XXI Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Introducción a la semana
En este domingo concluye, en la franja evangélica, el largo discurso del pan de
la vida y lo hace provocando una seria crisis en los seguidores del Maestro de
Galilea. Los que esperaban otro tipo de Mesías encuentran el lenguaje de Jesús
muy áspero y difícil y, por ello, deciden abandonarlo. Los que continúan con Él
saben que tienen que aceptar sus palabras y confiar en Él. La primera lectura
nos presenta la asamblea de Siquén o solemne estipulación de la Alianza según
la cual el pueblo dice servir a Yahvé. Y concluye también la carta de Pablo a los
Efesios con un texto clásico para la teología del sacramento del matrimonio.
Las memorias de los santos que nos ofrecen estos siete días tienen tres puntos
singulares: una madre, Mónica, y su hijo, Agustín; no está de más releer estos
días en el hijo el rol pedagógico y orante de una madre que supo amasar con sus
lágrimas el genio espiritual de su hijo, quizá porque se sintió amado sin medida.
Se completa el trío conmemorativo con el recuerdo de esa cruel escena
evangélica, culmen de la frivolidad insensata de los poderosos, que es el martirio
de Juan el Bautista, porque había que quedar bien ante los invitados premiando
la destreza en el baile de la hija ¡inhumana imbecilidad!
En las primeras lecturas, y de lunes a miércoles, escucharemos fragmentos de la
II carta de Pablo a los Tesalonicenses; y de jueves a sábado, versos del primer
capítulo de la I carta de Pablo a los Corintios. El primer texto abordará la venida
del Señor, si bien y a diferencia de la I a Tesalonicenses, no se insiste en su
inmediatez. I Corintios, amén del saludo tan denso en teología, y como
estrategia superadora de las divisiones de la comunidad corintia, Pablo habla de
la sabiduría de Dios en Cristo, y éste crucificado, constatando que Dios ha
elegido lo débil para que se manifieste su fuerza y gloria.
Las perícopas evangélicas de la semana son también de Mateo, mas ahora
tomadas de su discurso escatológico de los capítulos 23-25. Diatribas contra los
escribas y fariseos, toque de atención para estar vigilantes, parábola de las diez
muchachas en espera del esposo, y, por último, la parábola de los talentos.
Amigos, recuerden que el mensaje del crucificado es para nosotros fuerza de
Dios. No la dilapidemos.
Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de San Jacinto (Sevilla)
Con permiso de dominicos.org