“ESCOGED HOY A QUIN QUERIS SERVIR”….YO Y MI CASA
SERVIREMOS AL SEOR…ES NUESTRO DIOS! …. GUSTAD Y VED QU
BUENO ES EL SEOR…. EL SEOR REDIME A SUS SIERVOS,
¿TAMBIÉN VOSOTROS QUERÉIS MARCHAROS?- -SEÑOR, ¿A QUIÉN
VAMOS A ACUDIR? TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA”
Reflexión desde las Lecturas del Domingo XXI Ciclo B
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. PREFERIR AL SEÑOR, EL SANTO CONSAGRADO POR DIOS
“También vosotros queréis marcharos?” La fe es una opción libre, una decisión
de seguir a Cristo y de entregarse a Él. Nada tiene que ver con la inercia o la rutina.
Por eso, ante las críticas de muchos discípulos, Jesús no disminuye lo que debe
hacerse, sino que se reafirma en lo dicho y hasta parece extremar su postura. De este
modo, empuja a realizar una elección: “O conmigo o contra mí” (Mt 12,30).
“Nosotros creemos”. Las palabras de Pedro indican precisamente esa elección. Una
decisión que implica toda la vida. Como en la primera lectura: “Serviremos al
Señor…Es nuestro Dios” (Jos 24,15.18). Como en las promesas
bautismales: “Renuncio a Satanás. Creo en Jesucristo”. Es necesario optar. Y,
después, mantener esa decisión, renovando la opción por Cristo cada día, y aun varias
veces al día: en la oración, ante las dificultades, frente a las tentaciones...
“Creemos y sabemos”. Creemos y por eso sabemos. La fe nos introduce en el
verdadero conocimiento. No se trata de entender para luego creer, sino de creer para
poder entender (San Agustín). La fe nos abre a la verdad de Dios, a la luz de Dios. La
fe es fuente de certeza: “sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios”
Las lecturas de la liturgia de este domingo XXI, nos traen una pregunta muy clara,
somos libres de responder, ¿Optamos por Cristo?
2. PRIMERA LECTURA
Nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!. Nosotros serviremos al Señor,
porque Él es nuestro Dios. La alianza de salvación es siempre de iniciativa divina,
pero no elimina la responsabilidad humana. Hemos de corresponder con gran amor
al amor inmenso de Dios.
Libro de Josué 24,1-2a.15-17.18b
En aquellos días, Josué reunió a las tribus de Israel en Siquén. Convocó a los
ancianos de Israel, a los cabezas de familia, jueces y alguaciles, y se
presentaron ante el Señor. Josué habló al pueblo: - «Si no os parece bien
servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron
vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en
cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor.» El pueblo respondió: - «
¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El
Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la
esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el
camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos.
También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!»
Palabra de Dios
3. JOSUÉ
En el texto hebraico lleva el título de Yehoshua, que la versión de los LXX conserva,
adoptando, sin embargo, la forma nominal más reciente de Yesua, traducido Josué,
hijo de Nun, (Nehemías 8,17). Josué alcanzo un gran prestigio entre los hebreos por
estar íntimamente unido a Moisés, del cual fue asiduo colaborador y fiel ministro en
vida: Moisés dijo a Josué: “Elígete algunos hombres, y sal maana a combatir contra
Amalec…. Josué cumplió las órdenes de Moisés, y salió a combatir contra
Amalec….. Josué derrot a Amalec y a su pueblo a filo de espada……(Éxodo 17, 8-
16).
Josué fue sucesor de Moisés cuando este murió sobre el monte Nebo, en los
umbrales de la tierra prometida. Habló Moisés al Señor y le pidió que ponga un
hombre al frente de la comunidad, para que no quede como rebaño sin pastor.
“Respondi el Seor a Moisés: Toma a Josué, hijo de Nun, hombre en quien está el
espíritu, impnle tu mano” Moisés hizo como le había mandado el Seor” (Números
27, 12-23) Y así, pasó a ser el caudillo indiscutible de Israel en la empresa de la
conquista de la tierra prometida y de su distribución entre las doce tribus. Estaba
lleno del espíritu de sabiduría, pues había puesto Moisés sus manos sobre él.
