XXII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Introducción a la semana
En este domingo regresamos a la lectura del evangelio de Marcos que en los
pasados domingos habíamos sustituido por el largo discurso del pan de vida en
el evangelio de Juan. Jesús está abiertamente en contra de la perversión de la
Ley que perpetran los escribas y fariseos de su tiempo. Porque el pueblo elegido
se tenía otrora por sabio al observar la Ley del Señor y muy ufano se
manifestaba por la cercanía con su Dios. En medio tenemos la primera entrega
de la carta u homilía de Santiago, cabeza de la iglesia de Jerusalén y pariente
del Señor. Lúcido mensaje: no nos limitemos a escuchar la Palabra; vivámosla,
llevémosla a la práctica.
A lo largo de la semana son dos las referencias en lo que a celebraciones
litúrgicas atañe: una, el paradójico Gregorio Magno, monje y hombre de
gobierno en la iglesia, místico y admirable hombre de acción; la otra es la
Natividad de María, ocasión para que numerosas comunidades celebren la
maternal protección de María; baste como botón de muestra aludir a Santa
María de la Caridad del Cobre, madre del pueblo cubano y horizonte de
esperanza para los cristianos de dentro y fuera de la isla.
La I carta de Pablo a los Corintios sigue ocupando la mesa de la Palabra en la
primera lectura. Pablo habla a sus fieles con la elocuencia del débil, del
crucificado, sabiendo muy bien que el Espíritu lo sondea todo, Espíritu que viene
de Dios. Bellas palabras que nos dicen que somos campo de Dios que nos
dejamos laborar por Cristo. Porque somos servidores de los misterios de Dios y,
aun con dificultades, presumimos de haber nacido de Cristo Jesús.
Del evangelista Lucas serán los fragmentos evangélicos de esta semana. Vemos
a Jesús en Galilea, y en las sinagogas de Nazaret y Cafarnaún; es patente la
voluntad de ir a otros pueblos a anunciar el reino de Dios. El jueves
escucharemos la llamada de los primeros discípulos y la propia apología por ser
acusado de comer con publicanos y pecadores, y cierra la semana con el punto
nuclear de su oferta religiosa: el Hijo del Hombre es señor del sábado. La mejor
opción, en sábado o en cualquier día de la semana, es seguir a Jesús de Nazaret.
Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de San Jacinto (Sevilla)
Con permiso de dominicos.org