Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 29, Viernes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Un solo cuerpo, un solo Señor, una sola fe, un solo
bautismo * Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor * Si saben interpretar
el aspecto que tienen el cielo y la tierra, ¿por qué no interpretan entonces los
signos del tiempo presente?
Textos para este día:
Efesios 4, 1-6:
Hermanos:
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que
habéis sido convocados.
Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con
amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo
cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que
habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo,
que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
Salmo 23:
Del Señor es la tierra y cuanto la llena, / el orbe y todos sus habitantes: / él la
fundó sobre los mares, / él la afianzó sobre los ríos. R.
¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro? /
El hombre de manos inocentes / y puro corazón, / que no confía en los ídolos. R.
Ese recibirá la bendición del Señor, / le hará justicia el Dios de salvación. / Este es
el grupo que busca al Señor, / que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.
Lucas 12, 54-59:
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente:
-«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón
tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno", y lo
hace.
Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis
interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se
debe hacer?
Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un
acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el
juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel.
Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo. »
Homilía
Temas de las lecturas: Un solo cuerpo, un solo Señor, una sola fe, un solo
bautismo * Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor * Si saben interpretar
el aspecto que tienen el cielo y la tierra, ¿por qué no interpretan entonces los
signos del tiempo presente?
1. El Camino Hacia la Unidad
1.1 La primera lectura, de la Carta a los Efesios, nos recuerda que, si bien es cierto
que Cristo ya derribó el muro de división entre judíos y gentiles, nuevos muros
están siempre pronto s a levantarse y por ello la unidad es siempre don y siempre
tarea.
1.2 De modo hermoso el documento conciliar Unitatis Redintegratio hace un
balance esperanzador del camino hacia la unidad visible de los cristianos. Hoy es
oportuno recordar algunas de aquellas palabras, tomadas de su n. 1: "El Señor de
los tiempos, que prosigue sabia y pacientemente el plan de su gracia para con
nosotros pecadores, últimamente ha comenzado a infundir con mayor abundancia
en los cristianos separados entre sí el arrepentimiento y el deseo de la unión.
Muchísimos hombres, en todo el mundo, han sido movidos por esta gracia y
también entre nuestros hermanos separados ha surgido un movimiento cada día
más amplio, con ayuda de la gracia del Espíritu Santo, para restaurar la unidad de
los cristianos. Participan en este movimiento de unidad, llamado ecuménico, los que
invocan al Dios Trino y confiesan a Jesús como Señor y Salvador; y no sólo
individualmente, sino también reunidos en grupos, en los que han oído el Evangelio
y a los que consideran como su Iglesia y de Dios. No obstante, casi todos, aunque
de manera diferente, aspiran a una Iglesia de Dios única y visible, que sea
verdaderamente universal y enviada a todo el mundo, a fin de que el mundo se
convierta al Evangelio y así se salve para gloria de Dios."
1.3 En tono semejante nos enseñan también las palabras del Papa Juan Pablo II
cuando destaca la importancia de mantener abiertas las puertas del diálogo: "En el
ámbito del movimiento ecuménico, el diálogo teológico es el modo apropiado de
afrontar juntos las cuestiones por las cuales los cristianos han estado divididos, y
de construir juntos la unidad a la que Cristo llama a sus discípulos (cf. Jn 17, 21).
En este diálogo aclaramos nuestras posiciones respectivas y examinamos las
razones de nuestras diferencias. Así, nuestro diálogo se convierte en un examen de
conciencia, una llamada a la conversión, en la que ambos interlocutores examinan
en presencia de Dios su responsabilidad con el fin de hacer todo lo posible para
superar los conflictos del pasado. El Espíritu nos infunde el deseo de confesar juntos
que hay "un solo cuerpo y un solo Espíritu, (...) un solo Señor, una sola fe, un solo
bautismo. Un solo Dios, Padre de todos, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y
lo invade todo" (Ef 4, 4-6). Sentimos esto como un deber, como algo que debe
hacerse para que "el mundo crea" (Jn 17, 21). Por esta razón, el compromiso de la
Iglesia católica en favor del diálogo ecuménico es irrevocable" (Alocución a la
Comisión Mixta Internacional de Diálogo entre la Iglesia Católica y la Alianza
Mundial de Iglesias Reformadas, Lunes 18 de septiembre de 2000).
1.4 Ya en tono de profeta había escrito en el n. 102 de su Encíclica sobre el
Ecumenismo, Ut Unum Sint: "La fuerza del Espíritu de Dios hace crecer y edifica la
Iglesia a través de los siglos. Dirigiendo la mirada al nuevo milenio, la Iglesia pide
al Espíritu la gracia de reforzar su propia unidad y de hacerla crecer hacia la plena
comunión con los demás cristianos. ¿Cómo alcanzarlo? En primer lugar con la
oración. La oración debería siempre asumir aquella inquietud que es anhelo de
unidad, y por tanto una de las formas necesarias del amor que tenemos por Cristo
y por el Padre, rico en misericordia. La oración debe tener prioridad en este camino
que emprendemos con los demás cristianos hacia el nuevo milenio. […] ¿Cómo
alcanzarlo? Con la esperanza en el Espíritu, que sabe alejar de nosotros los
espectros del pasado y los recuerdos dolorosos de la separación; El nos concede
lucidez, fuerza y valor para dar los pasos necesarios, de modo que nuestro empeño
sea cada vez más auténtico. Si nos preguntáramos si todo esto es posible la
respuesta seria siempre: sí. La misma respuesta escuchada por María de Nazareth,
porque para Dios nada hay imposible."
2. Los Signos de los Tiempos
2.1 Las palabras acres del Señor en el evangelio de hoy nos apremian a descubrir
los "signos de los tiempos". Es una exhortación que nos envía a leer la vida, es
decir, a no limitarnos a "escribir" cada día una página de ese libro que es vivir:
antes de escribir, ¿por qué no leer un poco?
2.2 Kant dijo que el mundo, básicamente gracias a la Ilustración, había llegado a su
mayoría de edad. Parece que Jesucristo se le adelantó unos siglos. La pregunta de
Jesús en el texto de hoy nos llama a madurez, a edad adulta: "¿Por qué, pues, no
juzgan por ustedes mismos lo que les conviene hacer ahora?".
2.3 Hay en esto una apelación a la propia conciencia, pero no sólo a ella. Bernard
Lonergan, eminente teólogo de la segunda mitad del siglo XX, hablaba de los cuatro
preceptos trascendentales, y creo que cabe citarlos aquí, como un modo de
disponernos a leer la vida. En ellos se trata básicamente de la decisión de hacerse
más atento, más inteligente, más razonable, más responsable. Es decir: despertar
y enriquecer nuestra atención, inteligencia, razón y responsabilidad.
Fr. Nelson Medina, O.P.