Moisés le confió la misión de velar por la estricta observancia de la Ley, conducir al
pueblo en la conquista de Canaán y distribuir su territorio entre las tribus.
El libro se divide en dos grandes partes: el paso del Jordán y la conquista de la tierra
prometida de Canaán del capítulo 1 al12, y la distribución de la misma entre las
tribus del capítulo 13 al 21. Siguen al final del libro (capitulo 22 al 24) algunos
apéndices donde concluye la vida de Josué, en particular su último discurso y la
asamblea de Siquén. (capítulos 22 al 24).; “Tendréis buen cuidado, por vuestra vida,
de amar al Seor vuestro Dios”
4. “ESCOGED HOY A QUIN QUERIS SERVIR”
La lectura de la Liturgia de este domingo, nos relata el diálogo de Josué cuando se
despide de Israel, su pueblo. El argumento de este último capítulo del libro de Josué
abarca los siguientes puntos: Josué convoca a Israel en Siquem; habla al pueblo en
nombre del Señor, diálogo entre Josué y el pueblo y la renovación de la alianza.
Josué pone al pueblo frente a la responsabilidad de sus propias decisiones. La
decisión de adherirse o rechazar a Dios siempre tiene como fundamento la
presencia eficaz del Señor. Del mismo modo que en las solemnes profesiones de fe
relatadas en los libros del Deuteronomio 6,21-24; 26,5-9 y Neh 9,7-25, también
Josué propone a la fe de los presentes el recuerdo de las intervenciones de Dios en
favor de su pueblo (Cfr. Josué 24, 2-13). Por cuanto Josué les interpela;” Si no os
parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir”. También
Josué le deja la posibilidad de rechazar lo que el Señor ha realizado por ellos,
volviendo a los dioses que eran adorados antes de la vocación de Abrahán o
escogiendo las divinidades adoradas por los amorreos, a los que vosotros mismos
habéis derrotado al conquistar la tierra; “a los dioses que sirvieron vuestros
antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país
habitáis”, no obstante Josué, firme les dice que: “yo y mi casa serviremos al
Seor”. De este modo, el los anima a que elijan aceptar la predilección de Dios,
sirviéndole” con integridad y fidelidad” (Josué 24, 14). La asamblea de Israel
escoge a Dios, renueva el acto de fe y concluye una alianza: El pueblo respondió:
¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El
Seor es nuestro Dios….. También nosotros serviremos al Seor: es nuestro
Dios!”
De la simple enunciación de los hechos se deducía que Israel no podía reconocer ni
adorar a otros dioses que al Señor. Todavía el culto a los dioses falsos existía en
Israel en el momento en que el Señor le acababa de entregar la tierra que manaba
leche y miel. Josué, como más tarde Elías (1 Re 18:21), exhorta al pueblo para que
se decida de una vez a favor o en contra del Señor y la comunidad se decide por su
Dios. Josué reconoce que nunca se podrá servir a Dios tal como se merece, porque
es un Dios santísimo; es, además, un Dios celoso, que no admite competidor (Ex
20:5).
Josué, al proponer la renovación de la alianza, subraya el momento de la decisión:
“hoy”. “escoged hoy a quién queréis servir”, esta es la pregunta que debemos
responder “hoy”.
5. SALMO RESPONSORIAL, GUSTAD Y VED QUÉ BUENO ES
EL SEÑOR.
El Salmo 33 nos ofrece elementos para meditar la lectura anterior: “ Gustad y ved
qué bueno es el Seor”. Por eso lo bendecimos en todo momento y nuestra alma
se gloría en el Señor, que está cerca de los atribulados y salva a los abatidos. En la
Liturgia de este domingo, se repite esta composición del salmo 33 que ya he
comentado en los domingos anteriores, (Ver Reflexión domingo 18,19 y 20). En todo
caso, este salmo lo podemos agrupar en dos secciones: a) acción de gracias por
haber salido de un peligro (2-11); b) la protección del Señor sobre los justos (12-22).
