XXVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
El que hace el bien hace lo que Dios quiere"
Nm 11, 25-29: "¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo del
Señor fuera profeta!
Sal 18,8.10.12-13.14: "Los mandatos del Señor son rectos, alegran
el corazón"
St 5,1-6: "Vuestra riqueza está corrompida"
Mc 9,38-43.45.47-48: "El que no está contra nosotros está a favor
nuestro. Si tu mano te hace caer, córtatela"
Cuando dos ancianos no elegidos por Moisés comienzan a profetizar son
"denunciados". Sin embargo, a Moisés esto no le importa mucho y expresa el deseo
de que todo el pueblo se comporte así. Ya dirá Joel que, en tiempos mesiánicos, en
todas las capas sociales se manifestará el Espíritu.
Comienza ahora san Marcos una serie de textos de carácter catequético, que
empieza con el pasaje del "que echaba demonios". Jesús se va a mostrar no
solamente "comprensivo" con quien esto hace, sino que le considerará de los suyos.
El hecho de que no le difamara era importante allí donde muchos hablaban mal de
Él.
Las advertencias sobre el pie, la mano y el ojo tendrían un gran sentido en el
ambiente de las persecuciones, y tal vez se comprendan mejor en ese contexto.
Compartir no es ganar necesariamente a otro, restándole méritos. Lo noble es
descubrir el bien esté donde esté y fomentarlo. Lo demás es creer que sólo
nosotros somos buenos.
— El juicio moral sobre las acciones propias y ajenas:
"El desconocimiento de Cristo, los malos ejemplos recibidos de otros, la
servidumbre de las pasiones, la pretensión de una mal entendida autonomía de la
conciencia, el rechazo de la autoridad de la Iglesia y de su enseñanza, la falta de
conversión y de caridad pueden conducir a desviaciones del juicio en la conducta
moral" (1792).
— "El escándalo adquiere una gravedad particular según la autoridad de quienes lo
causan o de la debilidad de quienes lo padecen. Inspiró a nuestro Señor esta
maldición: «Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le
vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos
y le hundan en lo profundo del mar» (Mt 18,6). El escándalo es grave cuando es
causado por quienes, por naturaleza o por función, están obligados a enseñar y
educar a los otros. Jesús, en efecto, lo reprocha a los escribas y fariseos: los
compara a lobos disfrazados de corderos" (2285).
— "La persona humana participa de la luz y la fuerza del Espíritu divino. Por la
razón es capaz de comprender el orden de las cosas establecido por el Creador. Por
su voluntad es capaz de dirigirse por sí misma a su bien verdadero. Encuentra su
perfección en la búsqueda y el amor de la verdad y del bien" (1704).
— "Pero si alguien me dice: No sé qué hacer; ese hombre predica a Cristo, indica el
camino para seguirle, se dice discípulo suyo, afirma que anuncia la verdad, ¿cómo
no voy a seguir a quien enseña tales cosas?, responderé: Tiene una cosa en su
lengua y otra en su conciencia. Me dirás: ¿Y por dónde lo sé? ¿Acaso puedo yo leer
las conciencias? Yo oigo que habla de Cristo y creo que profesa lo que oigo. No te
engañe el hijo de la falsedad, y, si tú eres hijo de la verdad, aprende, ¡oh cristiano!,
que deseas oír y ver a Cristo. Si alguno te predicase a Cristo, examina y considera
qué Cristo te predica y en dónde te lo predica" (San Agustín, cant. nov. 4-5).
Dividir la sociedad entre unos y otros, buenos y malos, mejores y peores... es
siempre ceder a la tentación de colocarnos en el mejor de los lados.
Con permiso de Almudi.org