EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Lunes de la vigésima sexta semana del tiempo ordinario
Libro de Job 1,6-22.
El día en que los hijos de Dios fueron a presentarse delante del Señor, también el
Adversario estaba en medio de ellos.
El Señor le dijo: "¿De dónde vienes?". El Adversario respondió al Señor: "De rondar
por la tierra, yendo de aquí para allá".
Entonces el Señor le dijo: "¿Te has fijado en mi servidor Job? No hay nadie como él
sobre la tierra: es un hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y alejado del mal".
Pero el Adversario le respondió: "¡No por nada teme Job al Señor!
¿Acaso tú no has puesto un cerco protector alrededor de él, de su casa y de todo lo
que posee? Tú has bendecido la obra de sus manos y su hacienda se ha esparcido
por todo el país.
Pero extiende tu mano y tócalo en lo que posee: ¡seguro que te maldecirá en la
cara!".
El Señor dijo al Adversario: "Está bien. Todo lo que le pertenece está en tu poder,
pero no pongas tu mano sobre él". Y el Adversario se alejó de la presencia del
Señor.
El día en que sus hijos e hijas estaban comiendo y bebiendo en la casa del hermano
mayor,
llegó un mensajero y dijo a Job: "Los bueyes estaban arando y las asnas pastaban
cerca de ellos,
cuando de pronto irrumpieron los sabeos y se los llevaron, pasando a los servidores
al filo de la espada. Yo solo pude escapar para traerte la noticia".
Todavía estaba hablando, cuando llegó otro y le dijo: "Cayó del cielo fuego de Dios,
e hizo arder a las ovejas y a los servidores hasta consumirlos. Yo solo pude escapar
para traerte la noticia".
Todavía estaba hablando, cuando llegó otro y le dijo: "Los caldeos, divididos en tres
grupos, se lanzaron sobre los camellos y se los llevaron, pasando a los servidores al
filo de la espada. Yo solo pude escapar para traerte la noticia".
Todavía estaba hablando, cuando llegó otro y le dijo: Tus hijos y tus hijas comían y
bebían en la casa de su hermano mayor,
y de pronto sopló un fuerte viento del lado del desierto, que sacudió los cuatro
ángulos de la casa. Esta se desplomó sobre los jóvenes, y ellos murieron. Yo solo
pude escapar para traerte la noticia.
Entonces Job se levantó y rasgó su manto; se rapó la cabeza, se postró con el
rostro en tierra
y exclamó: "Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allí. El Señor
me lo dio y el Señor me lo quitó:¡bendito sea el nombre del Señor!".
En todo esto, Job no pecó ni dijo nada indigno contra Dios.
Salmo 17(16),1.2-3.6-7.
Oración de David.
Escucha, Señor, mi justa demanda,
atiende a mi clamor;
presta oído a mi plegaria,
porque en mis labios no hay falsedad.
Tú me harás justicia,
porque tus ojos ven lo que es recto:
si examinas mi corazón
y me visitas por las noches,
si me pruebas al fuego,
no encontrarás malicia en mí.
Mi boca no se excedió
Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes:
inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras.
Muestra las maravillas de tu gracia,
tú que salvas de los agresores
a los que buscan refugio a tu derecha.
Evangelio según San Lucas 9,46-50.
Entonces se les ocurrió preguntarse quién sería el más grande.
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo,
les dijo: "El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me
recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese
es el más grande".
Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba
demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros".
Pero Jesús le dijo: "No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está
con ustedes".
Comentario del Evangelio por:
Beato Juan Pablo II Encíclica ” Ut unum sint”, 14-15
(trad. copyright © Libreria Editrice Vaticana)
"Quisimos impedírselo, porque no está con nosotros para seguirte"
El ecumenismo trata precisamente de hacer crecer la comunión parcial
existente entre los cristianos hacia la comunión plena en la verdad y en la caridad.
Pasando de los principios, del imperativo de la conciencia cristiana, a la
realización del camino ecuménico hacia la unidad, el Concilio Vaticano II pone sobre
todo de relieve la necesidad de conversión interior. El anuncio mesiánico “el tiempo
se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca” y la llamada consiguiente “convertíos
y creed en la Buena Nueva” (Mc 1, 15), con la que Jesús inaugura su misión,
indican el elemento esencial que debe caracterizar todo nuevo inicio: la necesidad
fundamental de la evangelización en cada etapa del camino salvífico de la Iglesia.
Esto se refiere, de modo particular, al proceso iniciado por el Concilio Vaticano II,
incluyendo en la renovación la tarea ecuménica de unir a los cristianos divididos
entre sí. “No hay verdadero ecumenismo sin conversión interior”(Unitatis
redintegratio, 7)....
Cada uno debe pues convertirse más radicalmente al Evangelio y, sin perder
nunca de vista el designio de Dios, debe cambiar su mirada. Con el ecumenismo la
contemplación de las “maravillas de Dios” (mirabilia Dei) se ha enriquecido de
nuevos espacios, en los que el Dios Trinitario suscita la acción de gracias: la
percepción de que el Espíritu actúa en las otras Comunidades cristianas, el
descubrimiento de ejemplos de santidad, la experiencia de las riquezas ilimitadas
de la comunión de los santos, el contacto con aspectos impensables del
compromiso cristiano.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”