XXVI Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Martes
Jesús corrige a sus apóstoles para aceptar con paz las contrariedades,
sabiendo que todo será para bien
“Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Él se
afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante
de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para
prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir
a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron:
«Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los
consuma?». Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro
pueblo” (Lucas 9,51-56).
1. Jesús “ envió mensajeros por delante; yendo de camino
entraron en una aldea de Samaría para prepararle alojamiento, pero
se negaron a recibirlo porque se dirigía a Jerusalén”. Empieza una
larga sección en Lucas, sobre "el viaje a Jerusalén" (Lc 9-12), ya que el
Evangelio está orientado hacia la subida de Jesús a la Ciudad santa, desde
Galilea.
Jesús va hacia Jerusalén, cumpliendo las profecías de Elías, pues el
término griego empleado por Lucas (literalmente " Cuando se iban a
cumplir los días de su arrebatamiento ") nos recuerda el arrebatamiento
al cielo de Elías (4Re [2Re LXX] 2,9.10.11) que será realidad plena con la
ascensión de Jesús al cielo (Hch 1,2.11.22). El Señor afronta su misión,
literalmente dice que " también él (Jesús evidentemente) plantó cara a
la situación encaminándose hacia Jerusalén ". Ez también lo profetizó
en 21,7: " Por eso profetiza, hijo de hombre, y planta cara a
Jerusalén, fija la mirada contra su santuario y profetiza contra la
tierra de Israel ." (El original hebreo contiene algunas variantes: " Hijo de
hombre, gira tu cara contra Jerusalén y haz gotear tu palabra contra
el santuario y profetiza contra la tierra de Israel ".) Señor, tú dirás:
" Mi vida, nadie la toma, soy Yo quien la da ." Contemplo ese instante
decisivo en tu corazón. Señor, ayúdanos en las decisiones valientes que a
veces hemos de tomar. “La Cruz es llamada también gloria y exaltación de
Cristo. Ella es el cáliz rebosante, de que nos habla el salmo, y la
culminación de todos los tormentos que padeció Cristo por nosotros. El
mismo Cristo nos enseña que la cruz es su gloria (...) También nos enseña
Cristo que la cruz es su exaltación, cuando dice: cuando yo sea elevado
sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí. Está claro, pues, que la cruz es la
gloria y exaltacin de Cristo” (S. Andrés de Creta).
Pasan por Samaria, donde no pueden ver a los judíos, sobre todo si van
a Jerusalén. La reacción de Santiago y Juan es drástica: ¿quieres que
mandemos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos? Se repite
la reacción del profeta Elías, que hace bajar fuego del cielo contra los
sacerdotes del dios Baal. Jesús, una vez más, les tiene que corregir, y
duramente: "no sabéis de qué espíritu sois".
Cuando algo nos sale mal, cuando experimentamos el rechazo por parte
de alguien: ¿somos tan violentos como los "hijos del trueno", Santiago y
Juan, que nada menos que quieren que baje un rayo del cielo y fulmine a
los que no les han querido dar hospedaje?, ¿reaccionamos así cuando
alguien no nos hace caso o nos lleva la contra? La violencia no puede ser
nuestra respuesta al mal. Jesús es mucho más tolerante. No quiere -según
la parábola que él mismo les contó- arrancar ya la cizaña porque se haya
atrevido a mezclarse con el trigo. El juicio lo deja para más tarde.
« Santiago y Juan, dijeron: ‘Seor, ¿quieres que digamos que baje
fuego del cielo y los consuma?’. Pero volviéndose, les reprendi ».
Aquí veo referencias a Elías, cuando el rey Ocozías de Samaría le envió
unos mensajeros y se habla de que "hizo bajar fuego del cielo" (4Re [2Re]
1,1-14 LXX).
