EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 6,12-19:
En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en
oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio
el nombre de Apóstoles:
Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago,
Juan, Felipe, Bartolomé,
Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote,
Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y
una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la
región costera de Tiro y Sidón,
para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban
atormentados por espíritus impuros quedaban curados;
y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Comentario del Evangelio por:
Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas
Misioneras de la Caridad
El gozo del don
«Pasó la noche orando a Dios. Al llegar el día, llamó a sus discípulos y
escogió a doce de entre ellos»
Creo que nuestras hermanas han recibido esta comunicación de gozo que se
percibe en muchos de los religiosos que se han dado a Dios sin reserva. Nuestra
obra no es más que la expresión de nuestro amor por Dios. Este amor necesita a
alguien que lo reciba, y de esta manera, la gente con la que nos encontramos nos
dan el medio para poderlo expresar.
Tenemos necesidad de encontrar a Dios, y no le vamos a encontrar ni en la
agitación ni en medio del ruido. Dios es amigo del silencio. ¡En medio de qué
silencio crecen los árboles, las flores y la hierba! ¡Y en medio de qué silencio de
mueven las estrellas, la luna y el sol! Nuestra misión ¿no es dar a Dios a los pobres
de las barracas? Pero no un Dios muerto, sino al Dios vivo y amante. Cuanto más
recibamos en la oración silenciosa, más podremos dar en nuestra vida activa.
Tenemos necesidad de silencio para ser capaces de llegar a las almas. Lo esencial
no es lo que decimos, sino lo que Dios nos dice y dice a través nuestro. Todas
nuestras palabras serán vanas en tanto que no vendrán de lo más íntimo; las
palabras que no transmiten la luz de Cristo, no sirven más que para aumentar las
tinieblas.
Nuestro progreso en la santidad depende de Dios y de nosotros mismos, de la
gracia de Dios y de nuestra voluntad de ser santos. Nos hace tomar en serio el
compromiso vital de llegar a la santidad. «Quiero ser santo» significa: Quiero
desligarme de todo lo que no es Dios, quiero despojar mi corazón de todas las
cosas creadas, quiero vivir en la pobreza y en el desprendimiento, quiero renunciar
a mi voluntad, a mis inclinaciones, a mis caprichos y gustos, y hacerme el servidor
dócil de la voluntad de Dios.
"servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”