EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Martes de la vigésima semana del tiempo ordinario
Libro de Ezequiel 28,1-10.
La palabra del Señor me llegó en estos términos:
Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así habla el Señor: Tu corazón se llenó de
arrogancia y dijiste: "Yo soy un dios; estoy sentado en un trono divino, en el
corazón de los mares". ¡Tú, que eres un hombre y no un dios, te has considerado
igual a un dios!
Sí, eres más sabio que Daniel: ningún secreto te supera.
Con tu sabiduría y tu inteligencia, te has hecho una fortuna, acumulaste oro y plata
en tus tesoros.
Por tu gran habilidad para el comercio fuiste acrecentando tu fortuna, y tu corazón
se llenó de arrogancia a causa de tantas riquezas.
Por eso, así habla el Señor: Porque te has considerado igual a un dios,
yo traigo contra ti gente extranjera, las más feroces de las naciones: ellos
desenvainarán la espada contra tu bella sabiduría, y profanarán tu esplendor.
Te precipitarán en la Fosa y morirás de muerte violenta en el corazón de los mares.
¿Te atreverás a decir: "Yo soy un dios", delante de tus verdugos? Serás un hombre,
no un dios, en manos de los que te traspasen.
Tendrás la muerte de los incircuncisos, en manos de extranjeros, porque yo he
hablado -oráculo del Señor-.
Deuteronomio 32,26-27ab.27cd-28.30.35cd-36ab.
Yo me propuse reducirlos a polvo y borrar su recuerdo de entre los hombres,
pero temí que sus enemigos se jactaran, que cayeran en el error y dijeran:
"Nuestra mano ha prevalecido, no es el Señor el que hizo todo esto".
Porque esa gente ha perdido el juicio y carece de inteligencia.
¿Cómo podría uno solo desbandar a mil y dos, poner en fuga a diez mil, si su Roca
no los hubiera vendido y el Señor no los hubiera entregado?
Mía será la venganza y la retribución en el momento que vacilen sus pies, porque
está cerca el día de su ruina y ya se precipita el desenlace.
Sí, el Señor hará justicia con su pueblo y tendrá compasión de sus servidores.
Cuando vea que sus manos flaquean y ya no quedan esclavos ni hombres libres
Evangelio según San Mateo 19,23-30.
“Ven, y sígueme!” (Mt 19,21)
Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará
en el Reino de los Cielos.
Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico
entre en el Reino de los Cielos".
Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién
podrá salvarse?".
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres esto es imposible,
pero para Dios todo es posible".
Pedro, tomando la palabra, dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te
hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo
del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también
se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre,
hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los
primeros.
comentario del Evangelio por
San Ireneo de Lión (hacia 130) obispo, mártir, doctor de la Iglesia
Contra las herejías, IV, 14,1; SC 100, pag. 537
“Ven, y sígueme!” (Mt 19,21)
Por haber seguido la Palabra de Dios, su llamada, espontánea y
libremente con la generosidad de su fe, Abrahán fue “el amigo de Dios” (Sant
2,23). No era a causa de una indigencia que el Verbo de Dios adquirió esta amistad
de Abrahán, ya que el Verbo es perfecto desde su origen. “Antes que Abrahán, Yo
soy!” (Jn 8,58) Lo hizo en su gran bondad para poder dar a Abrahán la vida
eterna... Tampoco en el principio, cuando Dios modeló a Adán, no lo hizo por una
necesidad sino por tener a alguien en quien depositar sus beneficios.
Del mismo modo, Jesús tampoco necesita nuestro servicio, sino que nos llama
a su seguimiento para darnos la salvación. Ya que seguir al Señor es tener parte en
la salvación, como el que sigue la luz tiene parte en la luz. Cuando los hombres
caminan en la luz, no son ellos los que iluminan la luz ni la hacen brillar, antes bien
son iluminados y resplandecientes gracias a ella... Dios concede sus beneficios a los
que le sirven porque le sirven y a los que lo siguen porque le siguen. Pero no recibe
de ellos beneficio alguno ya que él es perfecto y no necesita nada.
Si Dios solicita los servicios de los hombres es para poder conceder sus
beneficios de bondad y misericordia a los que perseveran en su servicio. Porque, si
Dios no necesita nada, el hombre sí que necesita de la comunión con Dios. La gloria
del hombre es que persevere en el servicio de Dios. Por esto, el Señor dijo a sus
discípulos: “No me elegisteis vosotros a mí; fui yo quien os elegí a vosotros,” (Jn
15,16) indicando así que...por haber seguido al Hijo de Dios, serían glorificados con
él: “Padre, quiero que todos estos que tú me has dado puedan estar conmigo donde
esté yo, para que contemplen la gloria que me has dado, porque tú me amaste
antes de la creación del mundo.” (Jn 17,24)
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