes tenían a Jesús. Veían en su oración sobre ellos y en
su imposición de las manos, la facultad de realizar milagros o actos
extraordinarios.
Fácilmente podríamos imaginarnos la escena de esos momentos, talvez alguna
cierta aglomeración de las mamas con sus hijos, intentando tener la preferencia
de presentación de sus niños. Según se entiende en el Evangelio, esto incomodó
a los apóstoles. Tanto, que ellos regañaron a las gentes. Lo que sucedía era que
en ese momento Jesús estaba enseñando, y los apóstoles no miraron con
buenos ojos este proceder de los padres y los niños, entonces ellos reprendieron
a los muchachos, quizás pensaron que molestarían al Maestro.
2. JESÚS SEÑALA LA ACTITUD DE LOS NIÑOS PARA INGRESAR
EN EL REINO.
Pero esta actitud de los apóstoles molesto a Jesús (Mc), quien les dijo que no les
impidiesen acercarse a él, porque de los que son como ellos es el Reino de los
Cielos. Frente a la actitud de los fariseos y de otros, Jesús señala la actitud de
los niños para ingresar en el reino.
Frente a los fariseos, que se creían con derecho y exigencia del reino, Jesús
señala de quiénes es: de los niños. Considerados en aquel tiempo, como sin
valor, reciben el reino sin exigencia: como puro don gratuito del Padre.
Mateo y Marcos, dicen que Jesús les “impuso” las manos; sin embargo Lucas lo
omite. Pero Marcos, lo describe minuciosamente: abrazándolos, los bendecía. El
gesto de la “imposición” de manos, era muy frecuente en Jesús, incluso en sus
milagros.
Así fue, como la gente trajo sus hijos para que Jesús les impusiera las manos.
Nosotros no hemos visto a Jesús, no estuvimos junto a El, pero nos imaginamos
que debe haber tenido un atractivo cautivante, encantador, maravilloso, muchos
los seguían, querían tocarle, auque sean los flecos de su manto, su afabilidad y
cordialidad, asombraban, y veían en El, facultad de realizar milagros o actos
sorprendentes. Con esta forma de ser de Jesús, los niños deben haber actuado
como son hasta hoy, donde ellos ven cariño, donde sienten paz, se acercan con
mucha confianza.
3. SU GRAN AMOR POR NUESTROS NIÑOS
Con esta lección de Jesús, cuando veamos a los niños acercarse al presbiterio,
dejémoslo, esa confianza que a ellos les inquieta se les confirma en el corazón,
la presencia de Cristo en el altar, allí está su cuerpo y sangre en cada eucaristía,
aún más invitemos a los niños al sagrario, digámosle que es el tabernáculo,
enseñemos a nuestros muchachos a orar, a hacer sus plegarias frente al
santísimo, acostumbremos a nuestros niños a ofrecer sus oraciones por ellos y
por sus familia al Señor Sacramentado, es justo eso lo que Jesús no esta
pidiendo, "Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino
de los Cielos pertenece a los que son como ellos".
Jesús no solo quiere demostrarnos su gran amor por nuestros niños, en los
Evangelios la sencillez de corazón es reclamada con insistencia, la limpieza y la
humildad e espíritu es un requisito indispensable para llegar al Reino de los
Cielos y Jesús quiere que todos lleguemos, por esa razón nos invita a ser como
niños, por que en ellos las virtudes no están contaminadas, siempre esta
presente la docilidad, y la buena disposición.
4. EL NIÑO LLEVA A SU CORAZÓN LO APRENDIDO Y LO HACE
CON SENCILLEZ,
Cuando un niño asiste a una catequesis, oye, presta atención, pregunta y lleva a
su corazón lo aprendido y lo hace con sencillez, es así, como Jesús ve en los
niños el prototipo de sus discípulos, igual como los niños abren sus corazón, sin
contradicciones al espíritu, sin juzgar el plan Salvador de Dios, así quiere
nuestra disposición a oír los Evangelios.
Fomentemos en nosotros y nuestros niños las virtudes de los infantes, inocencia,
sencillez de corazón, sinceridad, credibilidad, docilidad y buena disposición,
especialmente para descubrir en los Evangelios el camino para participar en la
pertenencia del Reino de los Cielos.
El Señor les Bendiga