IX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Mateo 7, 21-27

Autor: Sr. Cardenal Julio Terrazas Sandoval, CSsR

Arquidiócesis de Santa Cruz, Bolivia 

 

Homilía de Cardenal Julio Terrazas predicada el Domingo 01 de Junio de 2008 en la Catedral de Santa Cruz de la Sierra. Presentación elaborada por P. Hugo Ara.

En el invierno el Señor nos da calor y nos invita a construir espacios nuevos con su Palabra de vida que encarna nuestra propia palabra.

1.- Muy amados y queridos hermanos y hermanas,en una Jornada tan fría como la de hoy, vamos haciendo esfuerzo por llenarnos del calor que nos trae el Señor cada domingo y que este calor lo podamos también compartir con todos los hermanos de Bolivia, con todos los que sufren y con todos los que esperan. Ojala que vivamos la jornada con esa intensidad que nos pide el Señor hoy.

2.- Moisés habla a su Pueblo. Son palabras que pueden ser dirigidas a nosotros que somos el Pueblo de Dios, a todos los creyentes de nuestra patria, a toda nuestra sociedad: “Grábense estas palabras en la mente y en el espíritu, átenlas como señales en sus manos y que sean como una insignia entre sus ojos”. Esta es la forma en la que el Señor quiere que escuchemos su Palabra, no en forma superficial, tampoco de memoria; no quiere que su Palabra sea repetida sólo para adornar discursos. Es una Palabra de vida, es una Palabra que encarna también nuestra propia palabra.

3.- Nuestra Madre la Virgen, cuyo mes acabamos de celebrar, es el modelo. Ella acepta la Palabra , le da una forma humana en su vientre y lo entrega a nosotros. Gracias a su aceptación nosotros podemos, en pleno siglo XXI, decir que ese Dios nos ama, que ese Dios es cercano, que ese Dios viene de los Cielos con todo su poder y quiere construir ese Reino con nuestras maneras humanas y con nuestra condición humana. Por eso hay que grabar la Palabra en la mente y en el espíritu, porque si sólo la aprendemos de memoria, o sólo la repetimos de vez en cuando, con facilidad los ventarrones de la vida nos arrebatarán la Verdad , nos arrebatarán la Firmeza que debemos tener en nuestra FE.

4.- Eso es lo que tratamos de captar y comprender hoy. ¿Para qué? Para que se cumpla también en nosotros los que Moisés le decía a su Pueblo: “Hay que elegir: entre la bendición y la maldición; la bendición cuando se acepta la Palabra, se la práctica, se la cumple y no se la olvida; la maldición cuando uno acepta esa Palabra sólo para quedar bien, por componendas de grupos y después no se la práctica”.

PALABRA DE VIDA, VERDAD Y JUSTICIA

5.- Palabra de Vida, Palabra de Verdad, Palabra de Justicia, que si la lleváramos siempre en el corazón y en el espíritu, y si la lleváramos como atadas en nuestras propias manos para que nadie la arrebate; quizás nuestras vidas cambiarían y podríamos tener también una sociedad en la que nos podamos movernos con mayor entusiasmos por la vida y no siempre buscando las muertes y las cruces. Nos podríamos mover con mayor hermandad y no siempre creando mayores focos de confrontación de odio y de rencor, nos podríamos mover con mayor justicia para ir terminando con todos aquellos espacios donde no se respeta la dignidad de las personas.

6.- La Palabra de Dios es siempre una Palabra exigente. El Señor lo vuelve a decir hoy en el Evangelio: “Dijo Jesús a su discípulos: No todo el que me diga Señor, Señor; entrará al Reino de los Cielos”. Son palabras duras: “No todo el que me diga Señor, Señor”.... No basta repetir, no basta decirlo; no es suficiente. Nuestra fidelidad no la vamos a calibrar por el montón de palabras que podamos decir, pero que no cambian en nuestra vida ni el espacio en el que estamos.

