EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Vigésimo sexto Domingo del tiempo ordinario B
Libro de los Números 11,25-29.
Entonces el Señor descendió en la nube y le habló a Moisés. Después tomó algo del
espíritu que estaba sobre él y lo infundió a los setenta ancianos. Y apenas el
espíritu se posó sobre ellos, comenzaron a hablar en éxtasis; pero después no
volvieron a hacerlo.
Dos hombres - uno llamado Eldad y el otro Medad - se habían quedado en el
campamento; y como figuraban entre los inscritos, el espíritu se posó sobre ellos, a
pesar de que no habían ido a la Carpa. Y también ellos se pusieron a hablar en
éxtasis.
Un muchacho vino corriendo y comunicó la noticia a Moisés, con estas palabras:
"Eldad y Medad están profetizando en el campamento".
Josué, hijo de Nun, que desde su juventud era ayudante de Moisés, intervino
diciendo: "Moisés, señor mío, no se lo permitas".
Pero Moisés le respondió: "¿Acaso estás celoso a causa de mí? ¡Ojalá todos fueran
profetas en el pueblo del Señor, porque él les infunde su espíritu!".
Salmo 19(18),8.10.12-13.14.
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple.
La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos.
También a mí me instruyen:
observarlos es muy provechoso.
Pero ¿quién advierte sus propios errores?
Purifícame de las faltas ocultas.
Presérvame, además, del orgullo,
para que no me domine;
entonces seré irreprochable
y me veré libre de ese gran pecado.
Epístola de Santiago 5,1-6.
Ustedes, los ricos, lloren y giman por las desgracias que les van a sobrevenir.
Porque sus riquezas se han echado a perder y sus vestidos están roídos por la
polilla.
Su oro y su plata se han herrumbrado, y esa herrumbre dará testimonio contra
ustedes y devorará sus cuerpos como un fuego. ¡Ustedes han amontonado
riquezas, ahora que es el tiempo final!
Sepan que el salario que han retenido a los que trabajaron en sus campos está
clamando, y el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del
universo.
Ustedes llevaron en este mundo una vida de lujo y de placer, y se han cebado a sí
mismos para el día de la matanza.
Han condenado y han matado al justo, sin que él les opusiera resistencia.
Evangelio según San Marcos 9,38-43.45.47-48.
Juan le dijo: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y
tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros".
Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi
Nombre y luego hablar mal de mí.
Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.
Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de
agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería
preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la
Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible.
Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado
en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena.
Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con
un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena,
donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Comentario del Evangelio por :
Juliana de Norwich (1342- 1416), reclusa inglesa
Revelaciones del amor divino, cap. 35-36
Frente a la misericordia de Dios, reconocer plenamente nuestro pecado
Dios mismo es justicia por excelencia. Todas sus obras son justas, ordenadas
desde toda la eternidad por su gran potencia, sabiduría y bondad. De la misma
manera que lo ajustó todo lo mejor posible, trabaja sin cesar y conduce cada cosa a
su fin... La misericordia es la obra de la bondad de Dios; continuará actuando tanto
tiempo como se le permita al pecado atormentar a las almas justas. Cuando este
permiso sea retirado... todo se establecerá en la justicia, para quedar establecido
allí eternamente. Dios permite que caigamos. Pero con su poder y su sabiduría, nos
guarda. Por su misericordia y su gracia, nos eleva a una alegría infinitamente más
grande. Así quiere ser conocido y amado en la justicia y en la misericordia, ahora y
para siempre...
Yo, no haré nada más que pecar. Pero mi pecado no impedirá a Dios obrar. La
contemplación de su obra, es alegría celeste para el alma temerosa, que desea
siempre cumplir amorosamente la voluntad de Dios con la ayuda de la gracia. Esta
obra comenzará aquí abajo. Será gloriosa para Dios y de gran ventaja para todos
aquellos que le aman en la tierra. Cuando lleguemos al cielo, seremos testigos de
una alegría maravillosa.
Esta obra perdurará hasta el último día. La gloria y la santidad que emanarán de
esto subsistirán en el cielo, delante de Dios y todos sus santos, para siempre... Esta
será la mayor alegría: ver que Dios mismo es el autor.
El hombre, él, no es más que pecador. Me parecía que nuestro Señor me decía:
"¡Ve pues! ¿No tienes allí ocasión para humillarte? ¿No tienes allí ocasión para
amar? ¿No tienes allí ocasión para conocerte a ti mismo? ¿No tienes allí ocasión
para regocijarte en mí? Entonces, por amor a mí, regocíjate en mí. Nada puede
gustarme más".
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”