Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Octubre 1
Memoria de Santa Teresa del Niño Jesús, Virgen y Doctora de la Iglesia
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Yo haré correr la paz sobre ella como un río * Alabad al
Señor porque es bueno. * Si no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino
de los cielos
Textos para este día:
Isaías 66, 10-14:
Alégrense con Jerusalén, gocen con ella todos los que la aman, alégrense de su
alegría todos los que por ella llevaron luto, para que se alimenten de sus pechos, se
llenen de sus consuelos y se deleiten con la abundancia de su gloria. Porque dice el
Señor:
«Yo haré correr la paz sobre ella como un río y la gloria de las naciones como un
torrente desbordado. Como niños serán llevados en el regazo y acariciados sobre
sus rodillas; como un hijo a quien su madre consuela, así los consolaré yo. En
Jerusalén serán ustedes consolados».
Al ver esto se alegrará su corazón y sus huesos florecerán como un prado. Y los
siervos del Señor conocerán su poder.
Salmo 134:
Alabad el nombre del Señor, / alabadlo, siervos del Señor, /que estáis en la casa
del Señor, / en los atrios de la casa de nuestro Dios. R.
Alabad al Señor porque es bueno, / tañed para su nombre, que es amable. / Porque
él se escogió a Jacob, / a Israel en posesión suya. R.
Yo sé que el Señor es grande, / nuestro dueño más que todos los dioses. / El Señor
todo lo que quiere lo hace: / en el cielo y en la tierra, / en los mares y en los
océanos. R
Mateo 18, 1-5:
En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:
«¿Quién es más grande en el Reino de los cielos?»
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo:
«Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no
entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño,
ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste
en mi nombre, me recibe a mí».
Homilía
Temas de las lecturas: Yo haré correr la paz sobre ella como un río * Alabad al
Señor porque es bueno. * Si no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino
de los cielos
1. El triunfo de la sencillez
1.1 La popularidad de Teresa del Niño Jesús es uno de los fenómenos más
impresionantes de nuestros tiempos. No muchas jóvenes fallecidas antes de los 24
años de edad hace más de 100 años podrían ser recordadas hoy por mucha gente,
y uno diría que la austeridad de un convento de clausura no es el camino más firme
hacia esa clase de fama.
1.2 Al parecer, hay razones sólidas para esa popularidad. No son razones con
nombre extraño o rimbombante sino todo lo contrario. Es el dulce encanto de la
sencillez; es la increíble atracción que produce un alma sincera; es la fascinación
que despierta ver a alguien enamorado del Infinito y en verdadera resolución por
alcanzarlo: todo eso es Teresa del Niño Jesús.
2. Un paralelo extraño pero útil
2.1 Personalmente no puedo dejar de pensar en una comparación extraña. Los
breves años de vida de Teresa del Niño Jesús--o Santa Teresita, como muchos la
llaman--coinciden con la rabiosa y abundante producción intelectual de uno de los
enemigos jurados del cristianismo, Friedrich Nietzsche. Dos figuras tan diversas,
prácticamente opuestas, como Santa Teresita y Nietszcshe parece que no cupieran
en una sola frase y sin embargo, algo podemos aprender de ponerlos juntos.
2.2 La gran propuesta de Nietzsche es el "super-hombre" o sea, un modo nuevo de
humanidad que va más allá del bien y del mal, y que no tiene más guía que la
explosión gozosa de eso que se llama VIDA. Según él, la atención a lo que las cosas
debieran ser es solo un freno que humilla y acompleja a lo que hay de más vigoroso
y feliz en nosotros. El triste final de su experimento es la sinrazón. Loco y solo,
Nietzsche enfrenta la muerte en pasiva derrota que contradice su afán de gozo y de
vida plena.
2.3 Teresita busca en cambio el camino de la humildad, que puede parecer una
locura, a ojos del mundo, pero que finalmente conduce a la sabiduría, y en modo
tal, que la Iglesia la considera Doctora, es decir, maestra excelsa por su doctrina y
santidad.
3. La soberbia y la humildad: caminos opuestos
3.1 En la vida de Teresita se cumple muy bien lo que un día oí predicar al P.
Fernando Umaña: "La soberbia sólo puede ser principio de locura porque el
soberbio sólo quiere que impere su propia opinión, y para ello tiene que negar la
realidad exterior y desconectarse de ella."
3.2 "Por el contrario," sigue enseñando el P. Umaña, "la humildad nos prepara para
oír la voz de otros precisamente porque nos cuenta que nuestra propia voz no es la
única ni tal vez la más importante. El que descubre la humildad descubre también
la obediencia; y el que así descubre la obediencia se hace rico en sabiduría, sin
empobrecer a otros."
Fr. Nelson Medina, O.P.