Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 26, Lunes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó. ¡Bendito sea el
nombre del Señor! * Inclina el oído y escucha mis palabras. * El más pequeño
entre todos ustedes, ése es el más grande
Textos para este día:
Job 1, 6-22:
Un día, fueron los ángeles y se presentaron al Señor; entre ellos llegó también
Satanás.
El Señor le preguntó: "¿De dónde vienes?"
El respondió: "De dar vueltas por la tierra."
El Señor le dijo: "¿Te has fijado en mi siervo Job? En la tierra no hay otro como él:
es un hombre justo y honrado, que teme a Dios y se aparta del mal."
Satanás le respondió: "¿Y crees que teme a Dios de balde? ¡Si tú mismo lo has
cercado y protegido, a él, a su hogar y todo lo suyo! Has bendecido sus trabajos, y
sus rebaños se ensanchan por el país. Pero extiende la mano, daña sus posesiones,
y te apuesto a que te maldecirá en tu cara."
El Señor le dijo: "Haz lo que quieras con sus cosas, pero a él no lo toques."
Y Satanás se marchó.
Un día que sus hijos e hijas comían y bebían en casa del hermano mayor, llegó un
mensajero a casa de Job y le dijo: "Estaban los bueyes arando y las burras
pastando a su lado, cuando cayeron sobre ellos unos sabeos, apuñalaron a los
mozos y se llevaron el ganado. Sólo yo pude escapar para contártelo."
No había acabado de hablar, cuando llegó otro y dijo: "Ha caído un rayo del cielo
que ha quemado y consumido tus ovejas y pastores. Sólo yo pude escapar para
contártelo."
No había acabado de hablar, cuando llegó otro y dijo: "Una banda de caldeos,
dividiéndose en tres grupos, se echó sobre los camellos y se los llevó, y apuñaló a
los mozos. Sólo yo pude escapar para contártelo."
No había acabado de hablar, cuando llegó otro y dijo: "Estaban tus hijos y tus hijas
comiendo y bebiendo en casa del hermano mayor, cuando un huracán cruzó el
desierto y embistió por los cuatro costados la casa, que se derrumbó y los mató.
Sólo yo pude escapar para contártelo."
Entonces Job se levantó, se rasgó el manto, se rapó la cabeza, se echó por tierra y
dijo: "Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré a él. El Señor me lo
dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor." A pesar de todo, Job
no protestó contra Dios.
Salmo 16:
Señor, escucha mi apelación, / atiende a mis clamores, / presta oído a mi súplica, /
que en mis labios no hay engaño. R.
Emane de ti la sentencia, / miren tus ojos la rectitud. / Aunque sondees mi
corazón, / visitándolo de noche, / aunque me pruebes al fuego, / no encontrarás
malicia en mí. R.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; / inclina el oído y escucha mis
palabras. / Muestra las maravillas de tu misericordia, / tú que salvas de los
adversarios / a quien se refugia a tu derecha. R.
Lucas 9, 46-50:
En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante.
Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y
les dijo: "El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me
acoge a mí, acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más
importante".
Juan tomó la palabra y dijo: "Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en
tu nombre, y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir". Jesús les
respondió: "No se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro".
Homilía
Temas de las lecturas: El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó. ¡Bendito sea el
nombre del Señor! * Inclina el oído y escucha mis palabras. * El más pequeño
entre todos ustedes, ése es el más grande
1. Testimonio de Paciencia
1.1 Aunque no todo el libro de Job nos presenta el perfil de paciencia que ha hecho
famoso a este hombre las primera páginas nos enseñan muchísimo sobre lo que
significa padecer y sobre lo que es la paciencia. De hecho, estas dos palabras
tienen estrecha relación en su origen latino, el verbo "patior."
1.2 Job padece males graves, injustos, inesperados, irreversibles, acumulados,
progresivos y próximos. Estos son los siete agravantes de las desgracias, y en el
caso de Job, todos están presentes. El efecto, huelga decirlo, es devastador y
entraña como un despojo doloroso y de una agresividad suma.
