Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 27, Sábado
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Todos ustedes son hijos de Dios por la fe * El Señor se
acuerda de su alianza eternamente. * Dichosa la mujer que te llevó en su seno
Textos para este día:
Gálatas 3, 22-29:
Hermanos:
La Escritura presenta al mundo entero prisionero del pecado, para que lo prometido
se dé por la fe en Jesucristo a todo el que cree.
Antes de que llegara la fe estábamos prisioneros, custodiados por la ley, esperando
que la fe se revelase.
Así, la ley fue nuestro pedagogo hasta que llegara Cristo y Dios nos justificara por
la fe.
Una vez que la fe ha llegado, ya no estarnos sometidos al pedagogo, porque todos
sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis vestido de Cristo.
Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres,
porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia de
Abrahán y herederos de la promesa.
Salmo 104:
Cantadle al son de instrumentos, / hablad de sus maravillas; / gloriaos de su
nombre santo, / que se alegren los que buscan al Señor. R.
Recurrid al Señor y a su poder, / buscad continuamente su rostro. / Recordad las
maravillas que hizo, / sus prodigios, las sentencias de su boca. R.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; / hijos de Jacob, su elegido! / El Señor es nuestro
Dios, / él gobierna toda la tierra. R.
Lucas 11, 27-28:
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío
levantó la voz, diciendo:
-«Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.»
Pero él repuso:
-«Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. »
Homilía
Temas de las lecturas: Todos ustedes son hijos de Dios por la fe * El Señor se
acuerda de su alianza eternamente. * Dichosa la mujer que te llevó en su seno
1. ¿Para qué la Ley?
1.1 Pablo trata de explicar a los Gálatas que la Ley, la de Moisés, no es una
perfección de la gracia que ya les fue anunciada, sino al contrario: la gracia vino a
perfeccionar, a dar plenitud y remate al camino que la Ley había iniciado. ¿De qué
manera?
1.2 En esto había como dos extremos. De un lado, los de tendencia judaizante,
muy opuestos a Pablo, veían en la Ley el único camino real de la llegada del Reino
de Dios, así como el único criterio firme de su realización. Para estos, había que
predicar la obediencia a la Ley de Moisés con tanto o mayor énfasis que el que se
diera al Evangelio de Jesús.
1.3 En el otro extremo, los de tendencia neopagana propagaban la idea de un
Evangelio sin implicaciones morales de ninguna clase. No es seguro que esta
corriente haya tenido una presencia clara o una influencia visible en los tiempos del
apóstol, pero sí es un hecho que había gente que lo calumniaba de enseñar tal
neopaganismo.
1.4 En realidad la posición de san Pablo es muy clara y vigorosa, pero también llena
de sensatez y equilibrio. La Ley denuncia el pecado pero no lo cura. Muestra su
maldad pero no tiene el poder para arrancarnos de ella. Nos ayuda a dar claridad a
la conciencia pero no a las obras. Enciende la luz, que ya es algo y es valioso e
importante, pero no logra lo decisivo, lo que sólo logra la gracia: movernos con
eficacia hacia el bien.
2. La Verdadera Bienaventuranza de María
2.1 Es muy bello, con austera hermosura, el texto del evangelio de hoy. Nos ayuda
a encontrar el camino de la verdadera felicidad, y para ello, ¿qué mejor ejemplo
que María?
2.2 El breve texto de hoy, en efecto, llama dos veces dichosa a María. La primera
vez, en labios de una mujer entusiasmada por la predicación de Jesús, que felicita a
la Virgen por su relación de carne y de sangre con Jesús. María es la que llevó en el
seno y amamantó a Jesús. La segunda vez, mucho más importante porque sale de
los labios del mismo Señor, llama feliz a María por haber escuchado la Palabra y
haberla puesto en práctica.
2.3 Y es bonito comparar: llevar en el seno se parece a escuchar la Palabra; dar a
luz y amamantar, se parece a poner por obra la Palabra. Recibir en el seno y
escuchar en el corazón: las dos cosas hizo María, pero es más importante la
segunda, porque incluso fue la que hizo posible a la primera. Dar a luz y poner por
obra el mandato del Señor: las dos cosas hizo María, pero de nuevo es más
importante la segunda, porque con ella hacemos presente a Cristo no en un lugar
sino en cada lugar.
Fr. Nelson Medina, O.P.