EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 9,18-22.
Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó:
"¿Quién dice la gente que soy yo?".
Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros,
alguno de los antiguos profetas que ha resucitado".
"Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra,
respondió: "Tú eres el Mesías de Dios".
Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie.
"El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los
sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".
Comentario del Evangelio por :
Juliana de Norwich (1342- 1416), reclusa inglesa
Revelaciones del amor divino, cap. 27
“Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho... que muera y que al
tercer día resucite”
En mi ignorancia, me asombraba que la profunda sabiduría de Dios no hubiera
impedido el principio del pecado, porque si hubiera sido así, me parecía, que todo
habría ido bien... Jesús me respondió: "El pecado era inevitable, pero todo acabará
bien, todo acabará bien, cualquier cosa, cualquiera que sea, acabará bien".
En esta simple palabra: "pecado" nuestro Señor me mostró todo lo que no es
bueno: el desprecio innoble y las tribulaciones extremas que sufrió por nosotros,
durante su vida y su muerte; todos los sufrimientos y los dolores, corporales y
espirituales, de todas sus criaturas... Yo contemplaba todos los sufrimientos que
jamás existieron o existirán, y comprendí que la Pasión de Cristo era el más
grande, el más doloroso de todos y sobrepasa a todos... Pero no vi el pecado. Sé en
efecto, por la fe, que no tiene sustancia ni algún tipo de ser; lo podemos conocer,
de otro modo, sólo por el sufrimiento que causa. Comprendí también, que este
sufrimiento era sólo por un tiempo: nos purifica; nos hace conocernos a nosotros
mismos y suplicar misericordia.
La Pasión de nuestro Señor nos fortalece contra el pecado y el sufrimiento: tal
es su santa voluntad. En su ternura hacia todos los que serán salvados, nuestro
buen Señor les reconforta pronta y amablemente, como si les dijera: "es verdad
que el pecado es la causa de todos estos dolores, pero todo acabará bien: cualquier
cosa, cualquiera que sea, acabará bien". Estas palabras, me las dijo muy
tiernamente, sin el menor reproche... En estas palabras, vi un misterio profundo y
maravilloso escondido en Dios. Este misterio, nos lo descubrirá plenamente en el
cielo. Cuando tendremos este conocimiento, veremos en toda verdad por qué
permitió la llegada del pecado a este mundo. Y viendo esto, nos regocijaremos
eternamente .
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”