EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Lucas 10,17-24.
Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: "Señor, hasta los demonios
se nos someten en tu Nombre".
El les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas
las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos.
No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más
bien de que sus nombres estén escritos en el cielo".
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y
dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas
a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque
así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre,
como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar".
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los
ojos que ven lo que ustedes ven!
¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo
vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".
Comentario del Evangelio por :
San Francisco de Asís (1182-1226), fundador de los Hermanos menores
Regla Primera, § 17
“Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra”
Por lo que, en la caridad que es Dios (cf. Jn 4,16), ruego a todos mis
hermanos, predicadores, orantes, trabajadores, tanto clérigos como laicos, que
procuren humillarse en todo, no gloriarse ni gozarse en sí mismos, ni exaltarse
interiormente de las palabras y obras buenas, más aún, de ningún bien que Dios
hace o dice y obra alguna vez en ellos y por ellos, según lo que dice el Señor: Pero
no os alegréis de que los espíritus os estén sometidos (Lc 10,20).
Y tengamos la firme convicción de que a nosotros no nos pertenecen sino los
vicios y pecados...El espíritu del Señor, en cambio, quiere que la carne sea
mortificada y despreciada, tenida por vil y abyecta. Y se afana por la humildad y la
paciencia, y la pura, y simple, y verdadera paz del espíritu... Y restituyamos todos
los bienes al Señor Dios altísimo y sumo, y reconozcamos que todos son suyos, y
démosle gracias por todos ellos, ya que todo bien de El procede. Y el mismo
altísimo y sumo, solo Dios verdadero, posea, a El se le tributen y El reciba todos los
honores y reverencias, todas las alabanzas y bendiciones, todas las acciones de
gracias y la gloria, suyo es todo bien; sólo El es bueno (cf. Lc 8,19).
Y, si vemos u oímos decir o hacer mal o blasfemar contra Dios, nosotros
bendigamos, hagamos bien y alabemos a Dios (cf. Rom 11,21), que es bendito por
los siglos (Rom 1,25).
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”