“¿Qué tiene su palabra?”
Lc 4, 31-37:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
POSEEMOS EL MODO DE PENSAR DE CRISTO
La primera lectura de esta liturgia de la Palabra suscita una pregunta: ¿qué significa en
concreto la expresión «nosotros poseemos el modo de pensar de Cristo»?
Vale la pena que nos detengamos en la búsqueda del sentido profundo que, ciertamente, está
escondido en esta frase paulina.
A la luz de la cita veterotestamentaria de Is 40,13 es cierto que nadie puede decir que conoce
el pensamiento del Señor-Dios. Nos encontramos ante esa teología apofática -que prefiere
callar antes que hablar- cultivada antes y también ahora sobre todo por los místicos y los
contemplativos. Ahora bien, la referencia a Is 64,3 que encontramos en 2,9 nos hace saber que
Dios ha preparado (esto es, revelado), para aquellos que le aman, cosas que el ojo humano
nunca vio ni el oído humano oyó jamás. Así pues, por divina benevolencia, se ha hecho posible
al hombre lo que es humanamente imposible. De este modo se abre ante nosotros una nueva
vía de conocimiento. Gracias a los dones divinos que caracterizan a los tiempos de Jesús,
sobre todo gracias al don del Espíritu Santo, se desentraña ante nosotros un horizonte nuevo
sobre el que podemos conocer lo que complace a Dios y reconocerlo con alegría interior. Como
hijos en el Hijo, como oyentes de la Palabra , como discípulos del Evangelio, podemos decir
muy bien, como Pablo, que «poseemos el modo de pensar de Cristo»: no porque lo hayamos
descubierto con nuestro ingenio, sino porque lo hemos acogido con alegría. Tras la estela de Is
55,9 quizás podamos decir que los pensamientos de Cristo no son nuestros pensamientos y
que nuestros caminos no son sus caminos; sin embargo, apoyados sobre el fundamento de las
palabras de Pablo, podemos alimentar certezas que conocen la solidez de la roca.
ORACION
Señor Jesús, tus planes son inescrutables.
Tomaste a un asesino como Pablo para difundir tu nombre, elegiste a un pescador como Pedro
para hacerle jefe de tu Iglesia, recurriste a una adúltera para manifestar tu misericordia.
¡Oh Señor, tus caminos son misteriosos!
Agustín sigue siendo un ejemplo de conversión para aquellos que están atormentados y
encallados en el mal, Francisco, de libertino, se hizo promotor de la paz; Gorbachov, el
comunista, se convirtió en tu instrumento para acabar con la guerra fría.
¡Oh Señor, tus gestos son locuras para la sabiduría humana!
Asumes la debilidad de un niño para destruir a los poderosos; pones la otra mejilla a quien te
golpea y perdonas a quien te ofende; mueres para dar a todos la vida y la salvación.
¡Oh Señor, eres justamente incomprensible!
Sin embargo, a la luz del Espíritu también yo puedo reconocer en medio de mis muchas
vicisitudes la presencia de tu amor y decir: todo es gracia.