"¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por
fuera”.
San Mateo 23, 23-26
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. PAGAN EL DIEZMO DE LA MENTA, DEL HINOJO Y DEL COMINO, Y
DESCUIDAN LO ESENCIAL DE LA LEY.
Continuando con el Capitulo 23, 13-22, vemos en este fragmento como Jesús hace la
cuarta censura dirigida a los fariseos por su hipocresía en hacer que se paguen diezmos
por cosas tan mínimas como la menta, el hinojo y el comino, y descuidan en cambio, de lo
más grave y esencial e la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad o de otra forma la
buena fe.
La Ley preceptuaba el pago de los diezmos de los animales y de los productos de la tierra
(Lev 27:30-33; Dt 14:22ss). Los rabinos llevaban esto con ostentación escrupulosa. Se dice
en el Talmud: Si alguno desgrana una espiga de cebada, puede comer los granos uno a
uno sin 'diezmo'; pero si los recoge en su mano, debe pagar el diezmo; añadiéndose: Todo
lo que se come, y conserva, y crece en el suelo, está sometido a diezmos. Así pagaban o
diezmaban escrupulosamente la menta, el hinojo, el comino, la ruda (Lucas) y todas las
legumbres (Lucas).
2. HAY QUE PRACTICAR ESTO, SIN DESCUIDAR AQUELLO
Dice Jesús! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. La enseñanza doctrinal de Jesús
es clara: ante esta menudencia para cosas tan mínimas, debería ello ser exponente de una
escrupulosidad mayor para las cosas fundamentales. Pero no era así en los fariseos.
Hacían estas cosas para ser vistos de los hombres (Mt v.5). Por eso omitían lo que era
esencial, pero que podía pasar más inadvertido a los ojos de los hombres. Y esto era
descuidar lo más grave de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Lo cual Lucas lo
sistematiza en que descuidan la justicia y el amor de Dios.
3. JESÚS, ESTA DE ACUERDO EN LA OBSERVANCIA DE LA LEY
Jesús, esta de acuerdo en la observancia de la Ley, pero que esta no sea por el mero
legalismo, por eso denuncia la falta de veracidad, y del mismo modo la falta de honestidad
moral. En otras palabras, El no enseña a no callar ni a silenciar aspectos importantes de la
voluntad divina, como la justicia, como la misericordia y la fe. Son estos tres puntos, donde
debemos poner mucho cuidado. Es en estos aspectos donde debemos ser exigentes con
nosotros mismos.
4. LA FE SUPONE LA ACEPTACIÓN INCONDICIONAL DE LA PALABRA DE DIOS
Jesús nos ha pedido y nos ha mostrado, que la fe supone la aceptación incondicional de la
Palabra de Dios, sin tener que refutar o impugnar esta Palabra, porque la Palabra de Dios,
no tiene porque responder a nuestros deseos terrenos, porque por la fe, aceptamos a Jesús
tal como es, y no podemos amoldar y acomodar al Señor a nuestra manera o a nuestro
gusto.
También, no indica Jesús que no debemos descuidar la fidelidad. Si la fe es incondicional,
seremos fieles a la Palabra de Dios, a su voluntad, a su planes, y lo fundamental,
aprenderemos a no estar triste por lo que Dios nos da, el no ama y quiere lo mejor para sus
hijos.
5. TODA LEY ES VÁLIDA SI ES JUSTA
Es bueno que nos fijemos también en el otro punto que indica Jesús, la Justicia, porque
toda Ley es válida si es justa, respetuosa de lo esencial, la vida y los derechos de todo
hombre, pero ante todo, que cumpla los derechos de Dios, que indudablemente, están por
encima de todos.
La práctica de sus diezmos era, pues, pura hipocresía. Bien sería hacer aquello, pero sin
omitir esto (Mt-Lc). Por eso les refuta otra vez el pensamiento, pero variando sólo la forma:
¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello! Es una especie de proverbio,
ya que el mosquito se tomaba usualmente por término comparativo de las cosas pequeñas.
Comparaciones semejantes se encuentran varias en las escrituras rabínicas. Así decía,
sobre el año 90, rabí Eliécer: Quien en sábado mata un piojo, es como si matase un
camello.
6. ¡AY DE USTEDES, ESCRIBAS Y FARISEOS HIPÓCRITAS
Jesús continua amonestando duramente a los fariseos: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos
hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de
codicia y desenfreno! Es la quinta llamada de atención y reproche de hipocresía, ahora va
contra las purificaciones que hacían de las copas y platos. Para no contaminarse con
alguna impureza legal, los rabinos y los mayores habían elaborado un código de
prescripciones minucioso e insoportable. San Marcos, recoge una alusión a esto y hace una
explicación de estas costumbres. Dice de los fariseos y judíos que de vuelta de la plaza
(Mercado), si no se lavan, no comen, hablando del lavado de las ollas, de las copas, de las
bandejas (Mc 7:2-4). El Talmud recoge todo un verdadero código de prescripciones y
minuciosidades sobre estas purificaciones.
El pensamiento de Jesús se desarrolla en toda una línea armónica de censura a la
hipocresía farisaica. Escrupulosamente limpiaban por fuera los utensilios para comer, pero
no se ocupaban tanto de lo que iban a poner dentro del plato. Estos, purificados por fuera,
iban a estar por dentro llenos de rapiña e intemperancia. Esta expresión se usa
preferentemente para denominar sensualidades y también un apetito desordenado de las
cosas ajenas. Es decir, no se preocupaban de comer unas cosas que fuesen producto de
sus injusticias, rapiña o con las que tendían, no ya a alimentarse, sino a mantener su
incontinencia.
7. ¡FARISEO CIEGO! LIMPIA PRIMERO LA COPA POR DENTRO, Y ASÍ TAMBIÉN
QUEDARÁ LIMPIA POR FUERA.
Y dice el Señor: ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará
limpia por fuera. Y lo que aquí se formula directamente de los utensilios que se limpian por
fuera y los productos reales que se le ponen dentro, pero implicando indirectamente el
estado de su vida moral, San Lucas, lo interpreta directamente del estado moral: Limpiáis la
copa y el plato por fuera, pero vuestro interior está lleno de ratería y de maldad. Por eso,
frente a esta actitud de una moralidad tan doble, les pide que limpien primero lo de dentro
de la copa y el vaso, tantas veces proveniente en ellos de aprovechamiento, robo, que es lo
que verdaderamente está manchado, por injusticia, lo que supone su devolución o su
justificación a quien se lo hayan quitado o aprovechado. Y que luego, si quieren por su
código de purificación artificiosa y farisaica, que limpien el plato o copa por fuera.
Jesús, siempre claro, usa como es habitual un lenguaje metafórico, para que se entienda en
los oídos de todos, “el que tenga oídos que oiga” y de este modo, pone al descubierto la
falta de sinceridad de los fariseos, los que siempre buscan solo las apariencias exteriores y
descuidan lo interior, el corazón, el alma, que es algo que no debemos descuidar.
Ahora elijamos entre preferir ser de verdad, a aparentar que somos, ahí esta la diferencia, y
Jesús se da cuenta de esto.
El Señor les Bendiga