" Los increpó " (literalmente "conminó", como si estuviesen
endemoniados), "poseídos" por una ideología que les impide actuar como
personas sensatas: están repletos de odio, de intolerancia religiosa y de
exaltación nacionalista. Jesús "se vuelve": esto quiere decir que él no se
había inmutado y que proseguía su camino, mientras los discípulos atrás
esperaban la venganza. “El Seor hace admirablemente las cosas (...) Actúa
así con el fin de enseñarnos que la virtud perfecta no guarda ningún deseo
de venganza, y que donde está presente la verdadera caridad no tiene lugar
la ira y, en fin, que la debilidad no debe ser tratada con dureza, sino que
debe ser ayudada” (S. Ambrosio). " Y se marcharon a otra aldea ".
Son defectos de los Apóstoles, que el Señor corrige. Cuenta la historia
de un aguador de la India que, en los extremos de un palo que colgaba en
sus espaldas, llevaba dos vasijas: una era perfecta y la otra estaba
agrietada, y perdía agua. Ésta triste miraba a la otra tan perfecta, y
avergonzada un día dijo al amo que se sentía miserable porque a causa de
sus grietas le daba sólo la mitad del agua que podía ganar con su venta. El
trajinante le contestó: Cuando volvamos a casa mira las flores que crecen
a lo largo del camino. Y se fijó: eran flores bellísimas, pero viendo que
volvía a perder la mitad del agua, repitió: No sirvo, lo hago todo mal. El
cargador le respondió: ¿Te has fijado en que las flores sólo crecen a tu
lado del camino? Yo ya conocía tus fisuras y quise sacar a relucir el lado
positivo de ellas, sembrando semilla de flores por donde pasas y regándolas
puedo recoger estas flores para el altar de la Virgen María. Si no fueses
como eres, no habría sido posible crear esta belleza.
Todos, de alguna manera, somos vasijas agrietadas, pero Dios conoce
bien a sus hijos y nos da la posibilidad de aprovechar las fisuras-defectos
para alguna cosa buena. Y así el apóstol Juan que hoy quiere destruir,
con la corrección del Señor se convierte en el apóstol del amor en sus
cartas. No se desanimó con las correcciones, sino que aprovechó el lado
positivo de su carácter fogoso el apasionamiento para ponerlo al
servicio del amor. Que nosotros también sepamos aprovechar las
correcciones, las contrariedades sufrimiento, fracaso, limitaciones para
“comenzar y recomenzar”, tal como san Josemaría definía la santidad:
dóciles al Espíritu Santo para convertirnos a Dios y ser instrumentos suyos.
La actitud de Santiago y Juan sigue estando presente en muchas
religiones del mundo. A lo largo de la historia han buscado la forma de
acabar con los que piensan, actúan o viven de forma diferente. Esta
intolerancia la hemos visto en la relación entre católicos y protestantes
durante cuatro siglos (las famosas “guerras de religin” por ejemplo); o la
relación entre cristianos y musulmanes. No podemos olvidar esta cruel
historia de intolerancia y de irrespeto que hemos tenido unos con otros.
Para la paz entre las religiones, primero debe haber diálogo entre las
religiones, y, antes aún, debe haber un "intradiálogo" en cada religión
(Josep Rius-Camps).
El espíritu de Jesús es un espíritu de no violencia, de misericordia. Jesús
pide a sus discípulos que respeten los plazos de la conversión: el
descubrimiento de la verdad es lento, muy lento, en el corazón del hombre.
Jesús nos da aquí la verdadera imagen de Dios. El, que siendo
Todopoderoso, no interviene como potentado para doblegar a los que le
están sujetos o a sus enemigos, sino que, humildemente, pobremente,
espera la conversión, a la manera de un padre o de una madre.
-" Y se marcharon a otra aldea ." Como hacen los pobres cuando se les
despide. Contemplo a Jesús marchándose hacia otra aldea... Señor, me
interrogo sobre mis impaciencias... Ante mis propios pecados, mis propios
fracasos, ante los rechazos de los demás, ante las lentitudes o los retrasos
de la Iglesia... Danos, Señor, tu divina paciencia (Noel Quesson).
