EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 5,33-39
Luego le dijeron: "Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración,
lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben".
Jesús les contestó: "¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo
mientras él está con ellos?
Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que
ayunar".
Les hizo además esta comparación: "Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo
para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este
no quedará bien en el vestido viejo.
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres;
entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más.
¡A vino nuevo, odres nuevos!
Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El
añejo es mejor".
Comentario del Evangelio por :
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África de Norte) y doctor de la
Iglesia
Sermón 210, 5
“LLegará el día en que el Esposo les será arrebatado: entonces ayunarán”
Que "nuestras cinturas permanezcan ceñidas y nuestras lámparas
encendidas"; seamos "como servidores que esperan a que su dueño vuelva de la
boda " (Lc 12,35). No seamos como esos impíos que dicen: "Comamos y bebamos,
que mañana moriremos" (1Co 15,32). Cuanto más incierto es el día de nuestra
muerte, más dolorosas son las pruebas de esta vida; y debemos ayunar y rezar
más, porque efectivamente, mañana moriremos.
"Dentro de poco, les decía el Señor a sus discípulos, ya no me veréis, pero
dentro de otro poco me volveréis a ver" (Jn 16,16). Ahora, es la hora sobre la que
dijo: "Vosotros lloraréis y os lamentaréis mientras el mundo estará" (v. 20); esta
vida es un tiempo lleno de pruebas, donde viajamos lejos de él. "Pero, añade,
volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría"
(v. 22).
Mientras tanto la esperanza que así nos da el que es fiel a sus promesas, no
nos deja sin alegría, hasta que seamos colmados por la alegría superabundante del
día en que “ seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es" (1Jn 3,2), y
donde "nadie podrá quitarnos esta alegría"... "Una mujer que da a luz, dice nuestro
Señor, está afligida porque ha llegado su hora. Pero cuando el niño nace,
experimenta una gran alegría porque al mundo le ha nacido un hombre" (Jn 16,21).
Esta alegría nadie podrá quitárnosla y con la que seremos colmados cuando
pasemos de la concepción presente de la fe, a la luz eterna. Ayunemos pues ahora,
y roguemos, ya que estamos en los días del alumbramiento.
"servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”