Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Octubre 15
Memoria de Santa Teresa de Jesús
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El Espíritu intercede por nosotros con gemidos que no
pueden expresarse con palabras * Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo. * El
que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante
Textos para este día:
Romanos 8, 22-27:
Hermanos: Sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores
de parto; y no sólo ella, sino también nosotros, los que poseemos las primicias del
Espíritu, gemimos interiormente, anhelando que se realice plenamente nuestra
condición de hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Porque ya es nuestra la salvación, pero su plenitud es todavía objeto de esperanza.
Esperar lo que ya se posee no es tener esperanza, porque, ¿cómo se puede esperar
lo que ya se posee? En cambio, si esperamos algo que todavía no poseemos,
tenemos que esperarlo con paciencia.
El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo
que nos conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que
no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que conoce profundamente los
corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega conforme a
la voluntad de Dios, por los que le pertenecen.
Salmo 118:
Tus preceptos son admirables, / por eso los guarda mi alma. R.
La explicación de tus palabras ilumina, / da inteligencia a los ignorantes. R.
Abro la boca y respiro, / ansiando tus mandamientos. R.
Vuélvete a mí y ten misericordia, / como es tu norma con los que aman tu nombre.
R.
Asegura mis pasos con tu promesa, / que ninguna maldad me domine. R.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, / enséñame tus leyes. R
Juan 15, 1-8:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid y mi Padre es
el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo
poda para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras que les
he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar
fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no
permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí
y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no
permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen,
lo arrojan al fuego y arde. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en
ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en
que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos».
Homilía
Temas de las lecturas: El Espíritu intercede por nosotros con gemidos que no
pueden expresarse con palabras * Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo. * El
que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante
1. La espiritualidad como forma de vida
1.1 La vocación del Carmelo viene a recordarnos de manera muy visible que la
espiritualidad no es un agregado opcional--una especie de decoración--dentro del
conjunto la vida cristiana.
1.2 En realidad, ser "espirituales" no es una opción sino un deber y un derecho que
brotan como lógica consecuencia de haber sido renacidos "del agua y del Espíritu."
Un bautismo tomado en serio se llama una vida santa. Así de sencillo.
1.3 Esto ya indica que la santidad no es privilegio elitista ni puede ser tampoco una
serie intrincada y compleja de instrucciones. La vida del Espíritu es a la vez sencilla
y profunda, bella sin ser superficial, fecunda sin olvidar la interioridad. Principios
como estos gobernaron la vocación y la enseñanza de Santa Teresa de Jesús.
2. Una vocación tardía
2.1 No muchas personas saben o toman suficientemente en cuenta que la vocación
de Teresa de Jesús es más bien tardía. Y aquí hay que hablar del sentido de la
palabra vocación, o sea, llamado. Si bien Teresa había entrado al convento siendo
relativamente joven, su verdadero "llamado," el que llegó a hacer de ella maestra y
testigo eminente de la vida en Dios, llegó más bien tarde, cuando la monja llevaba
camino recorrido en el convento y frisaba los cuarenta años de edad.
2.2 Esta experiencia de ser llamada "tarde," o mejor: de haber escuchado solo
tardíamente la voz divina, tuvo un impacto muy singular en dos cosas: por un lado,
el lenguaje de absoluta confianza en el Dios que es bueno y sabe esperarnos; por
otro, la centralidad de la humanidad de Cristo, pues fueron las llagas del Señor las
que le hicieron brotar tan copiosas lágrimas.
2.3 Lo tardío de la vocación realmente contemplativa de Teresa también podemos
leerlo como un signo para cada uno de nosotros, especialmente si la mediocridad,
el cinismo o la tibieza nos acechan: recordar siempre que nos "acecha" también el
amor de Dios, y su gracia.
3. Doctora-Maestra de los Caminos de la Gracia
3.1 No debe extrañarnos que la figura de Teresa esté bajo ataque en estos últimos
años, sobre todo en su nativa España, que tanto tendría que agradecerle. Bajo
pretexto de revelar lo "humano" de una mujer incomparable se han dicho toda
clase de tonterías que sólo revelan la incapacidad de la mente mundana para
reconocer que existen otros anhelos en el corazón del hombre, más allá de lo
sensible, lo placentero o lo puramente psicológico.
3.2 Una actitud más sensata sería sencillamente reconocer que nuestros pobres
ojos, fatigados de hurgar los bienes y males a ras de tierra, necesitan el reposo de
un buen retiro espiritual, y necesitan también acostumbrarse a un lenguaje que no
por diferente es irracional o inútil. Muy al contrario, la deliciosa literatura que
Teresa nos ha dejado es el testimonio vívido de cuántos tesoros quizás nos estamos
perdiendo, pero que están ahí para nosotros.
Fr. Nelson Medina, O.P.