XXVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO B
La atadura de las falsas seguridades
La Palabra: “Qué difícil es entrar en el reino a los que ponen su confianza en las
riquezas!” (evangelio).
1. El que se acercó a Jesús tenía buena voluntad y quería seguir una conducta
honrada. Cumplía con todo lo mandado en la ley, pero no estaba satisfecho. Tenía
conciencia de que algo le faltaba. Por eso pregunta con interés a Jesús: ¿qué debo
hacer para entrar en esa nueva comunidad de amor que tú propones a fin de llegar
a ser feliz?
2. Jesús miró al hombre y le dijo: “Solo te falta una cosa, compartir con los pobres
los recursos que tienes”. Entonces el que buscaba el buen camino se puso triste y
se dio media vuelta, porque tenía muchos bienes que como falsa seguridad lo
ataban y endurecían su corazón. Todos sabemos por experiencia que cuesta poco
dar a los demás lo que nos sobra, pero cuando peligran nuestra seguridad y
nuestras comodidades, la cosa cambia. Oímos la invitación del evangelio, pero las
espinas y abrojos no dejan crecer la semilla. Con razón Jesús comenta: “Más fácil le
es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de
Dios”.
3. Los discípulos quedan asombrados y comentan entre sí: “Entonces, quién puede
salvarse?”. Jesús les contestó: “Es imposible para los hombres, mas no para Dios”.
Sugiere que solo cuando nos abrimos a esa presencia de Dios que nos habita,
nuestro corazón de piedra se transforma en corazón generoso hasta dar los
recursos, movilizar todas nuestras facultades y entregar la propia vida para que
todos puedan vivir. Esa es la conducta que brota de ese nuevo nacimiento del
Espíritu que llamamos gracia.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net