Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 24, Jueves
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído *
Dad gracias al Señor porque es bueno. * Sus muchos pecados están perdonados,
porque tiene mucho amor
Textos para este día:
1 Corintios 15, 1-11:
Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y
en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio
que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe.
Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que
Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que
resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a
los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de
los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago,
después a todos los apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció
también a mí.
Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol,
porque he perseguido a la Iglesia de Dios.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí.
Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia
de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es
lo que habéis creído.
Salmo 117:
Dad gracias al Señor porque es bueno, / porque es eterna su misericordia. / Diga la
casa de Israel: / eterna es su misericordia. R.
"La diestra del Señor es poderosa, / la diestra del Señor es excelsa." / No he de
morir, viviré / para contar las hazañas del Señor. R.
Tú eres mi Dios, te doy gracias; / Dios mío, yo te ensalzo. R.
Lucas 7, 36-50:
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús,
entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una
pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un
frasco de perfume y, colocándose detrás, junto a sus pies, llorando, se puso a
regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de
besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se
dijo: "Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que
es: una pecadora". Jesús tomó la palabra y le dijo: "Simón, tengo algo que decirte".
El respondió: "Dímelo, maestro". Jesús le dijo: "Un prestamista tenía dos deudores:
uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué
pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?". Simón contestó:
"Supongo que aquel a quien le perdonó más". Jesús le dijo: "Has juzgado
rectamente".
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu
casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con
sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio,
desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con
ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus
muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor, pero al que poco se
le perdona, poco ama". Y a ella le dijo: "Tus pecados están perdonados". Los demás
convidados empezaron a decir entre sí: "¿Quién es esté, que hasta perdona
pecados?" Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz".
Homilía
Temas de las lecturas: Esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído *
Dad gracias al Señor porque es bueno. * Sus muchos pecados están perdonados,
porque tiene mucho amor
1. De Vuelta a lo Esencial
1.1 Cuanto más leemos y conocemos de la comunidad de Corinto creo que más
admiramos la paciencia y caridad con que Pablo se dedicó a aquellos fieles, que a
menudo actuaban como infieles. La primera lectura de hoy, por ejemplo, nos
muestra que el apóstol estaba dispuesto prácticamente a volver a iniciar la tarea de
fundar esta comunidad, y por ello les recuerda los rudimentos y bases primeras de
la fe.
1.2 Nosotros, por nuestra parte, salimos ganando con todos esos problemas y
deficiencias de los corintios, porque todo eso sirvió para que oyéramos más y más a
este gran testigo del Evangelio, con lo cual nuestra fe recibió y recibe gran cantidad
de alimento saludable.
1.3 Lo que Pablo les recuerda es lo que suele llamarse el "kerigma," por una
palabra griega que quiere decir "anunciar." Lo que leímos hoy, pues, es como el
"primer anuncio" de la fe, y en él se condensa la buena noticia: que Cristo murió
por nuestros pecados y que resucitó para nuestra salvación.
1.4 El retorno a lo esencial no es un modo de perder el tiempo. Es recuperar las
fuentes profundas de la alegría y también percibir de manera nueva el impacto de
ese regalo de amor que es el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo. Si es bueno
subir hasta las hojas y frutos para apreciar la dulzura y bondad del árbol, también
es bueno descender a sus raíces y ponderar la profundidad de la que brota toda su
savia y toda su fuerza. Tal es el ejercicio de la oración y la meditación: ir de la raíz
a las ramas para ver las consecuencias de nuestra fe en todos los ámbitos, pero
también saber volver de las ramas a la raíz para percibir la grandeza y hermosura
del don recibido, y descansar en él.
2. Una Predicación de J. Aldazábal para el Evangelio de Hoy
2.1 La escena la cuenta Lucas con elegancia y detalles muy significativos. ¡Qué
contraste entre el fariseo Simón, que ha invitado a Jesús a comer, y aquella mujer
pecadora que nadie sabe cómo ha logrado entrar en la fiesta y colma a Jesús de
signos de afecto!
2.2 Desde luego, perdonar a una mujer pecadora precisamente en casa de un
fariseo que le ha invitado, es un poco provocativo. No es raro que se escandalizaran
los presentes, o porque Jesús no conocía qué clase de mujer era aquélla, o que no
reaccionaba ante sus gestos, que resultaban cuando menos un poco ambiguos.
2.3 Pero Jesús quería transmitir un mensaje básico en su predicación: la
importancia del amor y del perdón. El argumento parece fluctuar en dos
direcciones. Tanto se puede decir que se le perdona porque ha amado ("sus
pecados están perdonados, porque tiene mucho amor"), como que ha amado
porque se le ha perdonado ("amará más aquél a quien se le perdonó más").
Probablemente aquella mujer ya había experimentado el perdón de Jesús en otro
momento, y por ello le manifestaba su gratitud de esa manera tan efusiva.
2.4 La escena nos hace repensar nuestra conducta con los que consideramos
"pecadores". ¿Cómo los tratamos: dándoles ánimos o hundiéndoles más?
2.5 Podemos actuar con corazón mezquino, como los fariseos que juzgan y
condenan a todos, o como el hermano mayor del hijo pródigo que le recrimina de
una manera intransigente lo que ha hecho, o como Simón y los otros convidados,
que no deben ser malas personas (han invitado a Jesús a comer), pero no saben
ser benévolos y amar. O podemos portarnos como el padre del hijo pródigo, y
sobre todo como el mismo Jesús, que perdona a la mujer adúltera que le
presentan, y a Zaqueo el publicano, y tiene palabras de ánimo para esta mujer que
ha entrado en la sala del banquete y le unge los pies.
2.6 ¿Dónde quedamos retratados, en los fariseos o en Jesús? No se trata de que lo
aprobemos todo. Como Jesús no aprobaba el pecado y el mal. Sino de imitar su
actitud de respeto y tolerancia. Con nuestra acogida humana, podemos ayudar a
tantas personas -drogadictos, delincuentes, marginados de toda especie- a
rehabilitarse, haciéndoles fácil el camino de la esperanza. Con nuestro rechazo
justiciero les podemos quitar los pocos ánimos que tengan.
2.7 Claro que, para ser benévolos en nuestros juicios con los demás, antes
tendremos que ser conscientes de que Dios ha empleado misericordia con nosotros.
Se nos ha perdonado mucho a nosotros y por tanto deberíamos ser más tolerantes
con los demás, sin constituirnos en jueces prestos siempre a criticar y a condenar.
2.8 Dios es rico en misericordia. Lo ha demostrado en Cristo Jesús. Y lo quiere
seguir mostrando también a través de nosotros. (Más predicación de J. Aldazábal
en su libro de sermones "Enséñame tus Caminos")
Fr. Nelson Medina, O.P.