El los versos elegido para la Liturgia de este domingo XXI, reconociendo la ayuda
del Señor, el salmo continua alabando y glorificando a Dios con la antífona: “Gustad
y ved qué bueno es el Seor”.
Salmo 33,2-3.16-17.18-19.20-21.22-23
R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi
alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Los ojos del Señor miran a los justos, sus oídos escuchan sus gritos; pero el
Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. R.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra fe sus angustias; el Señor está
cerca de los atribulados, salva a los abatidos. R.
Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor; él cuida de
todos sus huesos, y ni uno solo se quebrará. R.
La maldad da muerte al malvado, y los que odian al justo serán castigados. El
Señor redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a él. R.
6. SEGUNDA LECTURA
Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. Nuestra aceptación de
Cristo y nuestra comunión de vida con Él tienen como marco de garantía la
comunión eclesial con su Esposa fiel, amada y purificada con su sangre.
Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 5,21-32
Hermanos: Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que
se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la
mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del
cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus
maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su
Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con
el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin
mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben
también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar
a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne,
sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos
miembros de su cuerpo «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran
misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
Palabra de Dios.
7. CRISTO ES CABEZA DE LA IGLESIA
Hasta ahora el Apóstol había insistido en preceptos generales, aplicables a todos los
cristianos; aquí comienza a tratar concretamente las relaciones familiares: marido y
mujer, padres e hijos, amos y siervos. Primeramente, después de una
recomendación general aplicable igualmente a todas las categorías sociales de que
va a hablar: Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano, se fija en la
primera de esas categorías, la de marido y mujer. Es un pasaje bellísimo en que el
Apóstol manifiesta bien a las claras su altísima concepción sobre el matrimonio
cristiano, completando así lo dicho con otra perspectiva en 1 Cor 7:1-9. Difícil poder
dar, en orden a la vida conyugal, reglas más puras y más sublimes de las trazadas
aquí por San Pablo.
Toma como base la unión de Cristo a la Iglesia, con la que pone en paralelismo el
matrimonio cristiano. De esta imagen “Iglesia-esposa de Cristo,” ya hablamos en la
introducción a la carta. La mujer, dice, debe estar sujeta al marido en todo, como la
Iglesia a Cristo; pues “porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo
es cabeza de la Iglesia” De otra parte, el marido debe amar a su mujer como a su
propio cuerpo, sacrificándose por ella, como Cristo amó a la Iglesia, su Cuerpo
místico, y se entregó en la cruz por ella: “Él se entreg a sí mismo por ella” . La
forma como debe entregarse, es decir en todo, no por dominación por parte del
marido, pues esa autoridad debe modelarse en el ejemplo de Cristo, ni puede ir más
allá de lo razonable y sobrepasar las exigencias de los justos fines del matrimonio.
Es probable, dado que en el contexto se viene hablando del matrimonio, que ese
lenguaje o modo de hablar del Apóstol esté inspirado en las costumbres
matrimoniales del antiguo Oriente, donde la desposada, lo mismo entre los griegos
que entre los semitas, aunque con ritos muy diferentes, era lavada y
cuidadosamente arreglada para ser presentada a su esposo o futuro marido Es lo
que hace Cristo con la Iglesia, pero para presentársela a sí mismo: “Él se entreg a
sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el bao del agua”
8. AMAR COMO CRISTO AMÓ A SU IGLESIA
El texto forma parte de un código de comportamiento destinado a la familia de Dios
(Ef 5,21-6,9; cf. Col 3,18; 1 Pe 3,1-6). En los tiempos en que fue escrito pudo haber
desempeñado una función de respuesta a ciertas acusaciones dirigidas a los
cristianos en el sentido de que amenazaban la estabilidad del tejido social, puesto
que exigían cierta igualdad entre todos los fieles. A las mujeres se les dice que “Las
mujeres, que se sometan”, los esposos, a su vez, deberán; “amar a sus
mujeres”. Pero eso no basta. El fragmento se abre y se cierra con una referencia
explícita a Cristo y a la Iglesia (vv 21.32). Por otra parte, las exhortaciones, apenas
enunciadas, están motivadas desde una perspectiva específicamente
cristiana: “como Cristo am a su Iglesia” y hay que hacerlo como si se
tratase; “como al Seor” , … como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el
salvador del cuerpo” , que es la Iglesia…. “como Cristo am a su Iglesia. Él se
entreg a sí mismo por ella”, En este caso, “como” no tiene un valor
comparativo, sino causal, hay que vivir en la caridad recíproca, “porque” el mismo
Señor obró de este modo.
