XXXI Domingo del Tiempo Ordinario B
Dt 6.2-6; Hb 7,23-28; Mc 12, 28b-34
«¿Cuál es el mandamiento más importante?” Jesús contestó: “El más importante es
éste: Escucha Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor. Amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus
fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro
mandamiento más importante que éstos”. El maestro de la ley le dijo: “Muy bien,
Maestro. Tienes razón al afirmar que Dios es único y que no hay otro fuera de él; y
que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas,
y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y
sacrificios”. Jesús, viendo que había hablado con sensatez, le dijo: “No estás lejos
del reino de Dios”. Y nadie se atrevía ya a seguir preguntándole»
Las lecturas nos ponen frente a la verdad del primer mandamiento al cual nos invita
el Padre, a amar a Dios y al prójimo como a uno mismo. Este es el centro de la fe
para todo creyente. Al respecto el Papa Benedicto XVI nos dice: "La novedad de
Jesús consiste, esencialmente, en el hecho que Él mismo 'plenifica' los
mandamientos con el amor de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo que habita en
Él. Y nosotros, a través de la fe en Cristo, podemos abrirnos a la acción del Espíritu
Santo, que nos hace capaces de vivir el amor divino. () cada precepto se hace
verdadero como exigencia de amor, y todos se resumen en un único mandamiento:
ama a Dios con todo el corazn y ama al prjimo como a ti mismo (Benedicto
XVI, Ángelus, 18 de agosto de 2012).
La primera lectura, el mandamiento del amor, expresa toda su perfección. Este
mandamiento se ha introducido con la afirmacin: El Seor nuestro Dios es
solamente uno. No hay más dioses, nuestro Dios es el único Dios. El
politeísmo divide el corazón del hombre y su culto; el único Dios exige la totalidad
indivisa del corazón humano con todas sus fuerzas. Entre el amor que Dios exige y
el corazón humano no hay ningún dualismo: como si el corazón estuviera dentro y
el mandamiento viniera de fuera o de arriba, sino que, por el contrario, el
mandamiento debe quedar escrito en el corazón del hombre: «Las palabras que hoy
te digo quedarán en tu memoria»; con otras palabras: el amor a Dios pide desde
dentro todo el corazón y todas sus fuerzas. El Papa Benedicto XVI: Quien acoge
al Señor en su propia vida y lo ama con todo su corazón es capaz de un nuevo
comienzo. Logra cumplir la voluntad de Dios: realizar una nueva forma de vida
animada por el amor y destinada a la eternidad (Benedicto XVI, Ángelus, 20 de
febrero de 2011)
La segunda lectura subraya de la manera más clara, el carácter existencial del
sacerdocio de Jesús, que ya no necesita ofrecer sacrificios de animales; en el
templo sino que se ofrece a sí mismo como víctima sin mancha en una auto
inmolación necesaria para nuestra verdadera redención. su sacrificio es siempre y
en todo momento algo actual «porque vive siempre para interceder en nuestro
favor».
Dios es el único que puede escudriñar lo profundo del corazón del hombre,
entonces sí solamente la palabra de Dios puede penetrar y escudriñar el corazón
del hombre. Cristo cuando rechaza al maligno en la primera tentación del pan, nos
está haciendo presente que la palabra que sale de la boca de Dios es Él mismo, y
sólo Cristo, que es la Palabra de Dios, puede saciar el corazón del hombre, porque
Cristo mismo es el que escudriñando el corazón del hombre, sólo El, colma el
anhelo de todo hombre con el cual desea llenar su corazón; por eso la frase de San
Agustín expresa este anhelo del hombre, cuando dice: “...nos has hecho para ti y
nuestro corazn está inquieto mientras no descansa en ti...”. Se entiende que
tantos hombres se dejen llevar por los impulsos de su corazón, porque van
buscando el anhelo de la plena felicidad, y por eso el autor sagrado cuando dice en
el Deuteronomio: “... amarás al Seor tu Dios con todo tu corazn...”, nos está
diciendo que si el hombre se abre al amor de Dios, solo el amor de Dios puede
colmar este deseo de amor del hombre.
Entonces el hombre sin Dios es un hombre que busca saciar su ser, pero el hombre
que ha encontrado a Dios sabe que es y existe en Dios, y su vida tiene sentido, y la
enfermedad, las limitaciones tienen sentido en Dios; no tiene que buscar
sucedáneos o esperar el reconocimiento, el aplauso o las limosnas de las personas
para sentir que es persona, como Satanás pretendía así engañarlo a Cristo porque
era carpintero, pero el diablo al mismo Dios que Es, quería hacerlo sentir que no
era; y esta es la trampa del demonio que cada día engaña al hombre, porque el
hombre: “es en Dios hombre”; pero Satanás hace creer a tantos hombres que no
son y tienen que buscar ser, cuando el hombre es en cuanto vive en común unión
con Dios.
El Beato Papa Juan Pablo II nos dice al respecto: La conversin íntima que el
cristianismo propone es una auténtica experiencia de Dios () Pero la experiencia
viva del Padre y del Hijo se realiza en el amor, es decir, en último término, en el
Espíritu Santo, puesto que «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado (Rm 5, 5) (Juan Pablo II,
Audiencia general. 6 de octubre de 1999).
Podemos decir que la vida cristiana consiste en amar a Dios con todo el corazón,
con toda el alma y con todas las fuerzas, y dicho en palabras sencillas, es vivir en la
gracia del Espíritu Santo en la voluntad de Dios, porque la voluntad de Dios nos
lleva a la santidad, y la santidad se expresa en el amor a Dios sobre todas las cosas
y al prójimo como a sí mismo. Este es el camino de la puerta estrecha en el
evangelio de Mateo; como la de Dt 30, 15 cuando dice: pongo ante ti vida o
muerte, bendicin o maldicin
Pbro. Oscar Balcázar Balcázar