Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 29, Sábado
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Cristo es la cabeza que hace crecer todo el cuerpo *
Vamos alegres a la casa del Señor. * Si no se arrepienten, perecerán, de manera
semejante
Textos para este día:
Efesios 4, 7.11-16:
Hermanos:
A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo.
Por eso dice la Escritura:
«Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres.»
El «subió» supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el
mismo que subió por encima de todos los cielos para llenar el universo.
Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a
otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de
su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos
a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la
medida de Cristo en su plenitud. Para que ya no seamos niños sacudidos por las
olas y llevados al retortero por todo viento de doctrina, en la trampa de los
hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el
amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual
todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que
lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento del
cuerpo, para construcción de si mismo en el amor.
Salmo 121:
¡Qué alegría cuando me dijeron: / "Vamos a la casa del Señor"! / Ya están pisando
nuestros pies / tus umbrales, Jerusalén. R.
Jerusalén está fundada / como ciudad bien compacta. / Allá suben las tribus, / las
tribus del Señor. R.
Según la costumbre de Israel, / a celebrar el nombre del Señor; / en ella están los
tribunales de justicia, / en el palacio de David. R
Lucas 13, 1-9:
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya
sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó:
_«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque
acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y
aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran
más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os
convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola:
-«Uno tenla una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo
encontró.
Dijo entonces al viñador:
"Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro.
Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?
Pero el viñador contestó:
"Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si
da fruto. Si no, la cortas." »
Homilía
Temas de las lecturas:
1. Cristo, Cabeza
1.1 Todo viene de Cristo y toda va hacia Cristo. Esto vale para el cosmos pero
especialmente vale para el misterio que es la Iglesia. Todo cuanto tiene la Iglesia
de realmente valioso no es otra cosa sino Cristo mismo presente entre los suyos: es
don que viene de él. A su vez, todo lo que hace la Iglesia tiene un destino último en
las manos de Cristo Sacerdote, que ha de ofrecerlas con la ofrenda de su propio
Cuerpo y Sangre a la gloria de Dios Padre.
1.2 Es relativamente sencillo y natural reconocer que la gracia o el perdón nos
vienen de Cristo. San Pablo, sin embargo, da un paso más: no son sólo los bienes
"invisibles" los que vienen de Cristo sino también los "visibles," tan visibles como
son los apóstoles, los profetas o los evangelistas. Los ministerios vienen de Cristo,
que es el gran ministro del altar del cielo. Y esto conlleva muchas cosas; sobre
todo, la mirada teologal hacia aquellos que son un don de él para el mundo, a pesar
de las limitaciones que como seres humanos tienen.
1.3 A este respecto Santa Catalina de Siena tiene mucho que enseñarnos. Ella
descubre bajo la acción del Espíritu Santo que toda mirada a los ministros de Cristo
debe estar bajo la conciencia de que son los dispensadores de la Sangre del
Cordero. En esto radica la dignidad, el alimento, la alegría y la fortaleza de los
ministros del Señor. No va distante el respeto que se les debe y la responsabilidad
que tienen. No están distantes la grandeza de esa vocación y la humildad con que
hay que acogerla. No se hallan distantes la misericordia del que elige con la
seriedad del que llama.
2. Ante las tragedias
2.1 Pasemos al evangelio. Según vemos, ya en tiempo de Jesús existía el "deporte"
de dar pésimas noticias con la turbia esperanza de impactar al oyente. No se
imaginaban, sin embargo, los que hoy quisieron hacerlo con Cristo, qué clase de
respuesta les iba a dar él.
2.2 Y es que en efecto, hay algo de morboso y mucho de estéril en ese ejercicio de
hacer alabanzas al poder del mal. Hay gente que disfruta contando lo espantoso, lo
cruel, lo doloroso, y tal vez no son del todo conscientes de que están alabando al
poder de las tinieblas. "Mira que han torturado a unos pobres niños y les han hecho
esto y lo otro, y luego...". En esas noticias, ya sean de boca o por televisión, ya
estén en los diarios o en páginas de Internet, hay siempre la malsana tendencia a
revolcarle las entrañas al oyente o lector, con la consecuencia lateral de cantar
lisonjas al mal y al Malo.
2.3 Cristo frena de un tope esa enfermedad. En primer lugar porque no se deja
"impactar" ni se escandaliza. A él no lo extraña el mal, porque conoce bien que
donde no reina la luz hay oscuridad. Eso no es ninguna sorpresa. En segundo,
lugar, su comentario, "¿piensan que aquellos eran más pecadores?", separa un
hecho trágico, que puede llegarle a cualquiera, de sus antecedentes y
consecuentes. Como quien dice, no juzguemos por un hecho el pasado ni el futuro.
Y en tercer lugar, muestra en dónde está el verdadero peligro: no en los
accidentes, de los que no tenemos culpa, sino en el desenlace de nuestras vidas, en
donde ciertamente sí que tenemos plena responsabilidad.
Fr. Nelson Medina, O.P.