La Iglesia ha encontrado en Cristo a su “salvador” (v 23), al que la hace santa y
pura, resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa parecida: “gloriosa, la Iglesia,
sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada”. En el
antiguo Oriente había costumbre de lavar y adornar a la novia, que era presentada a
continuación al novio por los amigos de la boda. Ahora bien, aquí es el mismo Cristo
quien ha lavado a su Iglesia de toda huella de suciedad por medio del agua y la
Palabra: “purificándola con el bao del agua y la palabra, y para colocarla ante
sí gloriosa”, - esto es, el bautismo- para presentarla a sí mismo. Esta irresistible
belleza de la Iglesia se manifestará espléndidamente en la plenitud de los tiempos,
pero Pablo nos asegura que es ya una característica que, aunque todavía
sombreada, le pertenece como don. Cristo ha querido realizar personalmente
respecto a la Iglesia lo que el Génesis describía como la vocación de todo hombre y
de toda mujer (Gn 2,24).
9. EVANGELIO
Con el fragmento del Evangelio de Hoy, completamos el Capitulo 6 de san Juan, el
que nos ha acompañado durante estos últimos 4 domingo. Las enseñanzas de
Jesús, del mismo modo como a nosotros nos causa un efecto impactante, en aquel
tiempo a los discípulos y los apóstoles, también les causo un efecto especial. San
Juan siempre nos dice el efecto que le causaba el discurso de Jesús a la
muchedumbre, pero ahora lo hace con estos casos concretos.
Santo Evangelio según San Juan 6,60-69
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: -Este modo de
hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?- Adivinando Jesús que sus
discípulos lo criticaban, les dijo: -¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo
del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne
no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo,
algunos de vosotros no creen.- Pues Jesús sabía desde el principio quiénes
no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: - Por eso os he dicho que nadie
puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.» Desde entonces, muchos
discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús
les dijo a los Doce: - ¿También vosotros queréis marcharos?- Simon Pedro le
contestó: - -Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida
eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por
Dios.-
Palabra del Señor.
10. UNAS AFIRMACIONES DIFÍCILES DE ACEPTAR DESDE EL
PUNTO DE VISTA HUMANO.
Tras la extensa revelación de Jesús sobre el pan de vida en la sinagoga de
Cafarnaún, los discípulos muestran su malestar por las afirmaciones “irracionales”
de su Maestro, unas afirmaciones difíciles de aceptar desde el punto de vista
humano. Jesús, frente al escándalo y la murmuración de sus discípulos, precisa que
no hay que creer en él sólo después de contemplar su ascensión al cielo, al modo
de Elías y de Enoc, porque eso significaría no aceptar su origen divino, algo carente
de sentido, puesto que él, “Preexistente”, viene precisamente del cielo (cf. Jn 3,13-
15).
La incredulidad de los discípulos respecto a Jesús, sin embargo, se pone de
manifiesto por el hecho de que; “El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de
nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida”. Juan afirma que tan
real como la carne de Jesús es la verdad eucarística. Ambas son un don que tiene
el mismo efecto: dar la vida al hombre. Con todo, muchos discípulos no quisieron
creer y no dieron un paso adelante hacia una confianza en el Espíritu, no logrando
liberarse de la esclavitud de la carne.