Pablo irá a otro sitio cuando le rechazaban en la sinagoga y se iba a los
paganos, o cuando le apaleaban en una ciudad y se marchaba a otra. Si
aquí no nos escuchan, vamos a otra parte y seguiremos evangelizando, allá
donde podamos. Sin impaciencias. Sin ánimo justiciero ni fiscalizador. Sin
dejarnos hundir por un fracaso. Evangelizando, no condenando: "porque el
Hijo del Hombre no ha venido a perder, sino a salvar" (J. Aldazábal).
Algunos manuscritos griegos, que fueron seguidos por la Vulgata,
aaden al final del v 55: “ diciendo: no sabéis a qué espíritu
pertenecéis. El Hijo del hombre no ha venido a perder a los hombres
sino a salvarlos ”. Jesús nos dirá: Yo no he venido para condenar al
mundo, sino para salvarlo; pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y a
salvar lo que estaba perdido.
2. Job en sus desgracias abrió la boca y maldijo su día: « ¡Perezcan el
día en que nací, y la noche que declaró: "Un varón ha sido
concebido!" ¿Por qué no morí en el seno materno? » Después de la
primera aceptación del sufrimiento que leímos ayer, ahora, el grito de dolor
y de rebeldía: Job es aquí el eco, en todas las lenguas, de todos los
hombres del mundo que sufren mucho y dicen: ¿para qué vivir?, ¿por qué
he nacido? Desea la muerte. Maldice el día de su nacimiento. Pero no piensa
contra Dios.
¿Sé yo escuchar las quejas y lamentos de los hombres muy probados?
¿Sé llevar a la oración mis propias pruebas? A Dios, no le asombran
nuestros gritos. Los gritos de Job, como los de tantos salmos, forman parte
de la Biblia, libro sagrado; son palabras divinas a través de expresiones
humanas. "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"
-“ En la muerte descansan los exhaustos. ¿Para qué dar la luz a
un desdichado, la vida a los que están amargados, a los que ansían
la muerte que no llega y la buscan con avidez más que un tesoro?”
«Buscar con avidez la muerte, como se busca un tesoro.» «La muerte, en la
que descansan los exhaustos.» Es el sufrimiento de los incurables, de los
que sufren larga enfermedad, de los hambrientos, de los abandonados...
Señor, escucha este inmenso gemido que sube de la tierra y prolonga el
lamento de Jesús en agonía «hasta el fin del mundo». Señor, que este
sufrimiento, unido al de Cristo, sea un sufrimiento redentor: que germine
con este amor que a veces surge de un corazón anonadado. Y... haz Señor,
que muchos hombres se pongan generosamente al servicio de toda esa
humanidad sufriente, para curar, consolar y amar: que el amor germine y
crezca para con todos los afligidos.
-“ ¿Por qué dar vida a un hombre que ve cerrado su camino y a
quien Dios tiene cercado?” Interrogar es propio del hombre reflexivo, y
preguntar a Dios es creer en él… además de probar que la existencia no se
reduce al mal. Jesucristo es la única respuesta de Dios a todos esos "por
qué" (Noel Quesson).
3. Cuando nos toque vivir días tan oscuros como los de Job, hagamos
nuestro el salmo de hoy: " Señor, Dios, de día te pido auxilio, de noche
grito en tu presencia, mi alma está colmada de desdichas, me has
colocado en lo hondo de la fosa ". El Sábado Santo fue todo oscuridad
para Jesús. Pero amaneció la mañana de la resurrección.
¿Sabemos convertir en oración nuestra duda?, ¿sabemos fiarnos de Dios
como hará en definitiva Job, y sobre todo Jesús, a pesar de que no
entendamos el porqué de tantas cosas en la vida?
Llucià Pou Sabaté