7.- No todo el que me diga Señor, Señor; sino quién cumpla la Voluntad de mi Padre que esta en los cielos. Esa es la medida, esa es la balanza, ¿Estoy cumpliendo la voluntad de mi Padre?, no la voluntad de mi Padre que yo imagino, que yo invento para adecuarme a ella, sino aquella que realmente nos ha traído Jesucristo, la voluntad de su Padre es: Que seamos salvos, que seamos libres, que nos amenos los unos a los otros. La palabra de bendición de Dios, nuestro Padre, la ha traído Jesucristo para todos nosotros y su condición es que la practiquemos.

8.- Y fíjense como el Señor conoce a la gente cuando dice: “En aquel día me van a decir. Señor, Señor, acaso no profetizamos en tu nombre, no expulsamos demonios, no hicimos muchos milagros”... Jamás los conocí va a ser la respuesta. Ven como el Señor no se deja llevar por las cosas externas: Acaso no profetizamos, acaso no dijimos tantas verdades, acaso no predicamos con tanto ardor, o a lo mejor condenamos con fuerza todos los errores que encontramos; lo que se llama el profetismo hoy parece confundirse con el que grita más, ese es el que tiene realmente –así lo dicen ellos- la fuerza del espíritu.

Para el Señor no vale eso, no vale un profetismo barato, no vale un profetismo sólo para condenar. Acaso no expulsamos demonios?, se pueden hacer muchas cosas bonitas, o hacer grandes espectáculos, grandes milagros: “Yo les diré dice el Señor: Jamás los conocí apártense de mí malhechores”.

BUSQUEMOS LA VIDA DE DIOS ENTRE TODOS

9.- El Señor quiere que entendamos que su Palabra tiene que ser vida; y la vida es la que llevamos cada día, no la busquemos en las nubes, no la busquemos solamente en discursos, busquemos esa vida entre todos.

10.- La palabra del Señor es justicia, es hora de dejar de hablar tanto de ello y comenzar a practicarla. La palabra del Señor es respeto, nos preguntamos si nos respetamos, nos preguntamos realmente si somos capaces de no comenzar juzgando a todos para después ir armando respuestas que no son humanas. Esta Palabra, en esta jornada en que todo nuestro país esta pendiente de lo que pueda suceder en Beni y Pando, tiene que llegarnos.

11.- La palabra del Señor nos pide paz; él es Paz, la palabra del Señor nos pide justicia; él es la Justicia. nos pide que respetemos; él es el Amor, que ha venido a respetarnos y a enseñarnos como tenemos que respetarnos,la palabra del Señor es libertad; entonces busquemos los espacios donde se pueda manifestar esa libertad con toda conciencia. Por que no basta decir: “Señor, Señor”.

EDIFICAR NUESTRA VIDA CON LA PALABRA DE DIOS

12.- Y el Señor nos da un ejemplo tan lindo y tan bonito: “Toda persona que escuche mi palabra y la ponga en práctica, será como un hombre prudente; que irá a edificar su casa sobre roca”. Ahí esta la firmeza de nuestra fe, el equilibrio para vivir esa fe, la perseverancia para que esa Fe no sea arrebatada por nadie.

13.- Después dice: Edificar nuestra vida, nuestra casa, nuestra sociedad es también nuestra casa, si la edificamos sobre roca, con un buen cimiento y ese cimiento inamovible es la Palabra de Dios.

14.-Queremos verdad, edifiquemos con Cristo; queremos Amor, con él vamos a construírlo; queremos realmente una sociedad más justa, tenemos que hacerla parecida al Reino de Dios, al Reino del Padre de Jesucristo; que es un reino donde todos gozan, donde todos se sienten felices, donde nadie se cree dueño de una parte o de otra de esta creación que el Señor nos ha dado.