A Jesús no le toma por sorpresa esta actitud por parte de los que dejan de seguirle.
Conoce a sus discípulos, sus corazones, y sus opciones secretas. Adherirse a su
persona y su mensaje a través de la fe es un don que nadie puede darse a sí
mismo. Sólo lo da el Padre. El hombre, que es dueño de su propio destino, siempre
es libre de rechazar el don de Dios y la comunión de vida con Jesús. Sólo quien ha
nacido y ha sido vivificado por el Espíritu y no obra según la carne comprende la
revelación de Jesús y es introducido en la vida de Dios. Es a través de la fe como el
discípulo debe acoger al Espíritu y al mismo Jesús, pan eucarístico, sacramento que
comunica el Espíritu y transforma la carne.
11. “ES DURO ESTE LENGUAJE. QUIN PUEDE
ESCUCHARLO?”
Después de escuchar la enseñanza de Jesús, muchos de sus discípulos
decían: “Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?”. Esta doble
enseñanza de Jesús produce escándalo en los discípulos. Estos están contrapuestos a
los apóstoles, y por este relato se sabe que eran muchos. En diversas ocasiones, los
evangelios hablan de discípulos de Jesús, de cómo eran y lo que
pensaban. Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo”, Para ellos
era esta una enseñanza dura, no de comprender, sino de admitir; pues por
comprenderla es por lo que no quisieron admitirla. Era doble: que él bajó del cielo
su preexistencia divina y que daba a comer su carne.
Jesús les responde con algo que es diversamente interpretado: “les dijo: -¿Esto os
hace vacilar?, y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes?”. Si
esto es escándalo para ellos, ¿qué opinarían entonces si lo vieran subir a donde
estaba antes? Por la forma como lo dice, hace ver su origen divino: - donde estaba
antes era en el cielo (San Juan 17:5.24)-, de donde bajó por la encarnación. Esta
respuesta de Jesús, para unos vendría a aumentarles el escándalo, al ver subir al
cielo al que, por lo que decía y exigía, venían a considerar por blasfemo. Para otros,
estas palabras que se refieren a la. ascensión serían un principio de solución: verían
un cuerpo no sometido a ley de la gravedad; por lo que a un tiempo demostraba,
subiendo a donde estaba antes, que era Dios, y que podía dar a comer su carne de
modo prodigioso eucarístico sin tener que ser carne partida y sangrante.
12. SOMOS FRÁGILES, NUESTRO CORAZÓN VACILA CON
FRECUENCIA.
El lenguaje de Jesús es duro no porque sea incomprensible, sino porque resulta
difícil de aceptar, sobre todo por las consecuencias que implica. La cuestión del
lenguaje en la transmisión de la fe es importante, pero la realidad de la fe, aunque
sea expuesta en el lenguaje más actualizado, será siempre duro. En estos años se
ha introducido la lengua hablada en la liturgia, aunque no por ello han aumentado
los que participan. Y no es sólo por una cierta extrañeza cultural del mundo bíblico,
no es por ignorancia de las escrituras, sino porque la Palabra resuena con toda su
dureza. La Palabra, en su contenido esencial, envuelve una elección, una alianza
del tipo de la propuesta por Josué; “escoged hoy a quién queréis servir”, todo
esto involucra elecciones no siempre fáciles ni siempre insensibles. Y frente a los
compromisos que dan la impresión de echar a perder la vida, nos sentimos
tentados, también nosotros los actuales discípulos a pensar como la mayoría, es así
como se oye decir, la Iglesia dramatiza en sus demandas, no se actualiza, que no
acepta los nuevos tiempos, etc., es decir, la iglesia nos quiere complicar la vida y
hasta algunos reclaman que la Palabra ha de ser interpretada según es la vida hoy y
que las nuevas condiciones de la sociedad no permiten vivir siguiendo ciertos
parámetros del pasado. ¿Somos partidarios de esta opinión?...
