XXVII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
La belleza del amor humano, que es imagen de Dios en comunión, y que se
expresa en el matrimonio indisoluble, basado en el compromiso de amor.
“En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron
a Jesús para ponerlo a prueba: -¿Le es lícito a un hombre
divorciarse de su mujer?
Él les replicó: -¿Qué os ha mandado Moisés?
Contestaron: -Moisés permitió divorciarse dándole a la mujer
un acta de repudio.
Jesús les dijo: -‘Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés
este precepto. Al principio de la creación Dios los creó hombre y
mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se
unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no
son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe
el hombre’.
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo: -‘Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra,
comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su
marido. y se casa con otro, comete adulterio’.
[Le presentaron unos niños para que los tocara, pero los
discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: -Dejad
que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son
como ellos es el Reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el
Reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y los abrazaba y los
bendecía imponiéndoles las manos.]” (Marcos 10,2-16).
1. En el Evangelio le preguntan a Jesús si pueden divorciarse pero
responde: “ Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer.
Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a
su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son
dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el
hombre ”. No le gusta lo complicado a Jesús. Aquellos hombres se
engañaban y por cualquier motivo valía romper la familia, el egoísmo de
“ahora amo, ahora no…” Jesús dice: “ Lo que Dios ha unido, que no lo
separe el hombre”. Ama la sencillez: “- Dejad que los niños se
acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el
Reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el Reino de Dios
como un niño, no entrará en él. Y los abrazaba y los bendecía
imponiéndoles las manos .”
Y para poder crecer en el amor y un día
formar una familia, o dedicarse totalmente a la
familia de Dios que es la Iglesia, para eso hay que
prepararse, con generosidad. Aprender de la
experiencia del verano que ha pasado. Si uno ha
estado por ejemplo en la costa, y se ha ido
aplatanando: al principio tenía planes: pescar, ir en
bici, windsurfing con el primo… luego la pereza
ganaba terreno y se quedaba sin plan, se
levantaba tarde, desayunaba y vegetaba hasta la
hora de la playa, acababa cansado de todo. Quizá no nos ha pasado a
nosotros, pero hemos visto algún amigo que no salía de la arena, salitre y
pegajosa siesta, algún paseo nocturno… Es lo que se llama omisión de cosas
que se podrían hacer: Y ahora que en muchas partes del mundo ha
comenzado el curso, hay que ponerse las pilas y estudiar, organizar un plan
para vencer la pereza, atender en clase, ordenar los papeles cuando uno
llega a casa… y ayudar a los hermanos, evitar el tipo de comentarios
negativos: “-¿oye, podrías hacer algo?” o “–¡cállate nene, que cada vez que
hablas sube el pan!”
Hay que ayudar a la gente que conocemos así, algo “cenizos…” a
levantar la cabeza, para que dejen de ser egoístas, y lleguen a saber que en
el mundo hay una cosa que se llaman personas, y hay que pensar en los
demás. Vi que en una iglesia de la playa un par de amigos iba a confesar y
se lo dijeron a una prima con la que estaban, y ella dijo “no tengo ganas,
pero ¿qué voy a hacer sola?” y fue también a confesar. Seguro que le
faltaba un empujón, y para eso están los amigos… Pues eso es amistad:
decir “Vamos a confesar?” Cuando uno se anima, todo es fácil, como meter
el hilo en aguja, luego es coser y cantar, y te quedas tan contento. Cuando
uno está aplatanado todo es cuesta arriba… “lástima, decía una mujer, todo
lo que me gusta o es pecado o engorda”, luego, cuando uno se confiesa, -
¡qué bien te quedas! Da paz, el sacramento de la alegría. –Se pasa del “no
pasa nada por hacer esto, todos lo hacen” a “qué bien se está, qué peso
me he quitado de encima!”.
Es como lo de no divorciarse, parece falta de libertad, cuando lo que
es libre es ser feliz en familia, pero los que no saben dicen: “–Oye, qué
palo, cumplir con los mandamientos”. Vamos a contestar: “-Las cosas ¿son
malas porque están prohibidas o están prohibidas porque son malas?”
Somos una caña pensante, débiles pero pensamos: vemos las cosas a
través de una óptica, como el palo dentro del agua, a veces lo vemos
doblado, nos parece todo mal, pero al sacar el palo del agua vemos que
está recto, aquello que nos parecía mal, al cabo de unos días, vemos que lo
que nos dicen los padres, la Iglesia, es lo mejor. Así cuando pedimos
perdón vemos más reales, más luminosas las cosas de la vida. Jesús, me
gustaría que me quitaras la venda de los ojos, como haces con esos de tu
tierra…
2. El Génesis nos cuenta el comienzo del hombre y de la mujer, en
forma de la historia. Dios dijo: - No está bien que el hombre esté solo;
voy a hacerle alguien como él que le ayude. Entonces el Señor Dios
modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del
cielo, y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y
cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así el
hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros
del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno
como él que le ayudase ”. El hombre estaba triste porque entre todas las
criaturas no tenía a alguien semejante. “ Entonces el Señor Dios dejó
caer sobre el hombre un sueño, y el hombre se durmió. Le sacó una
costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la
costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la
presentó al hombre. Y el hombre dijo: -¡Esta sí que es hueso de mis
huesos y carne de mi carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido
del hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre,
se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne ”. Y apareció el
matrimonio, y la familia.
Hoy hay mucha gente sola, y el hombre no existe para sí mismo, no
aguanta estar solo. Está hecho para vivir en com-unión, con otros. Hay una
necesidad humana de estar en compañía. La alegría de Adán cuando
despierta y ve a Eva es una maravilla. Pero después tiene que aprender a
tratarla. El amor ha de superar defectos, pasiones, debilidades, y queremos
dominar, pero en esta historia la mujer ha sido formada del hombre, de un
costado de éste, para indicar que no salió de la cabeza para dominar ni de
los pies para ser esclava, sino del costado para ser compañera, para ser
amada, para ser ayuda adecuada para él.
El Salmo pide: “ Que el Señor nos bendiga todos los días de
nuestra vida… ¡Dichoso el que teme al Señor, / y sigue sus caminos!
/ Comerás del fruto de tu trabajo, / serás dichoso, te irá bien ”. Si
contamos con Dios, todo va mejor… “ Tu mujer, como parra fecunda, /
en medio de tu casa; / tus hijos, como renuevos de olivo, /
alrededor de tu mesa. // Esta es la bendición del hombre / que
teme al Señor. / Que el Señor te bendiga desde Sión, / que veas la
prosperidad de Jerusalén / todos los días de tu vida. // Que el
Señor te bendiga desde Sión, / que veas a los hijos de tus hijos. /
¡Paz a Israel! ” Podemos recitarlo pidiendo por nuestra familia y amigos,
para que aprendan a "amar".
Aquí se habla de la viña y el olivo, signos de la alegría, el vino, y el
aceite de curar y de alimento y abundancia. Y que sepamos estar con los
demás en la mesa disfrutando de la comida y de una conversación con buen
humor, sin enfadarnos.
3. La Carta a los Hebreos nos habla de Jesús sacerdote, que sufrió
y “ lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y
muerte. Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien
de todos. Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó
conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria,
perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su salvación. El
santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no
se avergüenza de llamarlos hermanos ”. Jesús nos llama hermanos!
Llucià Pou Sabaté