“LA MATERNIDAD ¿DON O PROBLEMA?”
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el vigésimo noveno domingo durante el año
(21 de octubre de 2012)
En este domingo estamos celebrando un día especialmente querido por nuestro pueblo que es el
día de la madre. Queremos tener presente a las madres en su día y unirnos en la oración a los
tantísimos gestos que formarán parte de esta celebración. De alguna manera estamos celebrando
también el valor de la familia, la cual no es posible sin el don de la maternidad, de los hijos y de la
esperanza.
Asistimos lamentablemente a una profunda contradicción en nuestra cultura actual. Por un lado la
gente en general, pero sobre todo nuestro pueblo sencillo tiene una especial devoción a “las
madres” y a “la maternidad”, y a tener hijos, considerándolos como un “don de Dios”, expresado
en los bellísimos sentimientos manifestados siempre, pero especialmente expresados en este día. Y
por otro lado asistimos a una desvalorización de la maternidad y “antinatalismo” promovido por
grupos reducidos y poderosos, que promueven la anticoncepción para solucionar, sobre todo, el
problema de la pobreza, sin recurrir a aquello que es clave para corregir este flagelo que es una
mayor y justa distribución de la riqueza, y el ejercicio de una solidaridad más globalizada. Estos
sectores poderosos, organismos internacionales, muchas veces responden a una especie de
“capitalismo egoísta y salvaje”, manejan grandes megamedios y agreden a las familias,
constituidas como es natural por madres, padres e hijos…, como “tradicionales”, y
“conservadoras”. Asombrosamente se visten con el ropaje absurdo de llamarse o autodenominarse
“progresistas” y “modernos”, cuando en realidad responden contradictoriamente al peor
capitalismo que como dice el poeta y sacerdote, solo “pretenden eliminar a los comensales, antes
que lleguen a la mesa”.
A esta contradicción e hipocresía de nuestra cultura actual se suman las presiones que ejercen
estos sectores poderosos en nuestros congresos y legislaturas, con leyes que apoyan este
antinatalismo, posturas abortistas y desviaciones que dañan la familia del varón, la mujer y los
hijos, de “la maternidad” y de la paternidad”… Lo insólito, o quizá lo normal, es que estas
posturas de raíz capitalista, que promueven la fragmentación y el individualismo, se pongan la
camiseta de “progresismos de izquierda”, cuando en realidad van a total contrapelo de lo que está
en “el corazón de nuestro pueblo”.
Hace algunos días hemos vivido en nuestra ciudad de Posadas una expresión concentrada de
agresividad, violencia, odio e intolerancia de mujeres militantes de diversas organizaciones
sociales y políticas en el encuentro de mujeres que vinieron de distintos lugares del país y de otros
países vecinos. Es evidente que toda propuesta cargada de odio y violencia queda de por si
desacreditada. La ciudadanía toda y los cristianos quedaron perplejos ante este escenario
inédito en Posadas. Pero hay que destacar el repudio de nuestra gente que quiere la paz e
imploran que nunca más traigan a estos grupos de militantes violentas a nuestra ciudad, que
obviamente no consideran a la maternidad como un “Don”, y menos como un “don de Dios”
Pero a pesar de todo, de tantas propuestas violentas e individualistas percibimos que la familia
continúa siendo un valor apreciado por nuestro pueblo. El hogar es un lugar de encuentro de
personas y en las pruebas cotidianas se recrea el sentido de pertenencia. Gracias a los afectos
auténticos de paternidad, filiación, fraternidad y nupcialidad, aprendemos a sostenernos
mutuamente en las dificultades, a comprendernos y perdonarnos, a corregir a los niños y a los
jóvenes; a tener en cuenta, valorar y querer a los abuelos y a las personas con capacidades
diferentes. Cuando hay familia, se expresan verdaderamente el amor y la ternura, se comparten las
alegrías haciendo fiesta y sus miembros se solidarizan ante la angustia del desempleo y ante el
dolor que provoca la enfermedad y la muerte” (40 y 43).
En este domingo queremos saludar a nuestras madres, y rezar por la maternidad, con la certeza
que es un don maravilloso de Dios, y por el valor de la familia, los papás y mamás, para que
puedan asumir su rol, y por los hijos que son un signo de esperanza. Aunque haya grupos de
intereses que ataquen el valor de la familia, este es un gran “valor” que está en el corazón de
nuestra gente.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas