IV Domingo de Adviento, Ciclo A

San Mateo 1, 18-24: “No temas y recibe a tu esposa, porque lo que de ella va nacer es Jesús, el salvador”

Autor: Sr. Cardenal Julio Terrazas Sandoval, CSsR

Arquidiócesis de Santa Cruz, Bolivia 

 

 

No temas y recibe a tu esposa, porque lo que de ella va nacer es Jesús, el salvador”

El Cardenal inició su mensaje retomando las palabras del Apóstol Pablo en la segunda lectura con su carta a los cristianos de Roma: “a los que están en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos, lleguen la gracia y la paz que proceden de Dios nuestro Padre de Jesucristo el Señor.

Estas palabras de Pablo a la Iglesia de Roma deseo pronunciarlas con todo mi afecto para toda la Iglesia que peregrina en nuestra arquidiócesis de Santa Cruz y en nuestra patria Bolivia.

Amados de Dios, de este Dios que ha venido de la persona de Cristo a romper todas las esclavitudes que puedan atarnos a las cosas de la maldad, a las cosas materiales solamente. Gracia y Paz, Bendición y paz de parte de Dios. Este recuerdo de Navidad no nos haga olvidar que El ha venido a sembrar la paz, que la celebración de Navidad en sus expresiones externas no nos hagan olvidar que el mejor regalo que Dios nos ha hecho a todos es enviarnos a su Hijo, el Hijo viene para todos también para nosotros los adultos. Los mayores, no ha venido solamente en forma de pequeños regalos para los niños, de ahí que no debemos convertir la Navidad en una fiesta solamente para los niños, se lo merecen por supuesto porque son la expresión de la inocencia, de la entrega, de la confianza en Dios y es eso lo que se nos pide a nosotros, recibir también al niño Jesús, a Jesucristo en forma de niño que viene no a regalarnos un camioncito o una muñeca, viene a regalarnos la vida que su Padre le ha encomendado que traiga para todos nosotros. De ahí viene la felicidad! Si tanto repetimos en estos días Felices Fiestas no es para decirnos qué bien que has hecho los regalos, qué bien que te has preocupado de éste o de aquél, las felices fiestas tienen que ser felicidad auténtica que proviene del encuentro con el Señor de la vida, con el Señor de la historia, esa vida nuestra que tenemos que consagrarla totalmente a él, todos los minutos de nuestra existencia; esa vida que tenemos que defender absolutamente en todas partes, en todos los lugares. Ojalá que esta expresión de Pablo pueda llegar al corazón de todos nuestros fieles de nuestra Iglesia: “Amados de Dios, llamados a su servicio, llamados a ser santos; gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y de Jesucristo el Señor”.

Culmina el tiempo de Advinto. ¿Cómo nos hemos preparado?

Este domingo, el último del adviento, ustedes ya lo han escuchado y lo han percibido por el mensaje que se ha leído; se nos muestras de manera privilegiada la persona de nuestra madre la Virgen María y yo creo que Santa Cruz, como Iglesia, puede comprender, captar mejor esto que el mensaje nos dice hoy. Después de haber celebrado la Fiesta de Cotoca, después de haber celebrado la octava de la Fiesta; a pesar de las dificultades o de los problemas que han podido suscitarse, el 12 hemos celebrado a la Virgen de Guadalupe; hoy, la liturgia nos pone de manera especial frente a ella. Quién es la Virgen María? Qué acontece con ella? Porqué la queremos tanto, porque la veneramos en todas partes? Porqué su imagen nos mueve tanto? Es que en ella se cumple esa profecía que nos vino a través de Isaías cuando él ya cansado de la prepotencia de quienes dirigían al pueblo, cansado de tantas traiciones de la misma gente, Isaías dice: La señal definitiva, aquella que tiene que levantarles la cabeza, les va ser dada directamente por Dios: Una virgen dará a luz y ese niño será enviado para estar siempre con nosotros y le pondrán por nombre: EMMANUEL, que significa Dios con nosotros.

Esa profecía dicha siglos antes se cumple en la Virgen María, esa doncella que va dar a luz es ella, por obra del Espíritu Santo, ella será la encargada con su esposo José de darle un nombre al niño que va nacer y su nombre será Emmanuel – Dios con nosotros. Si Dios está con nosotros es gracias al sí de María que con toda disponibilidad supo aceptar el plan de Dios en su propia vida, aceptó ser la madre de aquél que viene a redimirnos, a salvarnos, a entregarnos la vida de Dios para que nuestra vida se alce con dignidad y con todo el respeto que ella merece.

Nuestra madre, la Virgen nos ha traído a nuestro Dios que es el Dios con nosotros, eso lo dice el evangelio, cómo fue la llegada de Jesucristo? Se pregunta el evangelio y primero comienza diciéndonos que hay una virgen que está desposada y que ha sido elegida para ser madre del Hijo de Dios, madre del Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo y nos habla de José su esposo y se da cuenta de que su esposa está esperando y él en lugar de repudiarla públicamente pensaba abandonarla en secreto, pero se atraviesa la providencia de Dios que a través de un sueño le revela a José que no tenga miedo: “no temas y recibe a tu esposa, porque lo que de ella va nacer es Jesús, el salvador, el Mesías, el prometido desde hace tanto tiempo, él va llegar para redimir a su pueblo y él nos va dar la certeza de que a través de su persona Dios está siempre con todos nosotros, es el EMMANUEL. Por eso es que la queremos a la Virgen, porque nos acercó a Dios.

