Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Septiembre 15
Memoria de Nuestra Señora de los Dolores
-----------------------------------
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de
salvación eterna * Sálvame, Señor, por tu misericordia * Triste contemplaba y
dolorosa miraba del Hijo amado la pena
Textos para este día:
Hebreos 5, 7-9:
Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y
súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado.
Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la
consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de
salvación eterna.
Salmo 30:
A ti, Señor, me acojo: / no quede yo nunca defraudado; / tú, que eres justo,
ponme a salvo, / inclina tu oído hacia mí. R. Ven aprisa a librarme, / sé la roca de
mi refugio, / un baluarte donde me salve, / tú que eres mi roca y mi baluarte; / por
tu nombre dirígeme y guíame. R. Sácame de la red que me han tendido, / porque
tú eres mi amparo. / A tus manos encomiendo mi espíritu: / tú, el Dios leal, me
librarás. R. Pero yo confío en ti, Señor, / te digo: "Tú eres mi Dios." / En tus manos
están mis azares: / líbrame de los enemigos que me persiguen. R. Qué bondad tan
grande, Señor, / reservas para tus fieles, / y concedes a los que a ti se acogen / a
la vista de todos. R.
Juan 19,25-27:
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su
madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y
cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo."
Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Y desde aquella hora, el discípulo
la recibió en su casa.
Homilía
Temas de las lecturas: Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de
salvación eterna * Sálvame, Señor, por tu misericordia * Triste contemplaba y
dolorosa miraba del Hijo amado la pena
1. Señora, también en el dolor
1.1 Juan Pablo II nos regaló el 2 de abril de 1997 una densa enseñanza sobre la
fecundidad de los dolores de la Virgen Santa, especialmente en ese momento
cumbre: en la Cruz. De esa predicación del Sumo Pontífice tomamos apartes para
nuestra reflexión de hoy. Los títulos y la numeración son nuestros.
1.2 El Concilio subraya la dimensión profunda de la presencia de la Virgen en el
Calvario, recordando que "mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz"
(Lumen gentium, 58), y afirma que esa unión "en la obra de la salvación se
manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte"
(ib., 57).
1.3 Con la mirada iluminada por el fulgor de la Resurrección, nos detenemos a
considerar la adhesión de la Madre a la pasión redentora del Hijo, que se realiza
mediante la participación en su dolor. Volvemos de nuevo, ahora en la perspectiva
de la Resurrección, al pie de la cruz, donde María "sufrió intensamente con su Hijo y
se unió a su sacrificio con corazón de Madre que, llena de amor, daba su
consentimiento a la inmolación de su Hijo como víctima" (ib., 58).
1.4 Con estas palabras, el Concilio nos recuerda la "compasión de María", en cuyo
corazón repercute todo lo que Jesús padece en el alma y en el cuerpo, subrayando
su voluntad de participar en el sacrificio redentor y unir su sufrimiento materno a la
ofrenda sacerdotal de su Hijo.
2. Dolor de Amor
2.1 Además, el texto conciliar pone de relieve que el consentimiento que da a la
inmolación de Jesús no constituye una aceptación pasiva, sino un auténtico acto de
amor, con el que ofrece a su Hijo como "víctima" de expiación por los pecados de
toda la humanidad.
2.2 Por último, la Lumen gentium pone a la Virgen en relación con Cristo,
protagonista del acontecimiento redentor, especificando que, al asociarse "a su
sacrificio", permanece subordinada a su Hijo divino.
3. Mujer fuerte
3.1 En el cuarto evangelio, san Juan narra que "junto a la cruz de Jesús estaban su
madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena" (Jn
19, 25). Con el verbo "estar", que etimológicamente significa "estar de pie", "estar
erguido", el evangelista tal vez quiere presentar la dignidad y la fortaleza que María
y las demás mujeres manifiestan en su dolor.
3.2 En particular, el hecho de "estar erguida" la Virgen junto a la cruz recuerda su
inquebrantable firmeza y su extraordinaria valentía para afrontar los padecimientos.
En el drama del Calvario, a María la sostiene la fe, que se robusteció durante los
acontecimientos de su existencia y, sobre todo, durante la vida pública de Jesús. El
Concilio recuerda que "la bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe
y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz" (Lumen gentium, 58).
3.3 A los crueles insultos lanzados contra el Mesías crucificado, ella que compartía
sus íntimas disposiciones, responde con la indulgencia y el perdón, asociándose a
su súplica al Padre: "Perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc 23 34).
Partícipe del sentimiento de abandono a la voluntad del Padre, que Jesús expresa
en sus últimas palabras en la cruz: "Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu"
(Lc 23, 46), ella da así, como observa el Concilio, un consentimiento de amor "a la
inmolación de su Hijo como víctima" (Lumen gentium, 58).
4. Mujer de esperanza
4.1 En este supremo "sí" de María resplandece la esperanza confiada en el
misterioso futuro iniciado con la muerte de su Hijo crucificado. Las palabras con que
Jesús, a lo largo del camino hacia Jerusalén, enseñaba a sus discípulos "que el Hijo
del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos
sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días" (Mc 8, 31),
resuenan en su corazón en la hora dramática del Calvario, suscitando la espera y el
anhelo de la Resurrección.
4.2 La esperanza de María al pie de la cruz encierra una luz más fuerte que la
oscuridad que reina en muchos corazones: ante el sacrificio redentor nace en María
la esperanza de la Iglesia y de la humanidad.
Fr. Nelson Medina, O.P.