15.-“El que escucha mi palabra y la pone en práctica” nos dice el Señor, hermanos y hermanas en todo nuestro país escuchamos tantas palabras, sería bueno que escuchemos esto y la llevemos a la práctica, la pongamos realmente allí donde hay que colocar todo el proyecto de nuestro Dios que quiere que haya más unidad, pero también más unidad con libertad. En eso el Señor no va a renunciar, porque quiere hijos que vivan como hermanos, que se respeten en la diversidad que tienen y que realmente acepten también los desafíos de seguir aprendiendo cada día, aprendiendo en cada instante como se construye el Reino del Señor.

16.-“Una casa edificado sobre roca”. Puede caer la lluvia, pueden llegar los torrentes, soplar los vientos, pero esa casa no cae. Que bonito ejemplo “una casa edificada sobre roca, aunque haya tempestades, tormenta, inundaciones no cae, se refiere a nuestras vidas, se refiere a nuestro corazón, se refiere a nuestro espíritu; si grabamos en ella y dejamos que el señor grabe su Palabra en nuestro corazón y en nuestro espíritu, entonces sí tendremos la fortaleza de Dios como una roca.

17.- Hemos cantado en el Salmo: “El Señor es mi roca y salvación”, no basta cantarlo, hay que sentirlo, hay que estar seguro que es así, porque si no va a pasar lo contrario: “Porque toda persona que escuche mi palabra y no la ponga en practica, será como un hombre estúpido, que edifico su casa sobre arcilla, llovió, hubo vientos y el desastre fue total, la casa se cayó”.Nuestra casa es nuestro corazón, hermanos y hermanas; nuestra casa más amplia es nuestra sociedad; habrá que edificarla cada día, con iniciativas nuevas, con sueños nuevos, con ilusiones de que siempre podemos avanzar y que no nos vamos a quedar detenidos por las dificultades o por los problemas que puedan suscitarse.

18.-Es esta palabra de vida, que si la escuchamos hoy en Bolivia, en este momentos en que se juega la vida misma de nuestro país, edifiquemos todos sobre roca, no sobre palabras sueltas. Más libertad en Cristo; más hermandad en Cristo, no en los chicotes, no en los palos; más justicia en Cristo, no en las prebendas. Todo esto es exigencia que debemos ir colocando, hoy se nos presenta una ocasión para que miremos el futuro con serenidad y con respeto.

Eso es lo que al menos como Pastor deseo expresar hoy a toda Bolivia, a esa parte que desea manifestar su sentimiento y su convicción, y a esa otra parte que a lo mejor tiene sus temores.

19.-Con la Palabra del Señor en la práctica, vamos a ser un país edificado sobre roca, con firmeza donde todo sea posible para todos y donde todos nos congreguemos siempre con el afán de hacernos mucho más libres, que vivamos una mayor justicia, que sepamos amarnos de verdad, y no por consignas. Que sepamos llevar a la práctica lo que el Señor nos pide hoy en este mensaje de este domingo.

MARIA EJEMPLO DE FE Y FORTALEZA

20.-Así hermanos y hermanas, por un lado escuchamos esa palabra compartida con todos en nuestro país; pero al mismo tiempo volvemos a mirar con gratitud aquella mujer extraordinaria, que proviene de nuestra raza, de nuestro ser humano: “La Virgen”. Ella acepto la palabra y se llenó de vida; ella tuvo la vida en sí misma y la entregó para que nosotros hoy la podamos gozar. Ella nos enseñó que esta palabra, que es roca para nuestra fe y nuestra vida, es también roca para poder soportar los vaivenes, las tempestades, las luchas de nuestra vida. Ella acompañó a su Hijo en la Cruz , y ella también estuvo en el triunfo de la Vida y Resurrección.

21.-Hermanos y hermanas, ojala todavía podamos escuchar esta palabra con atención y podamos pedirle a nuestra Madre para que ayude a todos los hijos e hijas de esta tierra ha aceptar la vida, la vida que quiere vivirse en justicia, que hay que vivirla en fraternidad, que hay que vivirla porque así Dios lo quiere en libertad de espíritu, de mente y de corazón.

Amén.