DOMINGO XXVII. TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.
Mc. 10, 2-13
Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le preguntaban:
“Puede el marido repudiar a la mujer?”. El respondió: “¿Que os prescribió
Moisés?”. Ellos le dijeron: “Moisés permitió escribir el acta de divorcio y
repudiarla”. Jesús les dijo: “Teniendo en cuenta la dureza de vuestros
corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la
creación, El los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y
a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son
dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el
hombre”. Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. El
les dijo: “Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio
contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete
adulterio”.
Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les
reñían. Más Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: “Dejad que los niños
vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el
Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño,
no entrará en él.” Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las
manos sobre ellos.
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CUENTO: MAMÁ NO TIENE NOVIO
De visita en casa de mis tíos, me divierte ver a mi prima grande prepararse
cuando espera a su novio; toda contenta se peina, perfuma y pinta los
labios, se viste muy guapa y corre de un lado a otro de la casa, arreglando
todo con detalle para que su "mi amor" no encuentre defecto alguno en el
entorno. Entonces llega el novio oliendo a mucha loción y cuando se
miran...¡uff!, parece que flotan en el aire. Se abrazan con ternura y ella le
ofrece algo de tomar junto con las galletas que le preparó durante la tarde.
Además, él celebra todo lo que ella le prepara para cenar con esmero.
Luego se sientan a platicar tontería y media por horas, después de lograr
que los niños desaparezcamos de la sala; se escuchan el uno al otro sin
perder detalle ni soltarse sus manos, hasta que al susodicho no le queda
mas remedio que despedirse cuando mi tío empieza a rondar con la
almohada bajo el brazo. Al día siguiente le pregunto a mi mamá quién es su
novio, y me dice muy sonriente que su novio es mi papá. - "No, mami, en
serio..." pero ella insiste. ¿Cómo va a ser mi papá tu novio?. ¡El nunca llega
con un ramo de flores, ni chocolates; sí le da un regalo a mamá en su
cumpleaños y navidad, pero nunca he visto que el novio de mi prima se
presente con una licuadora o dinero para que se compre algo. Además
mamá no pone cara de Blanca Nieves cuando papá llega del trabajo, ni él
sonríe como príncipe azul cuando la mira. Mamá no corre a arreglarse el
peinado, ni a pintarse los labios cuando suena el timbre de la puerta y
apenas voltea a verlo para decir "hola" porque está revisando las tareas. El
saludo de mi papá, en vez de "hola mi vida" es "Hola ¡qué día!" y de
inmediato se pone en la peores fachas para estar cómodo. En lugar de
"¿qué se te antoja de cenar?"; Mi mamá le pregunta temerosa "Qué,
¿quieres cenar?" y cuando creo que papá le va a decir "Que bonita te ves
hoy", le pregunta "¿no viste donde quedó el control de la televisión?". Los
novios se dicen cosas románticas como "¡cuánto te amo!", en vez de
"¿fuiste al banco?". Mi prima y su novio no pueden dejar de mirarse.
Cuando mamá pasa delante de papá, él inclina la cabeza para no perder
detalle de lo que hay en la tele. A veces, papá le da un abrazo sorpresa a
mamá, pero ella tiene que zafarse porque siempre está a las carreras.
Además, mis papás solo se dan la mano cuando en Misa el padre dice "daos
fraternalmente la paz". Yo creo que ella me dice que son novios para que no
me entere de que "cortaron" cuando se casaron. La verdad es que mi mamá
no tiene novio y mi papá no tiene novia. Qué aburrido... ¡SOLO SON
ESPOSOS!
ENSEÑANZA PARA LA VIDA:
En este domingo, en que la Iglesia recuerda al gran San Francisco de Asís,
hermano de los pobres y de la naturaleza, sembrador de amor y de paz, el
Evangelio nos habla de un tema espinoso en nuestra sociedad actual: ell
matrimonio y la familia en nuestros días. Porque, a pesar de que con la
crisis económica se divorcian menos matrimonios, en España se separan o
divorcian unas 400 parejas al día y ya casi son iguales el número de los que
se casan y se divorcian. Las relaciones se rompen antes, las familias se
desintegran con facilidad. ¿Qué está pasando? Para colmo, y con todos mis
respetos hacia el mundo gay, en España se han equiparado los
matrimonios, llamados ahora “familias tradicionales a otros tipos de
convivencias y familias, como el caso de los matrimonios homosexuales,
que tanta polémica suscitó en nuestro país. Por otro lado, especialmente los
que somos educadores, comprobamos la negativa influencia que tiene en
las mayoría de los niños cuyos padres se han divorciado. Y va Jesús y nos
dice que “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre” y la Iglesia
recalca que el matrimonio basado en el amor es para toda la vida. ¿Está
Jesús o el Evangelio desfasados de la realidad actual? ¿O es la sociedad la
que ha perdido en norte y las consecuencias las estamos pagando todos?.
Personalmente creo en el amor para toda la vida, creo lo que dice Jesús y la
Iglesia sobre el matrimonio. Creo que sólo un amor estable es fuente de
armonía y de felicidad. También sé que la rutina y la convivencia diaria van
desgastando, si no se cuida, el amor inicial. Y la Iglesia hace bien en
denunciar esta situación y clama para que se proteja y cuide la familia. Peor
hace falta más. Hay que preparar para el amor, porque el amor no es sólo
un sentimiento sino una decisión, es la voluntad de amar, es un arte sobre
el que hay que formarse y que hay que practicar con muchas dosis de
delicadeza, respeto y comprensión. El cuento ilustra lo que le pasa a
muchos matrimonios. Dejan morir el amor en esa multitud de detalles
diarios que van erosionando la pasión y apagando la llama del amor de los
comienzos. Yo siempre digo que el amor no muere, el amor lo matamos con
nuestra falta de detalles.
Proclamemos, sí, la indisolubilidad del matrimonio, pero eduquemos para el
amor, acompañemos en las crisis a luchar por la pareja, seamos
comprensivos con los que, a pesar de sus esfuerzos, no pueden ya
mantener los lazos de ese compromiso de por vida que un día se hicieron.
Inculquemos en nuestros hijos y en los niños y jóvenes que educamos que
el amor es algo maravilloso, pero que exige entrega, sacrificio, respeto y
muchos cuidados. En esta sociedad que invita al goce de lo inmediato, que
no admite en su vocabulario la palabra aguante, sacrificio, paciencia, que se
construye sobre relaciones frágiles y movedizas, sobre los cimientos de una
inmadurez más extendida, no perdamos la esperanza, contagiemos el valor
humano y cristiano de la pareja estable, del amor para toda la vida, dando
herramientas para trabajar las crisis, para manejar lo detalles que hace
perdurar el amor.
Y los principales beneficiados serán nuestros hijos, esos niños que Cristo
acoge y abraza y bendice hoy en el Evangelio. Porque de ellos es el Reino
de Dios y sin duda ellos sembrarán este mundo y su mundo de felicidad.
¡FELIZ Y FAMILIAR SEMANA!.