“nimo,levántateÉltellama”
Mc 10, 46-52
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Lectio Divina
SEÑOR, QUE VEAMOS, COMO EL CIEGO DE JERICÓ.
Para ver y reconocer a Cristo, necesitamos que Él nos ilumine. Cristo es «el autor de
nuestra fe» (Heb 12,2). El conocimiento de Jesús por la fe obra la salvación completa del
hombre, le muestra la Verdad única que ha de seguir, le libera de la ceguera interior y
exterior, y si así Él lo quiere, le otorga como complemento la misma vista física. La
omnipotencia divina está siempre dispuesta a favorecer a quien se deja conducir por la
fe verdadera, suscitada por el Espíritu. La fe auténtica, que proviene de lo alto, produce
un genuino testimonio y no permite que sean desviados los que creen en la verdad de
Cristo crucificado y resucitado.
San Cirilo de Alejandría comenta: «Cuando admitimos la fe, no por eso excluimos la
razón; por el contrario, procuramos con ella adquirir algún conocimiento, aunque
oscuro, de los misterios; pero con justo motivo preferimos la fe a la razón, porque la fe
es la que precede, y la razón no hace más que seguirla, según este lugar de la Escritura:
“sinocreéis,noconoceréis”.laverdad,sinosentáislosfundamentosdelafe,
excluyendo toda duda, jamás podréis levantar el edificio fundado sobre el conocimiento
de Jesucristo, y por consiguiente, no podréis llegar a ser hombres espirituales»
(Comentario al Evangelio de San Juan 20,2).
ORACION
Señor Jesús, pon tus manos en mis ojos, para que comience a ver no las cosas que se
ven, sino las que no se ven.
Ábreme los ojos, para que no se fijen tanto en el presente cuanto en el futuro.
Haz limpia la mirada del corazón que contempla a Dios en espíritu.
(ORIGENES, Plegarias de los primeros cristianos, 55).