EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Evangelio según San Mateo 5,1-12a .
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se
acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los
Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les
pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en
toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en
el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
Comentario del Evangelio por:
Santa Teresita del Niño Jesús (1873-1897), carmelita descalza, doctora de
la Iglesia
Últimas conversaciones, 15/07/1897
La comunión de los santos
Sor María de la Eucaristía quería encender las velas para una
procesión.No tenía cerillas, pero al ver la lamparilla que arde ante las
reliquias, se acercó; pero, ¡ay!, la encontró medio apagada, no quedaba
más que un débil destello en la mecha carbonizada. Sin embargo, consiguió
encender su vela, y, gracias a su vela, se fueron encendiendo todas las de
la comunidad. Fue aquella lamparita medio apagada la que produjo
aquellas hermosas llamas que, a su vez, hubieran podido producir infinidad
de otras e incluso incendiar el universo. Sin embargo, la causa primera de
ese incendio se debería siempre a aquella lamparita. ¿Podrán entonces las
hermosas llamas, sabiendo esto, gloriarse de haber provocado semejante
incendio, cuando ellas mismas sólo se encendieron gracias a aquella
centellita?...
Lo mismo ocurre con la comunión de los santos. Muchas veces, sin
que nosotros lo sepamos, las gracias y las luces que recibimos las debemos
a un alma escondida, porque Dios quiere que los santos se comuniquen la
gracia unos a otros por medio de la oración, para que en el cielo se amen
con un gran amor, con un amor todavía mucho mayor que el amor de la
familia, hasta el de la familia más ideal de la tierra. ¡Cuántas veces he
pensado si no podría yo deber todas las gracias que he recibido a las
oraciones de un alma que haya pedido por mí a Dios y a la que no conoceré
más que en el cielo!
Sí, una centellita muy pequeña puede hacer brotar grandes lumbreras
en toda la Iglesia, como doctores y mártires, que estarán muy por encima
de ella en el cielo; ¿pero quién podría afirmar que la gloria de aquellos no
se convertirá en la suya propia?
En el cielo no habrá miradas de indiferencia, porque todos los elegidos
reconocerán que se deben mutuamente las gracias que les han merecido la
corona.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”