El evangelio, es para todos, pero principalmente hoy para nosotros nos esta
demandando, a ti y a mí, nos dice hoy el Señor, todavía con mayor claridad y
dureza, que es preciso estar con él o dejarle. Ahora bien, a nosotros, a ti y a mí, nos
ha dado hoy el Padre la posibilidad y el atrevimiento de repetir las palabras de
Pedro: “Seor, a quién vamos a acudir?”. Tú tienes palabras de vida eterna” .
Somos frágiles, nuestro corazón vacila con frecuencia, nuestra mente duda, pero
hemos de repetir constantemente la afirmación de Pedro, porque sólo el Señor tiene
palabras de vida eterna.
13. EL ESPÍRITU ES EL QUE DA VIDA; LA CARNE NO SIRVE
PARA NADA.
Jesús dice: “El Espíritu es el que da vida, la carne de nada sirve” . En la
perspectiva literaria de San Juan, probablemente se refiere a ambas cosas. Para
precisar más el pensamiento, les dice que el espíritu es el que da vida, mientras que
la carne no aprovecha para nada. De esta frase se pueden dar dos interpretaciones:
Pudiera, a primera vista, parecer esta frase un proverbio, ya que Jesús no dice mi
carne. Sin embargo, en la psicología judía, el principio vivificador de la carne, de la
vida sensitivo-vegetativa aunque no muy precisa , no era el espíritu sino el
alma. Por eso, si la expresión procediese de un proverbio, éste estaría modificado
aquí por Jesús, con objeto de que sobre él se aplicase esta sentencia.
Así como la carne sin vida no aprovecha, “de nada sirve” dice Jesús, pues el
alma, el espíritu vital, es el que la vitaliza, así aquí, en esta recepción de la carne
eucarística de Jesús, que no es carne sangrante ni partida, ella sola nada
aprovecharía; pero es carne vitalizada por una realidad espiritual, divina, que es el
principio vitalizador de esa carne eucarística, y, en consecuencia, de la nutrición
espiritual que causa en los que la reciben. Sería una interpretación en función de lo
que se lee en el mismo San Juan: “ Lo que nace de la carne, es carne; pero lo que
nace del Espíritu, es espíritu” (San Juan 3:6).
Jesús, contrapone el espíritu a la carne, que es materia, por eso dice que “la carne
no sirve para nada”, mientras que es el espíritu el que da la vida, y las palabras
que dice el espíritu también son palabras de vida. La Eucaristía es la carne de Dios,
que, por lo mismo, vivifica. Por eso, el concilio de Efeso condenó al que negase que
la carne del Señor no sea vivificadora, pues fue hecha propia del Verbo poderoso
para vivificar todas las cosas.
14. LAS PALABRAS QUE LES DIJE SON ESPÍRITU Y VIDA.
La otra interpretación está basada en que sólo se afirma con ello la imposibilidad
humana de penetrar el misterio encerrado en estas palabras de Jesús. Carne o
carne y sangre son expresiones usuales para expresar el hombre en su sentido de
debilidad e impotencia (San Juan 1:14; Mt 16:17, etc.). Aquí la carne, el hombre que
entiende esto al modo carnal, no logra alcanzar el misterio que encierra; sólo se lo
da la revelación del Espíritu.
En función de la interpretación que se adopte está igualmente la valoración del
versículo siguiente: “Las palabras que les dije son Espíritu y Vida”.
En el segundo caso, el sentido de éstas es: aunque el hombre por sus solas fuerzas
no puede penetrar el misterio de esta enseñanza de Jesús si no es por revelación
del Espíritu, éste, por Jesús, dice que estas palabras son “espíritu y vida”, porque
son portadoras o causadoras para el ser humano de una vida espiritual y divina.
En el primer caso, el sentido es que las enseñanzas eucarísticas de Jesús, “Las
palabras que les dije”, son vida espiritual, porque esa carne está vitalizada por una
realidad espiritual y divina, que es el Verbo hecho carne (San Juan 1:14).
