EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 8,4-15.
Como se reunía una gran multitud y acudía a Jesús gente de todas las ciudades, él
les dijo, valiéndose de una parábola:
"El sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrar, una parte de la semilla cayó
al borde del camino, donde fue pisoteada y se la comieron los pájaros del cielo.
Otra parte cayó sobre las piedras y, al brotar, se secó por falta de humedad.
Otra cayó entre las espinas, y estas, brotando al mismo tiempo, la ahogaron.
Otra parte cayó en tierra fértil, brotó y produjo fruto al ciento por uno". Y una vez
que dijo esto, exclamó: "¡El que tenga oídos para oír, que oiga!".
Sus discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola,
y Jesús les dijo: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de
Dios; a los demás, en cambio, se les habla en parábolas, para que miren sin ver y
oigan sin comprender.
La parábola quiere decir esto: La semilla es la Palabra de Dios.
Los que están al borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el
demonio y arrebata la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven.
Los que están sobre las piedras son los que reciben la Palabra con alegría, apenas
la oyen; pero no tienen raíces: creen por un tiempo, y en el momento de la
tentación se vuelven atrás.
Lo que cayó entre espinas son los que escuchan, pero con las preocupaciones, las
riquezas y los placeres de la vida, se van dejando ahogar poco a poco, y no llegan a
madurar.
Lo que cayó en tierra fértil son los que escuchan la Palabra con un corazón bien
dispuesto, la retienen, y dan fruto gracias a su constancia.
Comentario del Evangelio por :
San Juan Crisóstomo (hacia 345-407), presbítero de Antioquía más tarde
obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilía al volver del exilio, sobre la cananea
El sembrador siembra sin calcular
Hoy no he convencido a mi auditorio, pero es posible que lo haga mañana, o
dentro de tres o cuatro días o más adelante. El pescador que ha echado las redes
inútilmente durante un día entero, a veces, al atardecer, antes de marcharse,
recoge la pesca que no ha podido pescar durante la jornada. El labrador no deja de
cultivar sus tierras, aunque durante algunos años no haya obtenido una buena
cosecha, y por fin, a menudo, en un solo año repara todas las pérdidas anteriores.
Dios no nos pide que tengamos éxito, sino que trabajemos; ahora bien,
nuestro trabajo no será menos recompensado por el hecho de que no se nos haya
escuchado... Cristo sabía muy bien que Judas no se convertiría y, sin embargo,
hasta el fin procuró que se convirtiera reprochándole sus faltas en términos
conmovedores: «Amigo, ¿a qué has venido? » (Mt 26,50 griego). Ahora bien, si
Cristo, el modelo de los pastores, ha trabajado hasta el fin por la conversión de un
hombre desesperado, ¿qué es lo que no haremos por aquellos a quienes se nos
manda que les esperemos siempre?
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”