EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Marcos 9,38-43.45.47-48.
Juan le dijo: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y
tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros".
Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi
Nombre y luego hablar mal de mí.
Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.
Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de
agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería
preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la
Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible.
Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado
en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena.
Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con
un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena,
donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Comentario del Evangelio por :
Juliana de Norwich (1342- 1416), reclusa inglesa
Revelaciones del amor divino, cap. 35-36
Frente a la misericordia de Dios, reconocer plenamente nuestro pecado
Dios mismo es justicia por excelencia. Todas sus obras son justas, ordenadas
desde toda la eternidad por su gran potencia, sabiduría y bondad. De la misma
manera que lo ajustó todo lo mejor posible, trabaja sin cesar y conduce cada cosa a
su fin... La misericordia es la obra de la bondad de Dios; continuará actuando tanto
tiempo como se le permita al pecado atormentar a las almas justas. Cuando este
permiso sea retirado... todo se establecerá en la justicia, para quedar establecido
allí eternamente. Dios permite que caigamos. Pero con su poder y su sabiduría, nos
guarda. Por su misericordia y su gracia, nos eleva a una alegría infinitamente más
grande. Así quiere ser conocido y amado en la justicia y en la misericordia, ahora y
para siempre...
Yo, no haré nada más que pecar. Pero mi pecado no impedirá a Dios obrar. La
contemplación de su obra, es alegría celeste para el alma temerosa, que desea
siempre cumplir amorosamente la voluntad de Dios con la ayuda de la gracia. Esta
obra comenzará aquí abajo. Será gloriosa para Dios y de gran ventaja para todos
aquellos que le aman en la tierra. Cuando lleguemos al cielo, seremos testigos de
una alegría maravillosa.
Esta obra perdurará hasta el último día. La gloria y la santidad que emanarán de
esto subsistirán en el cielo, delante de Dios y todos sus santos, para siempre... Esta
será la mayor alegría: ver que Dios mismo es el autor.
El hombre, él, no es más que pecador. Me parecía que nuestro Señor me decía:
"¡Ve pues! ¿No tienes allí ocasión para humillarte? ¿No tienes allí ocasión para
amar? ¿No tienes allí ocasión para conocerte a ti mismo? ¿No tienes allí ocasión
para regocijarte en mí? Entonces, por amor a mí, regocíjate en mí. Nada puede
gustarme más".
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”