XXIX Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Introducción a la semana
El camino a Jerusalén origina una nueva escena que clarifica aún más si cabe el
ser o no del Reino que Jesús anuncia a los suyos. Son los hermanos Zebedeo los
que sugieren se les tenga en cuenta a la hora de distribuir al personal en la
nueva situación. Una vez más los discípulos hacen gala de su torpeza y, también
una vez más, Jesús aprovecha el incidente para que sobre el Reino de Dios no se
alimenten más dudas: prevalencia absoluta del servicio. Es el antipoder del
evangelio, la fuerza de los que sirven a sus iguales. Desde esta oferta evangélica
se leen con otra cadencia las dos primeras lecturas de la Mesa de la Palabra de
este domingo 29º: con lo aprendido, con lo servido, mi Siervo justificará a
muchos; y, en la carta a los Hebreos, tenemos un sumo sacerdote capaz de
compasión.
El capítulo 12 (desde el verso decimotercero) y el arranque del 13 del evangelio
de Lucas se nos proclamará a lo largo de esta semana. Temática variada que
versa sobre los bienes materiales (ser rico para Dios), o el poner sólo en Dios la
confianza (busquen su Reino, lo demás vendrá añadido), tres parábolas acerca
de la vigilancia, el reclamo que hace Jesús sobre su misión, así como una
llamada de atención sobre los signos de los tiempos, como cierre del capítulo 12.
El 13, por su parte, introduce un nuevo tema: la conversión, con ocasión de dos
sucesos que impactaron a los judíos de entonces (asesinato de galileos a manos
de Pilato, y los muertos en el derrumbe de la torre de Siloé).
La carta a los Efesios se desgranará a lo largo de la semana. Dios, rico en
misericordia, se nos revela como puro don en Cristo Jesús; de ahí la suma
importancia que tiene el que no renunciemos nunca a ser comunicadores de
gracia, animadores de salvación, mensajeros de esperanza. Sólo desde este
arranque de gracia podemos los bautizados aspirar a todo: en Cristo no nos está
vedado nada que plenifique nuestra condición. Por ello, esta fuerza que nos
viene de Cristo rompe fronteras y hace que todos seamos un solo pueblo, sin
barreras, sin exclusiones: un bautismo, una fe, un solo Señor, nuestras mejores
credenciales.
En el corazón de la semana recordamos al arzobispo de Santiago de Cuba y
fundador de los misioneros claretianos, Antonio Mª Claret, que pone su impronta
pastoral en las dos orillas del mar a lo largo del pasado siglo XIX.
Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de San Jacinto (Sevilla)
Con permiso de dominicos.org