Es el tiempo más peligroso e inseguro?

Pero en este tiempo en el que la prensa, o alguna prensa lo califica del más peligroso del año, quizá por las cosas malas que se ven, quizás porque los análisis a veces nos llevan más a los pesimismos que a levantar la cabeza y llenarnos de la esperanza de un Dios que viene no a meter más miedo, sino que viene a liberarnos de nuestros temores, de nuestras angustias y de nuestros pecados.

El Dios con nosotros, miremos un poquito la navidad que se está preparando. Ojalá que en nuestras comunidades, que tiene también algunas características externas de expresiones de amistad, de expresiones de cariño, no se limiten a las cosas pasajeras. Ojalá nuestras comunidades y todas las personas de fe y de buena voluntad puedan captar mucho mejor la presencia de este Dios que vino justamente para que podamos sembrar las cosas de Dios en medio de las realizaciones o de las búsquedas humanas.

Dios con nosotros! En medio de tantas luces, ¿sentimos que Dios está con nosotros? En medio de tantas cosas y signos vanidosos, ¿podemos percibir la presencia de Dios? En medio de tanta bulla y de cohetes que se lanzan en estos días, ¿percibimos la presencia de Dios entre nosotros? De un Dios que no quiere más que reine el pecado entre nosotros, de un Dios que busca la verdadera libertad que todos anhelamos, de un Dios que siembra el amor y la paz como fundamento para la convivencia, un Dios que viene a recordarnos que somos los amados del Padre y que estamos convocados a ser santos, a irradiar absolutamente toda la fuerza de Dios en medio de nuestras debilidades.

La navidad debe ser el espacio para la fraternidad

La navidad ya tan próxima, tan cercana tiene que darnos todavía la certeza de que prepararnos no es tanto preparar las cosas externas, que vuelvo a repetir, son buenas cuando nacen del corazón, son malas cuando sólo hay vanidad y son perjudiciales y hasta un insulto cuando a nuestros niños solamente le damos algo material y no le damos cariño y no los defendemos del mal y no hacemos realmente que su camino vaya abriendo sendas de paz y justicia en medio de nosotros.

No basta movilizar a nuestros niños estos días, no basta para que eso sea expresión de nuestra verdadera fe. En el evangelio hay algo que es muy bonito: A José se le dice que el niño que va nacer tiene que llevar un nombre y ustedes tienen que ponerle ese nombre: Jesús, el Dios con nosotros, el Emmanuel. Ahí viene la entrega de parte de Dios a José de esa responsabilidad paterna, vas a ser el padre de este niño, por eso lo vas a llamar Jesús y tú el primero tienes que ponerte a disposición de él, por eso le van a llamar Emmanuel, porque eso es lo que espera nuestro pueblo, que Dios camine con nosotros.

La responsabilidad paterna. Las grandes fiestas de navidad, con todo lo que esto significa no puede hacernos olvidar la responsabilidad de los padres para hacer que sus hijos crezcan en la verdad, en la paz y en la justicia, para hacer que sus hijos reciban los valores que la fe nos ha dado, para hablar con claridad que el derecho de los padres no puede ser suplantado por nadie.

La navidad es compromiso, no es un villancico cantado más o menos, es un compromiso claro con el mensaje de ese niño que viene a traernos el plan de nuestro Dios. Que haya coincidencia, que haya búsquedas, que haya espacios en los que podamos experimentar que el Dios en el que creemos no es el Dios que ha sido inventado por los hombres, sino el Dios que desde toda la eternidad se nos manifiesta en la persona del Señor.

Pablo tenía bien claro todo esto. El es el servidor del Señor, el elegido del Señor, él que es llamado por el Señor apóstol para llevar esa palabra de vida a todos los pueblos, a todos los pueblos paganos, revelarles quién es Jesucristo el Señor, él termina su carta diciendo entre esos pueblos que necesitan salvación están ustedes, cristianos de Roma, están ustedes también, o estamos nosotros, cristianos de Bolivia y de Santa Cruz, los que tenemos que aceptar la redención de un Dios que comenzó en la encarnación y que se manifestó en la cruz y en la muerte del Señor y a través de la resurrección.

Si vivimos así la navidad vamos a trastocar esa sensación, vamos a trabajar todos para que termine esa constatación que a lo mejor nos todavía nos la van a atribuir a nosotros, ese mal que aparece en todos los ambientes en estos días, algunos por necesidad, sin duda, otros, porque les gusta hacer el mal, también es verdad, no faltarán aquellos que con sus vanidades están insultando la inocencia y la tranquilidad de los pobres, de los humildes y sencillos, o lo que es peor, aquellos que piensan que la alegría de la navidad se la quema con un cohete, se la quema con un grito, se la quema con la borrachera. La alegría de la navidad es vida, es vida plena, es vida de apertura, es vida para sembrar fraternidad, para sembrar paz y justicia.

Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre acompañe estos últimos días de preparación y acompañe nuestra fiesta para que realmente seamos el pueblo elegido con quien camina el Dios de la vida. Amén!