La pobreza de verdad es la autentica tristeza y miseria del hombre.
2012-10-18
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-9
En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por
delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo:
«La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la
mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; Yo los envío como
corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se
detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa digan: “Que
la paz reine en esta casa”. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de
ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban
de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa
en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den.
Curen a los enfermos que haya y díganles: “Ya se acerca a ustedes el Reino de
Dios”. Palabra del Seor.
Oración introductoria
Señor Jesús, en esta oración te ofrezco mi corazón, que deseo ardientemente este
centrado sólo en Ti. Necesito que me guíes, que me enseñes cómo debo amarte,
alabarte y servirte, para convertirme en ese testigo fiel de tu amor que responde a
tu mandato y sale a evangelizar, principalmente con su testimonio.
Petición
Señor, concédeme la generosidad para esforzarme por extender tu Reino.
Meditación
La pobreza de verdad es la autentica tristeza y miseria del hombre.
“La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueo de
los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha”. Esta palabra del Evangelio
de la Misa de hoy nos toca particularmente de cerca en este momento. Es la hora
de la misión: el Señor os manda, queridos amigos, a su mies. Debéis cooperar en
ese encargo de que habla el profeta Isaías en la primera lectura: “El me envi a
llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos”. Este es el
trabajo por la mies en el campo de Dios, en el campo de la historia humana: llevar
a los hombres la luz de la verdad, liberarlos de la pobreza de verdad, que es la
verdadera tristeza y la verdadera pobreza del hombre. Llevarles el alegre anuncio
que no es solo palabra, sino acontecimiento: Dios, Él mismo, ha venido entre
nosotros. El nos toma de la mano, nos lleva hacia lo alto, hacia sí mismo, y así el
corazón destrozado es curado. Demos gracias al Señor porque manda trabajadores
a la mies de la historia del mundo. Le damos gracias porque os manda a vosotros,
porque habéis dicho que sí y porque ahora pronunciaréis nuevamente vuestro “sí” a
ser trabajadores del Señor para los hombres» (Benedicto XVI, 7 de febrero de
2011).
Reflexión apostólica
«El mandato misionero de Cristo ha de resonar igualmente fuerte y apremiante en
el corazón de todo cristiano. Puesto que la vocación y misión del cristiano tiene su
origen y su meta en el amor: es una vocación al amor; es una misión de amor»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 41).
Propósito
No perder el entusiasmo y mantenerme firme en la verdad de mi fe, para ser un
auténtico discípulo y misionero de Cristo.
Diálogo con Cristo
Jesús, sólo llevándote en mi corazón podré transmite tu paz, tan necesaria en el
mundo convulsionado por la violencia y la inseguridad. Por intercesión de san
Lucas, concédeme que todos mis pensamientos, palabras y obras siembren la paz,
principalmente en mi propia familia.
«La Iglesia cumplirá el mandato de Jesucristo de llevar su Reino a todos los
confines de la tierra en la medida en que sus hijos, ustedes, hagan suya esta
misión»
(Cristo al centro, n. 1399).