EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Miércoles de la vigésima novena semana del tiempo ordinario
Carta de San Pablo a los Efesios 3,2-12.
Porque seguramente habrán oído hablar de la gracia de Dios, que me ha sido
dispensada en beneficio de ustedes.
Fue por medio de una revelación como se me dio a conocer este misterio, tal como
acabo de exponérselo en pocas palabras.
Al leerlas, se darán cuenta de la comprensión que tengo del misterio de Cristo,
que no fue manifestado a las generaciones pasadas, pero que ahora ha sido
revelado por medio del Espíritu a sus santos apóstoles y profetas.
Este misterio consiste en que también los paganos participan de una misma
herencia, son miembros de un mismo Cuerpo y beneficiarios de la misma promesa
en Cristo Jesús, por medio del Evangelio.
De este Evangelio, yo fui constituido ministro por el don de la gracia que recibí de
Dios, en virtud de la eficacia de su poder.
Yo, el menor de todos los santos, he recibido la gracia de anunciar a los paganos la
insondable riqueza de Cristo,
y poner de manifiesto la dispensación del misterio que estaba oculto desde siempre
en Dios, el creador de todas las cosas,
para que los Principados y las Potestades celestiales conozcan la infinita variedad
de la sabiduría de Dios por medio de la Iglesia.
Este es el designio que Dios concibió desde toda la eternidad en Cristo Jesús,
nuestro Señor,
por quien nos atrevemos a acercarnos a Dios con toda confianza, mediante la fe en
él.
Libro de Isaías 12,2-3.4bcd.5-6.
Este es el Dios de mi salvación:
yo tengo confianza y no temo,
porque el Señor es mi fuerza
y mi protección; él fue mi salvación.
Ustedes sacarán agua con alegría
de las fuentes de la salvación.
Y dirán en aquel día:
Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
anuncien entre los pueblos sus proezas,
proclamen qué sublime es su Nombre
Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso:
¡que sea conocido en toda la tierra!
¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión,
porque es grande en medio de ti el Santo de Israel!
Evangelio según San Lucas 12,39-48.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va llegar el ladrón, no
dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora
menos pensada".
Pedro preguntó entonces: "Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para
todos?".
El Señor le dijo: "¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá
al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno?
¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo!
Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si este servidor piensa: 'Mi señor tardará en llegar', y se dedica a golpear a los
servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse,
su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la
misma suerte que los infieles.
El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y
no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo.
Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos
severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió
mucho, se le reclamará mucho más.
Comentario del Evangelio por :
Beato Guerrico de Igny (v. 1080-1157), abad cisterciense
Sermón 3º para Adviento, 1; SC 166
“Vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, de forma que ese día os
sorprenda como un ladrón” (1Tes 5,4)
"Israel, prepárate al encuentro del Señor, que viene"(cf Am 4,12). Y vosotros
también, hermanos míos, "estad preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la
hora que menos penséis".Nada más seguro que su llegada, pero también nada más
incierto que el momento de esta llegada. En efecto, nos incumbe tan poco conocer
los tiempos o los momentos que el Padre, en su omnipotencia, ha fijado, que hasta
los mismos ángeles que lo rodean, desconocen el día y la hora (Hch. 1,7; Mt
24,36). Es cierto que nuestro último día llegará; pero cuándo, dónde y cómo, nos
es muy incierto; solo sabemos lo que les dijo a nuestros antepasados, que "ante los
ancianos está en el umbral, mientras que ante los jóvenes se mantiene al acecho"
(Bernardo)...
No haría falta que este día nos cogiera de improviso, sin preparar, como un
ladrón durante la noche... Que el temor, estando alerta, nos mantenga siempre
preparados, hasta que la seguridad suceda al temor, y no el temor a la
seguridad."Estaré vigilante, dice el Sabio, con el fin de guardarme de toda
culpa"(Sal. 17,24), no pudiendo evitar la muerte. Sabe, en efecto, que "el justo,
aunque muera prematuramente, encontrará el descanso" (Sb 4,7); mucho más,
triunfarán de la muerte, aquellos que no fueron esclavos del pecado durante su
vida. Qué bello es, hermanos míos, qué felicidad, no sólo estar fuera de peligro
ante la muerte, sino además triunfar con gloria, fuerte testimonio de su conciencia.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”