Pero estas enseñanzas de Jesús no encontraron en muchos de sus discípulos la
actitud de fe y sumisión que requerían. Y las palabras que ellos llamaron duras, les
endurecieron la vida, y no creyeron en El; “Desde entonces, muchos discípulos
suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él”. En un momento rompieron
con El, retrocedieron, y ya no le seguían en sus misiones efectuadas por Galilea.
Pero san Juan, conforme a su costumbre, destaca que esto no fue sorpresa para
Jesús, pues El sabía desde el principio quiénes eran los no creyentes, lo mismo que
quién le había de entregar. Es, pues, la ciencia sobrenatural de Jesús la que aquí
destaca de una manera terminante. Este desde ese momento, hace ver que se trata
del momento en que cada uno de ellos fue llamado por Jesús al apostolado.
15. ¿A QUIÉN VAMOS A ACUDIR? TÚ TIENES PALABRAS DE
VIDA ETERNA;
Y nos habla este relato que desde ese momento, muchos de sus discípulos se
alejaron de él y dejaron de acompañarlo. Entonces Jesús les dijo a los Doce: -
¿También vosotros queréis marcharos?- Simon Pedro le contestó: - -Señor, ¿a
quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y
sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.-
San Juan, nos pone ahora la cuestión de fidelidad que Jesús plantea a los
apóstoles. Jesús plantea abiertamente el problema de su fidelidad ante El, a causa
de esto a sus apóstoles. La partícula interrogativa con que se lo pregunta supone
una respuesta negativa. No dudaba Jesús de ellos, pero habían de hacer esta
confesión en uno de esos momentos trascendentales de la vida.
Y Pedro le confiesa que no pueden ir a otro lado, pues sólo El tiene palabras de vida
eterna, porque la enseñan y la confieren, como relatan los evangelios. Y le
confiesa; “sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios”, que es
equivalente al Mesías (Jn 10:36; Mc 1:24). No deja de ser un buen índice de
fidelidad histórica, y del vínculo de san Juan con los sinópticos, el que aquí, en este
evangelio del Hijo de Dios (Jn 20:31), se conserve esta expresión. Y ante el “Santo
por Dios”, el Mesías, no cabe más que oírle y obedecerle. Ya no bastan Moisés ni
los profetas.
Aquí se contrapone acusadamente su fe en El por los apstoles; “ nosotros
creemos y sabemos” , frente a la incredulidad ligera de los discípulos que le
abandonaron (Jn 17:8).
La confesión de Pedro en nombre de todos era maravillosa, es modelo para
cualquier creyente. Esta confesión, nace de una discusión entre Jesús y sus
oyentes. Jesús expone sus enseñanzas sobre le Pan de Vida y sobre la necesidad
de comer su carne y beber su sangre para tener vida, los oyentes se mostraron
escépticos, entonces Jesús les repitió el mensaje con más fuerza y ellos
encontraron duro el mensaje y se alejaron de El. Hoy sucede lo mismo, hay quienes
se apartan del seguimiento de Jesús por lo exigente del mensaje, porque les
compromete toda la vida y en todos los ámbitos. Entonces Jesús, sin ceder nos
interroga ¿También ustedes quieren irse?, respondámosle igual que Pedro,
resueltos a seguirle siempre, pues El, y solo El tiene palabras de Vida Eterna ;
Apartarse de Jesús, es ir a la muerte.
Cristo Jesús, viva en nuestros corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Muchas veces dijo Jesús a la gente: “El que tenga oídos, que oiga”.
Reflexión a las Lecturas del Domingo XXI Ciclo B
Publicado en este link: PALABRA DE DIOS
Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén
Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel de Tuya, O. P.
Comentarios a las Epístolas Paulinas, por Lorenzo Turrado.
Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.
Lectura de la Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.)
Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd,
www.caminando-con-jesus.org
caminandoconjesus@vtr.net