Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 27, Jueves
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: ¿Recibisteis el Espíritu por observar la ley, o por haber
respondido a la fe? * Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su
pueblo * Pedid y se os dará
Textos para este día:
Gálatas 3, 1-5:
¡Insensatos gálatas! ¿Quién os ha embrujado?
¡Y pensar que ante vuestros ojos presentamos la figura de Jesucristo en la cruz!
Contestadme a una sola pregunta: ¿recibisteis el Espíritu por observar la ley, o por
haber respondido a la fe?
¿Tan estúpidos sois? ¡Empezasteis por el espíritu para terminar con la carne!
¡Tantas magníficas experiencias en vano! Si es que han sido en vano. Vamos a ver:
Cuando Dios os concede el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿por qué lo
hace? ¿Porque observáis la ley, o porque respondéis a la fe?
Lucas 1:
Nos ha suscitado una fuerza de salvación / en la casa de David, su siervo, / según
lo había predicho desde antiguo / por boca de sus santos profetas. R.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos / y de la mano de todos los que
nos odian; / realizando la misericordia / que tuvo con nuestros padres, /
recordando su santa alianza. R.
Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. / Para concedernos que, libres de
temor, / arrancados de la mano de los enemigos, / le sirvamos con santidad y
justicia, / en su presencia, todos nuestros días. R.
Lucas 11, 5-13:
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Si alguno de vosotros tiene un amigo
y viene a medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis
amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle", y, desde dentro, el otro
le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada, mis niños y yo estamos
acostados; no puedo levantarme para dártelos". Si el otro insiste llamando, yo os
digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la
importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os
abrirá; porque quien pide, recibe; quien busca, halla, y al que llama, se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le
pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si
vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuanto
más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?"
Homilía
Temas de las lecturas: ¿Recibisteis el Espíritu por observar la ley, o por haber
respondido a la fe? * Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su
pueblo * Pedid y se os dará
1. ¿Por qué se disgusto tanto?
1.1 La Carta a los Gálatas es uno de los documentos más fuertes del Nuevo
Testamento. Raya en la dureza. Pablo, hombre muy bien educado para los
estándares de su tiempo, sabía escribir con la cortesía propia de una
correspondencia amable, y por eso no faltan en sus epístolas elogios y expresiones
de afecto al saludar a las distintas comunidades. Incluso cuando tiene que tratar
temas dolorosos o escandalosos, como sucede en la Primera Corintios, este apóstol
une la severidad con la gentileza. Así sucede en casi todos los escritos suyos menos
en esta Carta a los Gálatas. Y uno se pregunta: ¿qué le disgustó tanto?
1.2 La dureza, aclarémoslo de una vez, no es por nada que ellos le hayan hecho a
él, No es su sensibilidad humana, o sea su "carne," la que está protestando en la
vehemencia de las palabras de esta Carta. Al contrario, lo que le duele es la
"carnalidad" de los gálatas, es decir, la manera como ponen su confianza en las
prácticas exteriores propias de la Ley de Moisés y van descuidando más y más los
elementos que son centrales de nuestra fe.
1.3 ¿Y cuáles son esos elementos? Se pueden resumir en dos: la gracia y la fe.
"Gracia," en griego: jaris, es una palabra que alude al amor con que Dios nos ha
amado, es decir, al regalo de su amor que nos perdona, nos restaura, nos da
victoria, y nos participa de la vida misma que hay en Dios. Todo esto es regalo, no
es algo que hayamos comprado o que podamos comprar, ni siquiera si nos
ponemos en la tarea de "ser buenas personas."
1.4 Y la fe es fundamentalmente entender que así son las cosas, o sea, que por
nuestras propias fuerzas nada podemos esperar sino desastre. Ni nuestra
inteligencia, ni nuestras tradiciones, ni los grupos a que pertenezcamos, ni las
ceremonias que realicemos, nada de eso por sí solo trae salvación, nada de eso nos
permite acceder a la gracia. Recibimos la gracia de Dios por un acto de absoluta
confianza en él, es decir, arrojándonos en su amor manifiesto en la Cruz de
Jesucristo, y en la gloria de su resurrección. Obrar así es tener fe.
1.5 Pablo, pues, quiere que esa predicación básica esté siempre ante los ojos de los
gálatas, y los nuestros por supuesto. Esto es tan vital, es tan central a la
predicación de este apóstol y está tan unido al valor de la Pasión de nuestro
Redentor, que olvidarlo es dejar sin fruto la labor de los genuinos predicadores y
mucho más que eso: hacer inútil el dolor de Cristo. Pablo no puede tolerar algo así
y por eso su voz se levanta.
2. Insistir en la oración
2.1 Por su parte, el texto del evangelio nos invita a cultivar dos de las cualidades
propias de la verdadera oración: la confianza y la perseverancia.
2.2 Aparentemente estas dos virtudes de la oración se oponen: el que confía no
tendría que insistir mucho, y el que insiste en su punto de vista y en su ruego
parece que no se está abandonando realmente en el querer divino. Mas Cristo nos
llama a cultivar las dos cosas: confianza y perseverancia.
2.3 La confianza es como el motor, es la fuente, es el impulso. La perseverancia es
como el reconocimiento de que nuestra voluntad necesita prepararse para acoger la
voluntad divina. En el fondo, va unida a la humildad. Es propio del soberbio poner
condiciones: "ahora o nunca". El humilde, persevera.
2.4 Con otras palabras: el puente que une confianza y perseverancia se llama
"humildad". El humilde se vuelve niño que confía y se vuelve amigo que sabe que la
hora de su amigo será siempre la mejor hora.
Fr. Nelson Medina, O.P.