COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires –
ciclo 2012)
21 de octubre de 2012 – 29º domingo durante el año.
Evangelio según San Marcos 10, 35-45 (ciclo B)
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron:
"Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir". El les
respondió: "¿Qué quieren que haga por ustedes?". Ellos le dijeron:
"Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando
estés en tu gloria". Jesús les dijo: "No saben lo que piden. ¿Pueden beber el
cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?". "Podemos", le
respondieron. Entonces Jesús agregó: "Ustedes beberán el cáliz que yo
beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi
derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos
puestos son para quienes han sido destinados". Los otros diez, que habían
oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les
dijo: "Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes,
dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les
hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario,
el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera
ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del
hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate
por una multitud".
LA VERDAD Y EL SERVICIO
Cuando uno no tiene las cosas claras, se confunde y busca paliativos,
sucedáneos, o busca honores y busca cómo acomodarse; comúnmente
diríamos “busca un puestito”. Y en este texto observamos que el Señor es
muy claro, al decir que uno podrá estar más cerca de Jesús y hacer ciertas
cosas pero el lugar, la misión, la tarea, no le pertenecen; si se le da, se le
da, pero no le pertenece.
No hay que perder el tiempo, aunque podrán decir “cómo ¿no hay que
anhelar y tener ilusiones?” Por supuesto que sí, hay que anhelar, tener
ilusiones, tener proyectos, pero nunca desear de más o de menos porque es
evidente que uno se puede equivocar y vivir una vida equivocada.
Uno tiene que fecundar, tiene que servir, tiene que entregarse y hacer el
bien allí donde Dios nos pone. Para un sacerdote ¿en qué parroquia?, ¡en
cualquier parroquia!; para un Obispo ¡en cualquier diócesis!; para un
feligrés ¡en cualquier lugar!; para una religiosa ¡en cualquier casa! Donde
Dios lo ponga, allí uno tiene que fecundar, brillar. ¡No hay que buscarse,
sino hay que darse a los demás!
La verdad es lo que forma ya que si uno vive en verdad, uno se forma,
tiene criterios. Criterios humanos, criterios evangélicos, criterios eclesiales.
Si hay verdad, se forma; pero la verdad no informa sino forma. Esta es
nuestra tarea: formarnos en la verdad. Y cuando hay verdad, uno ya está
formado. ¡Es más fácil! ¡No se pierde tiempo! ¡No desangrarse! ¡No sufrir de
más! ¡No quedarse descontento!
Finalmente, el Hijo del Hombre, que es Jesucristo a quien queremos seguir
e imitar, “ no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate
por una multitud” En la Iglesia y en el mundo, nosotros no nos servimos
sino que estamos para servir a Dios y a los demás; o también servir a Dios
sirviendo en los demás.
Les dejo mi bendición: e n el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén