XXVIII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Padre Julio Gonzalez Carretti
LUNES
Lecturas bíblicas
a.- Gál. 4, 22-24.26-27.31;5,1: No somos hijos de la esclava, sino de la
mujer libre.
b.- Lc. 11,29-32: A esta generación no se le dará más signo que la de
Jonás.
El tema de este evangelio, es la exigencia de señales que pide la muchedumbre a
Jesús. Mas, lo que Él denuncia, es su incredulidad, su desobediencia a la palabra de
Dios, realidad que está presente en Israel, desde el comienzo de la historia de
salvación. Sólo quien escucha la palabra de Dios, de boca de Jesús, está capacitado
para comprender las señales que el Reino de Dios, ha sido inaugurado por ÉL. Lo
primero, es convertirse a Dios, dejarse reformar la vida desde lo interior. Sin
embargo, no quiere que sus signos escandalicen a nadie, por ello, no hizo grandes
signos a los habitantes de Nazaret, porque no creían (cfr. Lc.7, 22; 4, 23ss), por
ello, declara que es una generación perversa, porque no quieren creer, no se les
dará más signo que el de Jonás, es decir, la conversión del corazón (v. 29). Así
como Jonás, fue tragado por el pez y devuelto a la vida, y fue señal para los
ninivitas para que creyeran, así también Jesús, es la gran señal, para esta
generación perversa. Jesús resucitará, y retornará al final de los tiempos para
celebrar el Juicio (cfr. Mt. 24, 30). Cuando aparezca lleno de poder y gloria, todos
reconocerán que le ha sido dado todo poder y gloria, pero ya no será signo para la
conversión, sino signo de condena de toda incredulidad. Anuncio preventivo que
Jesús, realiza en su pasión contra sus enemigos, ante el Sanedrín (cfr. Mt.14, 62);
porque ÉL, es el gran signo, que aparecerá en el cielo y los hombres se golpearán el
pecho (cfr. Mt. 24,30). Es Él, quien puede llevar a los hombres a la fe, porque obra
con el poder de Dios, pero no quieren creer en ÉL. Esta generación malvada está
endurecida contra la sabiduría y la llamada a la conversión. La reina de Saba, los
gentiles y los habitantes de Niníve condenarán a los contemporáneos de Jesús, en
el Juicio final. La reina de Saba, buscó y acogió la sabiduría de Salomón (cfr.
1Re.10, 1), los ninivitas acogieron la predicación de penitencia de Jonás, se
convirtieron a Yahvé (cfr. Jon. 3, 5), pero Israel, se hace reo de culpa, por no
acoger a Jesús, y haber exigido señales portentosas. Lo que el pueblo necesita es
conversión, y acoger la sabiduría y la predicación de Jesús, a imitación de la reina
de Saba y los ninivitas. Las buenas obras salvíficas que Dios realiza por medio de
su Hijo, exigen fe, buena voluntad, acogida gozosa. Rechazarlas es un rechazo de
Jesús y de Dios Padre que lo envió. Las palabras de Jesús, son revelación de sí
mismo: Él es más sabio que Salomón, es más que Jonás, Profeta y predicador de
penitencia; es Maestro de sabiduría y Profeta, con lo que la revelación de Dios,
alcanza su plenitud. La sabiduría que enseña, es la sabiduría de Dios para el
hombre; la voluntad de Dios que revela Jesucristo, es la voluntad de Dios para el
hombre, es la que ahora decide, si se acepta la salvación o la ruina. Unos
resucitarán para la vida eterna, otros para la perdición.
Santa Teresa de Jesús, enseña que la oración produce arrepentimiento de los
pecados de la vida pasada. “El bien que tiene quien se ejercita en oración, hay
muchos santos y buenos que lo han escrito, digo oración mental. ¡Gloria sea a Dios
por ello!; y cuando no fuera esto, aunque soy poco humilde, no tan soberbia que en
esto osara hablar. De lo que yo tengo experiencias puedo decir; y es que, por
males que haga, quien la ha comenzado no la deje; pues es el medio por donde
puede tornarse a remediar, y sin ella será muy más dificultoso. Y no le tiente el
demonio, por la manera que a mí, a dejarla por humildad; crea que no pueden
faltar sus palabras; que en arrepintiéndonos de veras y determinándose a no le
ofender se torna a la amistad que estaba, y hacer las mercedes que antes hacía, y
a las veces mucho más, si el arrepentimiento lo merece” (Vida 8,5).