1.3 Frente a todo ello, la reacción de Job es mesurada y serena. Da la impresión de
que no pierde el dominio de sí. Su fuerza no es anestesiarse, como propondría el
budismo, o simplemente aguantar con grandeza de alma, como sugiere el
estoicismo. No estamos tampoco frente a alguien que huya de su dolor escapando
como un drogadicto ni es este el perfil de alguien que se queda rumiando una
venganza o desquite.
1.4 ¿Qué hace Job, entonces? Se apoya en una sola certeza: todo viene de Dios. El
es el Señor: cuando las cosas salen bien y cuando salen mal. Dios no deja de ser
Dios porque no entendamos sus planes o porque esos planes pospongan nuestras
certezas o deseos. En esto fue sabio Job. Pero el libro no termina ahí. Nuevas
lecturas nos permitirán asomarnos a otros aspectos del drama de dolor de este
creyente absolutamente singular.
2. Los Niños y Jesús
2.1 El evangelio de hoy recoge una escena que fue recogida en más de una versión
en los textos que los evangelistas han hecho llegar a nosotros: Jesús presenta a un
niño como ejemplo de lo que significa disponerse para el Reino, es decir, preparar
el terreno para que Dios reine.
2.2 Sabemos que los niños del tiempo de Nuestro Señor tenían una vida bien
diferente de la de los niños de ahora. En aquella época eran despreciados como
gente que consume, pone problemas y no aporta mucho ni en conocimientos, ni en
fuerza, ni en trabajo. Jesús toma como modelo a esos "descartados" para decir dos
cosas. Primera, que recibir a un despreciado es recibir al mismo Jesús. Por lo
mismo, el que busca ser "más" y para eso humilla a los que son "menos" jamás
entenderá el Evangelio. En segundo lugar, en dónde está la verdadera grandeza:
quien descubre este "secreto" del Evangelio es realmente grande y trae los cambios
verdaderamente grandes.
3. Sentido Cristiano de la Tolerancia
3.1 Las lecturas del evangelio de hoy incluye al final un tema distinto. Debemos
decir, sin complejos ni arrogancias, que hay un sentido cristiano de la tolerancia.
Así por ejemplo nos enseña el Concilio Vaticano II en su Decreto sobre la Libertad
Religiosa, n. 2.
3.2 "Declara este Concilio Vaticano que la persona humana tiene derecho a la
libertad religiosa. Libertad, que consiste en que todos los hombres han de ser libres
de toda coacción por parte de individuos, grupos sociales o cualquier poder
humano, de tal modo que en materia religiosa nadie sea obligado a obrar, contra su
conciencia, mas que tampoco sea impedido, dentro de los debidos límites, para
obrar en conformidad con ella, ya solo ya asociado con otros, tanto privada como
públicamente. Declara, además, que el derecho a la libertad religiosa se funda
radicalmente en la dignidad misma de la persona humana, tal cual se conoce por la
palabra de Dios y por la razón misma. Derecho a la libertad, en la persona humana,
que de tal modo ha de ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad
que se le considere como un derecho civil.
3.3 "Por su propia dignidad, todos los hombres, en cuanto que son personas, esto
es, dotados de inteligencia y libre voluntad, y, por ello, dotados de responsabilidad
personal, se sienten movidos por su propia naturaleza y por obligación moral a
buscar la verdad, en primer lugar la que corresponde a la religión. También están
obligados a adherirse a la verdad, una vez conocida, y a ordenar toda su vida según
las exigencias de la verdad. Mas los hombres no pueden en modo alguno cumplir
dicha obligación, en conformidad a su naturaleza, si no gozan de libertad
psicológica al mismo tiempo que de la inmunidad de coacción externa. Luego el
derecho a la libertad religiosa no se funda en una exigencia subjetiva de la persona,
sino en su misma naturaleza. Por esto, el derecho a tal inmunidad subsiste pleno
aun en los que no cumplen con su obligación de buscar la verdad y de adherirse a
ella; y su ejercicio no puede impedirse, siempre que se guarde el justo orden
público".
Fr. Nelson Medina, O.P.