XXIV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Miercoles
Sentir el amor de Dios nos ayuda a corresponder con amor, que es lo que
da sentido a la vida
“En aquel tiempo, dijo el Señor: -«¿A quién se parecen los hombres
de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos
niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocarnos la flauta y
no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis." Vino Juan el
Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenla un demonio;
viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué
comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin
embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón»”
(Lucas 7,31-35) .
1 . –Después de haber hecho el elogio de Juan Bautista, Jesús, le
decías a la gente: “ ¿Con quién compararé a los hombres de esta
generación? y ¿a quién se parecen?” Empleas esa expresión -"esa
generación"- para recriminar la falta de fe.
-“ Se parecen a los chiquillos que, sentados en la plaza, se
gritan unos a otros diciendo: "os hemos tocado la flauta, y no habéis
bailado...", "os hemos entonado endechas y no habéis llorado..."”
Los chiquillos "obstinados", cabezotas... no quieren jugar con los demás.
Esto pasa con los que no quieren la predicación de Juan Bautista, más bien
austera... y la predicación de Jesús, más bien alegre... también encuentra
obstáculos.
-“ En efecto, ha venido Juan Bautista, que no comía pan ni
bebía vino, y decís: Tiene un demonio dentro...” Jesús, esto lo dices
después de alabar a Juan Bautista y de lamentarte de que algunos, los
fariseos y escribas, no te acepten. Hay siempre excusas para no dar crédito
a su mensaje. Al uno le tildan de fanático. Al otro, de comilón y "amigo de
pecadores". Aunque haya curado al criado del centurión y resucitado al hijo
de la viuda de Naín, no le aceptan. Cuando no se quiere a una persona, se
encuentran con facilidad excusas para no hacer caso de lo que nos propone.
-“ Ha venido el Hijo del hombre que come y bebe y decís: Ahí
tenéis a un glotón y a un borracho, amigo de pecadores...” ¡Cuántas
veces hay rechazo de unos a otros, desacreditándolos por cualquier motivo!
Hay personas siempre críticas, como tú decías, Señor, que ni entran ni
dejan entrar. En el fondo, lo que pasa es que resulta incómodo el testimonio
de alguien y por eso se le persigue o se le ridiculiza. Cuando no nos interesa
aceptar un mensaje, sacamos excusas -a veces ridículas o contradictorias-
para justificar de alguna manera nuestra negativa a aceptarlo. Te pido,
Señor, ser de los de corazón sencillo y humilde, los que no están llenos de
sí mismos (J. Aldazábal).
Me gusta, Jesús, tu estilo de predicar y de vivir: las comidas tenían
gran importancia en tu vida, para estar con la gente: Anunciabas el Reino
de Dios como un banquete mesiánico; y, si bien la penitencia y la exigencia
divina no estaban ausentes de tu palabra, y me gusta ese título maravilloso
que se te daba, Jesús: "amigo de los pecadores". Señor, Tú que quitas el
pecado del mundo, te pido que quites el pecado de mi corazón. Pero sé que
me amas tal como soy, pobre y pecador, para salvarme de mi mal.
¡Gracias! Haz que haga yo otro tanto, en ese "tratar bien a los
pecadores":... la llamada del publicano Mateo, y la comida con sus colegas
recaudadores... la defensa de la mujer adúltera... las parábolas de la
misericordia... la oveja perdida y hallada... el hijo pródigo... el paralítico
perdonado, aun antes de quedar curado... el ladrón introducido en el
paraíso... la primera aparición a María...
-“ Pero la "Sabiduría" de Dios ha quedado justificada y
acreditada por todos sus hijos ”. Jesús vuelve aquí a una de sus más
caras ideas: "los pequeños", los "niños" ellos poseen la "sapiencia" por
oposición a los escribas y a los sabios. " Yo te doy gracias, Padre por
haber escondido esas cosas a los sabios y a los inteligentes, y
haberlo revelado a los pequeñuelos " (Lucas 10,21). ¡Haznos
disponibles, Señor! (Noel Quesson).
"El tiempo es demasiado lento para los que esperan; demasiado veloz
para los que tienen miedo; demasiado largo para los que sufren; demasiado
corto para los que disfrutan, pero para los que aman, el tiempo es la
eternidad". ¿Cómo se le puede transmitir esto a nuestra generación?... O
sea, que "tocamos la flauta y no bailáis; cantamos lamentaciones y no
lloráis". Pero el que ama no se equivoca nunca. Al final, seremos
examinados de amor. O mejor: al final, el Amor recibirá al amor
( gonzalo@claret.org ) .
2. Pablo trató de contestar a varias preguntas concretas que
interesaban a esta comunidad de Corinto: celibato y el matrimonio,
celebraciones litúrgicas, diversidad legítima y unidad en la Iglesia,
carismas... ahora nos habla de lo importante, la «caridad», el amor-ágape!
Y leemos escrito por su mano el más hermoso himno al amor que jamás
haya sido escrito.
-“ Entre los dones de Dios, he ahí lo mejor... Una vía superior a
todas las demás: la caridad, el amor”. Sabemos que "eros" significaba
el amor-deseo, el amor-placer que quiere gozar y poseer, como cuando
decimos: al lobo le gustan los corderos; a mí también me gusta el cordero
asado.
«Agape» significaba el amor-don, el amor desinteresado, capaz de
sacrificarse por otro, como cuando decimos «la madre ama a su hijo», o
«Dios nos ama»...
-“ La caridad es paciente, no busca su interés. La caridad no se
irrita, no es envidiosa. La caridad es servicial. Todo lo cree. Todo lo
espera. Todo lo soporta...” Pablo piensa en Cristo, que ha realizado todo
esto a la perfección.
-“ Aunque conociera toda la ciencia y todos los misterios,
aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, ¡si no
tengo caridad, nada soy!” El «valor» esencial de nuestra religión no es la
«fe» en su aspecto «doctrinal», de «conocimiento intelectual», ¡es el
«amor-caridad»! Una viejecita que amasa su pan con amor tiene un mayor
grado de gracia que un gran teólogo de corazón enjuto, e incluso mayor que
el que hiciera milagros, dice san Pablo. « ¡Por este signo seréis
reconocidos como discípulos míos, si amáis! » ¿Qué parte tiene en mi
vida el amor-ágape?
-“ Actualmente tenemos una imagen oscura... Aquel día
veremos a Dios cara a cara. Ahora subsisten la fe, la esperanza y la
caridad; pero la mayor de estas tres es la caridad”. Es la vida después
de la muerte. En el cielo veremos a Dios «cara a cara»: la expresión es muy
viva y penetrante. Dios es "amor", y entonces estaremos totalmente
investidos de ese amor: Ayúdanos, Señor, ya desde hoy (Noel Quesson).
3. Como glosó san Juan de la Cruz, "en el último día seremos
examinados de amor". Al ver cómo nos quieres, Señor, me sale del alma
cantarte con el salmista: “ Dad gracias al Señor con la cítara, / tocad en
su honor el arpa de diez cuerdas; / cantadle un cántico nuevo, /
acompañando los vítores con bordones”.
Es una suerte sentirse querido, y nos ayuda a corresponder: “Que la
palabra del Señor es sincera, / y todas sus acciones son leales; / él
ama la justicia y el derecho, / y su misericordia llena la tierra”.
Sentirme querido por ti, Señor, sin merecérmelo, me da paz, y quiero
abandonarme en ti con confianza: “ Dichosa la nación cuyo Dios es el
Señor, / el pueblo que él se escogió como heredad. / Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros, / como lo esperamos de
ti.”
Llucià Pou Sabaté