Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 24, Lunes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Si os dividís en bandos, os resulta imposible comer la
cena del Señor * Proclamad la muerte del Señor, hasta que vuelva. * Ni en Israel
he encontrado tanta fe
Textos para este día:
1 Corinios 11, 17-26. 33:
Hermanos: Al recomendaros esto, no puedo aprobar que vuestras reuniones causen
más daño que provecho.
En primer lugar, he oído que cuando se reúne vuestra Iglesia os dividís en bandos;
y en parte lo creo, porque hasta partidos tiene que haber entre vosotros, para que
se vea quiénes resisten a la prueba.
Así, cuando os reunís en comunidad, os resulta imposible comer la cena del Señor,
pues cada uno se adelanta a comerse su propia cena y, mientras uno pasa hambre,
el otro está borracho. ¿No tenéis casas donde comer y beber? ¿O tenéis en tan poco
a la Iglesia de Dios que humilláis a los pobres? ¿Qué queréis que os diga? ¿Que os
apruebe? En esto no os apruebo.
Porque yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he
transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y,
pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se
entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía."
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva
alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria
mía."
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte
del Señor, hasta que vuelva. Así que, hermanos míos, cuando os reunís para
comer, esperaos unos a otros.
Salmo 39 :
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, / y, en cambio, me abriste el oído; / no pides
sacrificio expiatorio, / entonces yo digo: "Aquí estoy." R.
"-Como está escrito en mi libro- / para hacer tu voluntad." / Dios mío, lo quiero, / y
llevo tu ley en las entrañas. R.
He proclamado tu salvación / ante la gran asamblea; / no he cerrado los labios: /
Señor, tú lo sabes. R.
Alégrense y gocen contigo / todos los que te buscan; / digan siempre: "Grande es
el Señor" / los que desean tu salvación. R.
Lucas 7, 1-10:
En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaum.
Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho.
Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos para rogarle que fuera a
curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente:
"Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha
construido la sinagoga". Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando
el centurión le envió unos amigos a decirle: "Señor, no te molestes; no soy yo
quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir
personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo
bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: "Ve", y va; al otro:
"Ven", y viene; y a mi criado: "Haz esto", y lo hace". Al oír esto, Jesús se admiró de
él, y, volviéndose a la gente que lo seguía dijo: "Os digo que ni en Israel he
encontrado tanta fe". Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.
Homilía
Temas de las lecturas: Si os dividís en bandos, os resulta imposible comer la
cena del Señor * Proclamad la muerte del Señor, hasta que vuelva. * Ni en Israel
he encontrado tanta fe
1. No es Cualquier Comida
1.1 La primera lectura nos deja ver un momento muy importante en la vida de la
naciente comunidad cristiana de Corinto. Lo que está de fondo es: ¿qué significa la
"Cena del Señor"? ¿Qué implica celebrarla?
1.2 No debemos dudar de un punto: fue el mismo apóstol Pablo quien introdujo
esta celebración de la "Cena" junto con la predicación del Evangelio y de la fe
cristiana en su conjunto. Las palabras de hoy muestran, sin embargo, que esa
práctica se había desvirtuado de varias maneras. A nosotros nos sirve mirar qué
sucedía en aquella comunidad porque muy probablemente se puede repetir en
nuestras asambleas.
1.3 Pero antes hay que notar que la celebración de la Cena era un poco distinta en
aquella época, si la comparamos con nuestra celebración de la Misa. Había un
compartir de otros alimentos, una especie de encuentro fraterno y luego sí la Cena
como tal. Una de las razones por las que la Iglesia desistió de ese modo de celebrar
es lo que dice el apóstol: se daban desigualdades y excesos, y no sabe uno qué es
peor, si las injusticias entre cristianos o esas faltas de templanza que convertían lo
sagrado en ridículo.
1.4 Las dos cosas las critica el apóstol, y si viniera a nuestras misas seguramente
las podría seguir criticando: comulgan el explotador y el explotado y hasta se dan la
paz, una paz que puede resultar pura farsa. De otra parte, comulga gente sin
discernir lo que come, o con el corazón helado por la indiferencia o recalentado por
los vicios y excesos que compiten en su cuerpo. Pablo es actual y sus palabras nos
ayudarán a respetar y amar mejor el memorial del amor más grande.
2. Dios nos hace dignos
2.1 Con tanta fe como humildad el centurión romano del evangelio de hoy dijo una
hermosa profesión de fe: "yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas
una sola palabra, mi criado quedará sano".
2.2 Y aunque se creía indigno, recibió elogio de Jesucristo, que con su palabra de
admiración lo hizo digno no sólo de aquel milagro esperado sino también digno de
habitar para siempre las páginas del evangelio, junto a nuestro Divino Salvador.
Jesús lo hizo digno.
2.3 El centurión estaba seguro del poder de Jesús. Miraba a Nuestro Señor como
uno que tiene autoridad en su palabra, pues entendía que la enfermedad y el mal
tenían que obedecer a Cristo así como los soldados de un regimiento obedecen a su
general. Este tipo de fe trasciende el hecho puntual de la enfermedad de aquel
criado. Es verdaderamente una manera de mirar el mundo.
2.4 Si Cristo es el gran comandante de todas las fuerzas del universo, si la
enfermedad y el mal finalmente tienen que obedecer a su palabra, entonces
debemos entender que todo mal tiene un lugar y un sentido dentro del conjunto de
un plan más amplio que nosotros no vemos pero que nuestro Rey y Emperador,
nuestro Jefe y General sí está viendo. Es maravilloso entender esto.
Fr. Nelson Medina, O.P.